Capítulo 7

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Me desperté poco a poco. La noche anterior me había tomado las pastillas para dormir y había dormido de una tirada y con menos pesadillas de las que esperaba. Me quedé en la cama arropada por los brazos de Shawn hasta que éste despertó.


Después de compartir unas cuantas palabras, decidimos bajar a desayunar. Shawn había hecho tortitas. Mientras comíamos, la puerta principal se abrió.


- ¡Hola! ¿Dónde estáis?


- Cocina.- respondió Shawn.


Mahogany entró por la puerta con su encantadora sonrisa de siempre. Me abrazó y se sentó a mi lado.


- ¿Qué tal lo habéis pasado?- preguntó. Shawn le tendió un plato con tortitas.


- Bien. Fuimos a la ciudad.


- ¿En serio? ¿Qué te pareció?- me preguntó.


- Bien, supongo. Siempre me ha gustado más la ciudad que el pueblo.


Seguimos conversando hasta que tuve que ir al baño y los dejé allí solos. Fui al baño de la planta de abajo porque, obviamente no iba a subir. Cuando salí y me dirigí de nuevo a la gran cocina, me paré para escucharlos.


- ¡Me aseguré de que no nos seguían!- se quejó Shawn.


- No te puedes arriesgar, Shawn.


- Maho, no ha pasado nada...


- Lo sé... Pero es muy peligroso.


- No te preocupes...


- ¿Qué pasa?- dije entrando.


- Nada. ¿Qué quieres hacer?- preguntó Mahogany evadiendo el tema. Me encogí de hombros.


Al final nos quedamos en el comedor viendo un par de películas demasiado románticas. Iba a vomitar de lo cursi que eran.


No pude de dejar de pensar en la conversación que mantuvieron Shawn y Mahogany. Tenía miedo. No quería volver a aquél lugar. Por nada del mundo. Lo había pasado mal. Muy mal. Me disculpé para ir al baño porque me iba a poner a llorar en cualquier momento. Me encerré en el baño y comencé a sollozar. Yo no tendría que haber pasado por esto. Yo no sabía absolutamente nada. Ni de una llave ni nada importante de mis padres. Cuando me calmé salí. Me asusté al ver allí una figura.


- Perdona, no quería asustarte.- se disculpó Taylor.


- Tranquilo.


- No estás bien.- afirmó.


- No lo estoy.- volví a llorar y le abracé.


- Tranquila... vas a estarlo.- me intentó consolar, sin ningún éxito.


Permanecimos allí de pie abrazados un tiempo. Cuando nos separamos, volvimos al comedor donde, aparte de estar Laura, también estaba el detective Wilkinson. Se levantó y se acercó a mí.


- ¿Todo bien?- me encogí de hombros.


Me senté hecha bolita. No quería escuchar a nadie, ni hablar con nadie, ni hacer nada con nadie. Solo quería llorar y dormir.


Por lo visto no lo entendían porque no pararon de hablarme hasta que frustrada me fui arriba, donde me quedé dormida.


Me desperté sobresaltada. Cinco pares de ojos me observaban, y mi primer impulso fue juntarme más a la esquina. Me estaba agobiando. Muchísimo.


- Tranquila...


- Respira...


Yo no podía. No podía más. Me estaba dando un ataque de pánico y no podía hacer más. Notaba la vista nublada, como las voces se escuchaban en un fondo muy lejano, el sudor frío caer por mi frente y el nudo en la garganta con la opresión en el pecho. Me costaba respirar.

Secuestrada. |Shawn Mendes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora