CAPÍTULO XVII

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Ayer un poco antes de la hora de comer Tobías se fue a su casa. Hoy por la noche vuelven mis padres, tengo muchas ganas de enseñarles la fotografía del tablón con mi 10 bien destacado.
Estoy todavía tumbada en la cama, las finas sábanas parecen ser muy pesadas y me cuesta levantarme, estoy tan a gusto... Cuando estoy a punto de volverme a dormir escucho el timbre, no me levanto ya que seguro que es alguien intentando vender tonterías que no me sirven. El timbre suena dos veces más, que molesto, bajo la escalera y me acerco a la entrada. Al abrir la puerta veo unos ojos muy profundos, es Tobías.

-Buenos días, dormilona-dice mirándome de arriba a abajo. Me doy cuenta de como voy vestida, no llevo mi pijama de normal ya que este lo puse a lavar ayer en la tarde. Llevo puesto un pantalón corto muy pegado, una camiseta de tirantes un poco escotada y mi pelo está más voluminoso de lo normal y parece más afro. Me doy cuenta de el motivo en el que fija tanto los ojos en mi y en un acto reflejó le cierro la puerta en la cara precipitadamente.

Que vergüenza. Cojo mi chaqueta de donde la suelo colgar en la entrada y me la pongo intentando cubrir la mayor parte de piel posible.

-Oh, vamos Val, que estás muy guapa-dice desde el otro lado de la puerta.-déjame entrar que muero de hambre.

-Bu...buenos días.-digo abriendo la puerta. Él al verme deja soltar una pequeña carcajada y me da dos besos, luego se aleja de mi en dirección a la cocina.

-¿Que hay hoy para desayunar, señorita Luna?

-Hay manguerazos para los mirones.-digo dedicándole miradas de odio por haberme sacado de la cama y haberme observado tan detenidamente.

-No es culpa mía, pequeñaja. Has sido tu la que ha tentado a mis ojos.-Dice mientras me vuelve a clavar la mirada.-bueno, ¿y el desayuno?

-No me queda nada de crepes. ¿Preparo batido?

-Depende.

-De fresa.

-Acepto.-dice relamiéndose los labios.-¿y no te gustaría trabajar como mi cocinera personal?

-No te pases de listo, que la manguera está aquí cerca.-Preparo un batido de fresa y lo sirvo en dos vasos, lo que sobra lo meto en una taza grande y lo guardo en la nevera por si el glotón este quiere repetir. En eso suenan unos pitidos de móvil.

-¿No vas a ver quien te está hablando?

-Eh...sí.-enciendo el móvil y veo que quien me ha enviado un mensaje es Cristóbal.

Cristóbal:
Hola

Salgo den chat y vuelvo a apagar el móvil, la verdad es que no me apetece hablar con él, pero el móvil vuelve a sonar.

Cristóbal:
Creo que te dejaste una libreta en clase. ¿Hoy puedes quedar?

Valeria:
¿No me la puedes dar mañana en clase?

Cristóbal:
Se me olvidara llevarla.

Valeria:
Como quieras.

Cristóbal:
Te espero a las cinco en el parque.

Valeria:
Vale, hasta luego.

-Que rico batido-dice dándole un surbo.-¿Quién era?

-Cristóbal.-Al oír ese nombre saliendo de mi boca, la expresión de su cara cambia.

-¿Que quería?-dice un poco más serio, la actitud divertida de hace un momento se ha esfumado.

-Devolverme una libreta, iré esta tarde al parque a por ella.-después de decir esto nos quedamos en silencio.

Ya hemos terminado los batidos, me acerco al fregadero con los dos vasos y los dejo.

-Voy un momento a mi habitación, no he tenido tiempo de vestirme.-le doy la espalda a Tobías pero, antes de empezar a andar noto como me coje de la muñeca y me da la vuelta haciendo que me quede muy cerca suyo, luego me rodea con sus brazos haciéndome apoyar mi cabeza en su pecho.

-Me caes muy bien, Val-me susurra en el oído mientras me sigue abrazando.

-Tu también me caes muy bien.-logro decir al separar un poco la cabeza de su pecho.

-Cristóbal es mi mejor amigo, pero no sabe lo que hace. No creo que te haga daño intencionadamente, pero ahora tu también eres mi amiga y no puedo permitir que te has daño.-¿por qué me está diciendo eso ahora?-yo ya me tengo que ir, mañana me volveré a pasar por aquí a molestarte otra vez, de que te encanta. Cuídate pequeña.-me da un beso en la frente y suelta sus brazos, se acerca a la entrada y yo lo observo, antes de abrir la puerta se gira y se queda mirándome con una gran sonrisa, desvía unos segundos la mirada a mi escote y cuando reacciono y me subo un poco más la cremallera de la chaqueta se da la vuelta hacia la puerta y sale.

A los dos minutos me llega un mensaje suyo.

Tobías:
No te olvides de tapar su precioso escote pequeñaja. 😉

SENTIMIENTOS CONFUSOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora