Sebastián se levantó ese día con una extraña sensación en el cuerpo. El recuerdo del sueño tenido aquella madrugada era aún más extraño. Se veía nadando con dificultad en un estrecho río pantanoso, braceando desesperadamente hacia la orilla. Trataba de aferrarse a las raíces de un árbol, pero cuando creía tenerlas al alcance de sus manos, las raíces se alejaban como en un espejismo.
Miró el viejo reloj que reposaba en la mesita de noche y vio que faltaban cinco minutos para las seis. Ya no podría dormir, como era su costumbre, hasta las siete de la mañana. Con el temor de verse nuevamente en el sueño, nadando sobre una superficie gelatinosa, decidió levantarse de la cama. Y aunque tenía la impresión de haberse despertado con el cuerpo impregnado de fango, no se dedico al acostumbrado aseo personal. La inquietud aumentada a medida que caminaba por el cuarto y se restregaba los ojos, como si quisiera deshacerse de una molesta cortina de lagañas. Algo desconocido le estaba sucediendo. En días normales, Sebastián se bañaba y, mientras lo hacía, recordaba canciones viejas. A medida que las recordaba empezaba a tararear las, hasta que conseguía que la melodía lo llevara a la exactitud de las palabras. Entonces cantaba con la voz infantil más hermosa de bahía. Cantaba, primero en voz baja, como si susurrara. Poco a poco , cuando creía que no haría el ridículo, levantaba el tono. Todo ser vivo que lo escuchara -pensaba- interrumpía en aquellos momentos sus quehaceres para dedicarse a escuchar al niño que cantaba canciones que solo los viejos recordaban.
Aquella mañana. Sin embargo, no le vino a la memoria ninguna canción ni el retazo de melodía alguna. Tal era su inquietud, que ni siquiera deseó escaparse para tomar un baño debajo de una chorrera o bajo la tibieza de los aguazeros. El estruendo de la lluvia sobre los techos de cinc le parecía otra clase de música, muy distinta a la que creía oír cuando el mar se embravecia y el se dormía con la impresión de estar acompañado por la fuerza indomable de las marejadas
ESTÁS LEYENDO
La Ballena Varada
Teen FictionAutor: Oscar Collazos Sebastian, un niño de ocho años, presencia una mañana el espectáculo insólito de una ballena encallada en las playas de Bahía Solano. Se propone, entonces, contra la voluntad de quienes desean sacrificar al legendario animal...