Capítulo 4

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Noté como me daban golpecitos en el hombro, por lo que abrí los ojos. Me había quedado dormida, aunque, como cada día desde que mi pesadilla empezó, había tenido un sueño horrible.
-Hemos llegado.- me dijo el agente... algo.
-¿Cómo te llamabas?- pregunté confundida.
-¿Te olvidas del nombre de quién te ha salvado la vida?- dijo gracioso. No me reí.- Me llamo Shawn. Shawn Mendes.- dijo suspirando.
-¿Dónde hemos llegado?
-A mi casa.
-¿Y a la tuya por qué?
-Porque de momento no vas a poder volver a la tuya. Es demasiado peligroso.
-¿Qué hay de mis padres?
-Cada uno está en un país diferente. No podemos arriesgarnos a que vuelva a pasar algo.- me limité a asentir.
Se levantó del asiento y me tendió la mano.
-¿Sigues mareada?- me levanté y me volví a sentar.- Supongo que sí. Ven, te llevo.
-Espera. Déjame unos segundos, se me ha nublado muchísimo la vista.
Cuando me volvió la vista me levanté y le cogí la mano a Shawn. Me cogió como cuando estábamos saliendo de aquél lugar y se dirigió a casa. Cuando entró, se dirigió al comedor y me dejó en el sofá.
-¿Qué quieres para comer?- me encogí de hombros.- ¿Necesitas algo?
-Una ducha. Y mis gafas. No veo nada.
-Buscaré tus gafas. Tienes todas tus cosas aquí. ¿Me dejas ver tu espalda?- le miré confundida.- Tengo que ver como son las heridas.- asentí.
-Gírate, por favor.
Una vez se giró me quité la ropa superior y me quedé de espaldas a él. Le avisé para que se diera la vuelta.
-Dios mío...- exclamó en un susurro. -Voy a llamar a un médico para que te haga una revisión completa y hacer un informe sobre todo esto.- asentí.- Cuando estés lista, nos contarás todo, ¿vale?- volví a asentir.
Me senté mientras Shawn hacía llamadas a no sé quién. Era muy joven. Y alto. Y bueno, era guapísimo también. Se acercó a mí con el teléfono en mano. Me lo tendió.
-¿Hola?
-¡Estás bien!- dijeron mi padre y mi madre llorando, cada uno por una línea diferente.
-¡Mamá, papá!
-Estás bien, dios mío...
-Os echo de menos.- dije llorando.
-Pronto estaremos juntos, ¿vale?
-Vale.- dije con la voz rota.
- Te queremos muchísimo.
- Os quiero muchísimo, también.
Y colgaron. Shawn se acercó.
-¿Quieres hablar con tus amigas?
-Todavía no.
-Va a ser muy difícil la vuelta, pero voy a estar en todo momento, ¿vale?- asentí.
Shawn se fue a la cocina y minutos después picaron al timbre. Fue a abrir y entró una chica pelirroja.
-¡Hola!- dijo sonriendo. Se acercó mucho y yo me separé asustada.- Tranquila, no voy a hacerte daño. Soy Mahogany Lox. Tú debes de ser Mel.- asentí.- ¿Quieres qué te ponga guapa?
-Esto... yo...
-Quiero decir, eres preciosa, ¿te gustaría que te arreglara un poco? ¿O prefieres pasar?
-Como tú quieras...
-¡Genial! ¡Shawn me la llevo arriba!
-¡Vale! ¡No hagas nada raro, que te conozco!- Mahogany se rio.
Me cogió de la mano y yo me tambaleé. Seguía muy débil.
-Creo que primero deberías comer.- dijo soltando una risilla.
Me condujo a la cocina e hizo que me sentara.
-¿Qué estás cocinando?- preguntó Lox a Shawn.
-Filete con patatas. ¿Algún problema?
-Que va. ¿Puedes ir más rápido? Tiene que comer y quiero hacer algo entretenido con ella.
-Mahogany, es una chica, no una muñeca.
-Hola. Estoy delante.- salté.
-¿Tú quieres hacer algo entretenido o prefieres aburrirte con este muermo de aquí?
-Entretenido.- contesté.
-¿Ves? ¡Espabila!
Mahogany era una chica con demasiada energía. Cuando Shawn puso los platos me comí el mío enseguida.
-¿Estabas hambrienta eh?- asentí.
-Gracias. - dije tímidamente.
-No las des.
Picaron al timbre de nuevo y fue Shawn a abrir. Cuando lo hizo, una chica se le tiró encima y le comió la boca. Iba a vomitar.
-Ugh.- se quejó Mahogany.
-¿No te cae bien?
-Ni a mi ni a nadie. ¡Shawn! Me voy arriba.
-¡Espera!- dijo entrando.- Camila, ésta es Mel.
-¿La secuestrada?
-¿Puedes tener un poco más de tacto?- le dijo enfadado.
-¡Pero si es la verdad!- se quejó.
-Nosotras nos vamos arriba.- anunció Mahogany.
Me cogió de la mano y subimos las escaleras. Entramos a un cuarto y vi todas mis pertinencias. Oh dios mío. Mi móvil. Lo cogí. Tenía batería. Jesús cuanto lo había echado de menos. Me lo metí en el bolsillo. Mahogany se sentó en la cama y me senté con ella.
-No sabía que tenía novia.
-No están juntos. Tienen una extraña relación. ¿Te gusta?
-¿Quién?
-Shawn.- dijo riendo.
-Supongo que es guapo.
-Lo es. A todas les gusta.
-¿A ti también?
-A todas menos a mí. Tengo novio.- sonreí.
-¿Cuánto tiempo lleváis?
-Un año.
-Eso es mucho.- dije sorprendida.
-Lo es.- dijo riendo.
Mahogany rebuscó entre mis cosas hasta sacar el vestido negro que llevé la última mañana. Mientras ella preparaba las cosas decidí irme a duchar.
Una ducha en condiciones, por fin. Cuando acabé, me enrollé y por primera vez en 3 meses, me miré al espejo. Estaba mal. Muy mal. Tenía la cara como si no hubiera comido en mucho tiempo (tal y como había sido), tenía el cuerpo deformado, quiero decir, había bajado de peso muy rápidamente y había adelgazado en algunas partes y en otra no. Tenía la mirada triste. Sin darme cuenta, me había puesto a llorar. Me sequé rápidamente las lágrimas y me intenté calmar. Cuando lo hice, salí, donde estaba Mahogany con el móvil.
-¡Ya estás! ¿No te importa que vaya a verte desnuda?
-Mahogany, allí dentro me han hecho de todo, con o sin ropa. Y sólo habían chicos. Créeme cuando te digo que me da igual que me vea una chica que me ha caído bien.
-Tú también me has caído bien. Voy a estar para lo que sea, ¿vale? Me voy a quedar una temporada aquí, para que por lo menos tengas a alguien con quien hablar de cosas de chicas.
-Muchas gracias.- dije entre lágrimas.
-¡Ei! ¡Ven aquí, anda!
Se acercó y me abrazó. No me podía creer que estuviera fuera. Con gente que no me iba a hacer daño. Lloré más fuerte. Mahogany no se separó de mi en todo momento. Cuando me calmé, nos separamos.
-Lo siento, no tenía planeado ponerme a llorar.
-No te preocupes, llorar es bueno, te desahogas.- le sonreí tímidamente.
Mahogany se dedicó a arreglarme como solía hacerlo yo. Me puso el vestido, las medias y las botas militares. Me hizo la línea de los ojos gruesa, rímel y pintalabios negro también. Me planchó el pelo y me hizo dos moñitos, uno en cada lado de la cabeza, con solo un mechón de pelo para que el resto me quedara suelto. Me miré al espejo. No parecía la misma que hacía unas horas.
-¿Quieres qué demos una vuelta?
-¿Puedo?
-Supongo que si. Mientras no vayas sola no va a pasar nada. Venga, bajemos.
Me cogió de la mano y la seguí escaleras abajo. Shawn estaba solo en el comedor viendo Harry Potter.
-Amo Harry Potter.- solté de repente.
-Yo también. Es lo mejor. - dijo sin girarse.
-¿Podemos salir a dar una vuelta?- preguntó Maho.
-Si voy con vosotras si.- dijo girándose. Se me quedó mirando. Demasiado tiempo. Noté como la sangre me llegaba a las mejillas.
-Por favor, deja de mirarla así.
-Cállate. ¿Dónde quieres llevarla?
-A cualquier lugar. Quiero que vea la luz, que respire aire.- él asintió.
-Vale. Por cierto, encontré tus gafas.
Las cogió de la mesa y me las tendió. Cuando me las puse sentí una alegría. ¿Cuánto tiempo hacía que no veía tan bien de lejos?
-¿Y la guarra?- preguntó Mahogany.
-¡Maho! No le llames así.
-Lo que sea. ¿Dónde está?
-Se molestó y se fue.
-¿Se molestó por qué...?
-Porque no os quiere a las dos aquí.
-Que persona más maja.- dijo Mahogany irónica.
-Cállate.- le contestó Shawn rodando los ojos.
Salimos de casa y comenzamos a caminar. Hacía tiempo que no respiraba aire limpio.
-¿Dónde estamos?- pregunté mientras miraba todo el paisaje. Hacía muchísimo frío.
-En Canadá.- respondió Maho.
-Que no está lejos ni nada. - comenté sarcástica.
Estuvimos un tiempo en un pequeño parque.
-Venga, volvamos, tengo que ir a por los chicos al aeropuerto.- anunció Shawn.
-Déjame quedarme aquí.
-Ni de coña. Guillermo tiene gente por todos lados, donde voy yo, vas tú. O te quedas en casa.
Asentí. Volvimos a casa y me quedé con Mahogany mientras Shawn iba al aeropuerto.
-¿Cuántos años tienes?- le pregunté a Mahogany mientras estábamos en el comedor.
-21. ¿Tú 15, no?- asentí.
-¿Cuántos tiene Shawn?
-17.
-Explícame cómo puede ser poli a los 17.
-Se metió a los 16. Siempre le ha gustado. Aunque su don es la música.
-¿La música?
-Sí. Canta muy bien, toca el piano y la guitarra. Cuando vuelva le digo que toque algo, te quedarás alucinada.
-¡Chicas!- dijo entrando por la puerta.

Detrás de él apareció mucha gente, de la cual pude conocer a Taylor.
-¡Taylor!- dije levantándome para abrazarle.
-¿Cómo estás?- preguntó preocupado.
-Bueno.
-¿La espalda qué?
-Horrible.- contestó Shawn.- Mañana le harán revisión médica.
-Genial.
-Te presentaré a todo el mundo.- me dijo Shawn.
-Cameron, Aaron, Nash, Hayes, Matt, Jack Gilinsky y Jack Johnson, Carter y Jacob. Y estás son Madison, novia de Jack G., Bea novia de Jacob y Laura novia de Taylor. Chicos, ésta es Mel.

Todos eran muy amables. Y lo odiaba. Sabía que eran así porque sentían pena por mí. Y no quería que la sintieran. Por mucho había pasado para que ésta gente tuviera que tener compasión por mí.

Taylor, Laura, Aaron y Cameron se quedaron con nosotros mientras los demás se fueron. Me contaron que Shawn fue el jefe de todo y el más interesado en sacarme de ahí. Le sonreí. Iba siendo la hora de dormir y estaba bastante cansada pero, no quería estar sola. Bostecé un par de veces.
-¿Estás cansada?-me preguntó Cam. Asentí.
-¿Te enseño tu cuarto?- me preguntó Shawn.
-Si...
-¿Qué pasa?
-No quiero estar sola.
-Yo me quedo con ella.- se ofreció Laura.
-No, me quedo yo. Vosotros deberíais iros también.- me miró y me ofreció una mano.- Vamos.
Le cogí la mano y me llevó hasta el cuarto donde había estado con Mahogany.
-No hace falta que te quedes...
-Claro que la hace. ¿Cuánto tiempo hace que no duermes bien? Si puedo hacer cualquier cosa para conseguir que estés cómoda, voy a hacerlo.- no pude evitarlo y me puse a llorar.
Hacía tanto que nadie se preocupaba por mí... Tanto que no me cuidaban... Que no sentían lástima por mi, aunque no me gustase... Shawn me abrazó y me calmó.
-Siento que lo único que hago es llorar.
-Me asustaría si no lo hicieras.- dijo soltando una risilla. Sonreí.
-Gracias. Por todo.
-Es mi trabajo, no me las des.
-Bueno... voy a cambiarme.- asintió.
-¿No te molesta que sea yo quién duerma contigo, no? Porque si no le digo a Maho o Laura...
-No te preocupes, no me molesta.
Cogí un pijama y me metí en el baño. Me lo puse y me miré al espejo. Ese era mi pijama favorito. Era color celeste y la parte de delante era una ovejita de color blanca. Simplemente adorable. Salí y vi a Shawn en bóxers negros sentado en la cama.
-¿Vas a dormir así?
-Claro. No me gustan los pijamas. Por lo que veo a ti si.
-Oh por favor. Es adorable.
-Sigues siendo una niña y has pasado por tanto...- dijo tirándose de los pelos.
-Pero ya estoy aquí, a salvo. Se me pasará el trauma.
-Lo sé... Siento haber tardado tanto en sacarte de allí.
-No te preocupes. Me has sacado, es lo importante.
-Lo sé pero...
-Déjalo ya. Por favor.
-Perdona.- dijo arrepentido.
Me metí en la cama y Shawn se metió a mi lado. Una cama de verdad y no un sofá asqueroso. Suspiré. Shawn me rodeó con un brazo, dándome a entender que no iba a dejar que me pasase nada.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Dispara.
-¿Tú y Camila?
-No somos novios. Pero tengo 17 y ella 18. Nos gusta tener... ya sabes.
-Vale, no sigas.
-Siento mucho como te llamó antes, a veces es bastante insoportable.
-Por no decir siempre.- solté. Se rio.
-Tienes que conocerla. Anda, descansa, lo necesitas.
-Buenas noches, Shawn.
-Buenas noches, Mel, si necesitas cualquier cosa voy a estar aquí.
Y, después de eso, me quedé dormida enseguida, entre sus brazos.
Y, por primera vez en meses, descansé de verdad.

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¡Hey! ¡POR FIN SHAWN! ¡POR FIN! Me encanta escribir con él siendo un personaje. ¿Qué pensáis de Camila? ¿Os va gustando la historia? Quedaos con Shawn pero que sepáis que dentro de unos capítulos viene lo bueno, y no sólo con Mendes uiui
Gracias por leerme, os aprecio mucho, muchísimo♡

Secuestrada. |Shawn Mendes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora