Capítulo 9

957 59 7
                                    

Y es que después de la tormenta siempre viene la calma. Y ese es mi caso. He pasado por mucho durante 3 meses. He dado mi vida por finalizada muchísimas veces. Y aquí estoy. Luchando contra mis traumas interiores para poder ser realmente feliz.

5 años habían pasado. ¿Quién me lo habría dicho? La policía hizo muchísimo por mí. Maho también, pero sin duda, Shawn había dado casi la vida por mí. Lo echaba de menos. Hacía cuatro años que había vuelto a mi hogar, con mis padres, mi familia y mis amigos. Ann se había mudado y estaba más cerca de mí, todo y que nos veíamos una vez al mes. Mejor eso que nada, ¿no? Amelia y yo habíamos vuelto a ser un pack. Ella lo había pasado mal. Y aquí estábamos las dos juntas de nuevo. Todos los policías que tomaron parte de mi caso estaban esparcidos por el mundo, por lo que era muy difícil contactar con ellos. De vez en cuando hablaba con Maho y Laura, quien seguía con Taylor, pero de los demás no sabía nada. Echaba muchísimo de menos a Shawn. Muchísimo. Me dolió muchísimo separarme de él. Y a él también le dolió. Pero no podía ser. Él era un policía de prestigio y yo era... yo. Cada dos semanas tenía que ir al psicólogo, y poco a poco iba mejorando.

Me encontraba arreglándome delante del espejo. 19 años ya. Increíble. No había crecido, había adelgazado un poquito haciéndome adorable y lo mejor de todo, había empezado a quererme a mi misma.

Me puse unos pantalones negros rotos por la rodilla, una blusa con los hombros al descubierto gris y unos zapatos de plataforma negros. Me puse la cazadora de cuero y lista. Me había aplicado pintalabios rojo junto con la línea de ojos y rímel. Tenía el pelo planchado y ya me llegaba por la parte baja de la espalda. Sonreí ante el espejo.

Amelia me había metido en un follón ya que había conocido a un chico y este iba a ir con un amigo, por lo que me tocaba a mí ir con el chaval ese. Suspiré. Seguía sin gustarme la gente. Recibí un mensaje de Amelia diciéndome que ya estaba lista para ir a por ella y me pasó la dirección del sitio. Con las llaves en la mano, bajé y me dirigí al garaje.

Visualicé a mi Kawasaki 1400GTR a lo lejos y me dirigí a ella. Saqué el casco y me lo puse.

Conducir la moto realmente era lo mejor. Podía ir a mi gusto siempre. Fui a casa de Amelia y la esperé abajo apoyada en la moto. Cuando salió la vi con un vestido negro y unos taconazos. Estaba guapísima, como siempre.

- Ni se te ocurra rallarme la moto con esos zapatos.

- Tú también estás guapísima.- dijo riendo.

- Lo digo enserio. Vas preciosa de todas formas.- le sonreí.

Le tendí el casco de repuesto y nos montamos en la moto.

Cuando llegamos aparqué la moto en un lugar seguro y bajé de ella después de Amelia. Empezó a arreglarse el pelo mientras entrábamos al local. Era un sitio pequeñito ambientado en los 80 donde actuaría alguien de fondo.

- Conduces como una salvaje.- dijo una vez sentadas.

- Claro que no.- le contesté indignada.

- ¡Oh vamos! Si mi ex conducía más tranquilo que tú.

- Te encanta ir de paquete conmigo.

- No te lo niego.- me reí.

- Pues entonces cállate.

- Amelia.- dijo un chico sentándose en frente de nosotras. Iba con otro chaval.

El chaval era uno de los más guapos que había visto. Por el ángel. Era blanco de piel, alto, pelo negro, ojos negros también y pequitas por la cara. Iba en manga corta, dejando ver un tatuaje en el antebrazo.

Secuestrada. |Shawn Mendes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora