Día 7.

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Pasaron las horas, para ellos fueron días. Las noches oscuras se convertían en juegos del escondite.
Ella sacaba a pasear al perro y él la asechaba, la seguía y ella corría. Pero esto puede parecer una historia de terror para alguien con un poco de cordura y normalidad en su vida, pero para ellos era divertido. Sentir esa adrenalina en la sangre, que tu pecho se sienta aprisionado por la falta de oxígeno y que tu mente de vueltas pues sabes que podrías morir, pero aún así, te gusta.
Ella estaba en clase de Historia leyendo. Él se acercó y no pudo evitar lanzar una risita traviesa.

-Tu y tus historias, pequeña cervatillo, si sigues así podrías caer una de estas noches.

-Déjame...

-Calla, esto te ayudará, es algo de Edgar Alan Poe, te encantará.

Ella soltó su libro y observo el que Él le había entregado.
Era un libro de pasta gruesa color gris con letras en negro.

-Gracias, lo leeré.

Los dos se vieron a los ojos, sonrieron y no pudieron evitar sonrojarse.
Él se volteó y se despidió con un gesto hacia ella.

"Me gustas", dijo él en su mente mientras metía sus manos en los bolsillos de su sudadera y acariciaba el filo de su navaja.

"Me gustas", sonó en ella esa voz en su cabeza mientras se colocaba los audífonos y susurraba:

This is not a declaration of love, This is a death wish.

Odio Y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora