Me apena cuando tengo que dejar morir a un personaje, por accidente o en una solitaria habitación de hospital, que en el fondo es lo mismo, o que el amor dure siempre tan poco. A veces, cuando me siento culpable, rescato a algunos personajes, les doy una vida más pequeña en otro cuento, les escribo algún poema sin que nadie lo sepa. Creo que Dios hizo algo parecido conmigo.