Odio Y Amor

Día 9.

Los dos llevan tiempo sin verse desde que hablaron el día del cumpleaños de él.
Pasaron horas para que él llegará y notará que no volvería a verla ese día, una vez más.

- Se mató.- Pensaba muy asustado. Esto era raro, él no es miedoso, él siempre ha estado con sus amigos populares y siempre era algo falso, ya sabes, no era él mismo. Pero con ella Él era Él, sin miedos y desde que la conoció abandono todo aquel disfraz que siempre se colocaba cuando estaba en la escuela, pero ahora lo había quemado.
La buscó por toda la escuela y La encontró en un lugar raro para ella, no en la biblioteca o en la clase de Historia. La encontró en el gimnasio.

-Pensé que te habías matado cervatillo, quisiera mi regalo ahora. Desapareces sin dar rastro, te llevas mi libro y sin más no me vuelves a hablar ¿crees que me gusta jugar así?

Ella lo miro en silencio sin darse cuenta del dolor que se producían, ella se había cortado esa misma tarde, sin saber porque, terminó haciéndolo.
Él no tardó en darse cuenta, así que la tomo y la llevo a los baños de chicas sin importarle que ellas estuvieran ahí.
La lavó y secó. Ella no puso resistencia, lo cual fue raro, permitió que él la tocará y curara sin necesidad de un material quirúrgico especial.
Ella lloraba y él se enojada cada vez más, ese momento fue raro.
Ella no hizo más que pedir disculpas y abrazarlo. Él se negaba pero no podía.
Ambos se deseaban. La locura los mataba. Querían estar juntos y en ese momento los llantos y la sangre se volvieron su momento. 

Solos en los baños de mujeres, se abrazaron hasta calmarse y sin más no pudieron terminar ese momento tan confuso con más que mirarse y preguntarse si él la quería, si ella lo quería. El porque de su separación temporal, el porque del olvido, el porque de su tristeza y enojo, el porque de sus miedos, de sus gustos y filias, el porque de esa actitud del uno con el otro, era lo único en lo que pensaban mientras su labios se tocaron y rosaron para saborear ese sabor amargo de tristeza y lágrimas.