Desperté en un cuarto lúgubre y con olor a desagüe, no entendía muy bien que pasaba, estaba lleno de cajas y había un grupo de personas reunidas al rededor de un hombre bajo y canoso, tenía un cigarro entre los labios y estaba dando una especie de discurso, la mayoría de las personas que estaban allí eran hombres y tenían más o menos mí misma edad, no encontré a Ignacio por ninguna parte y decidí quedarme en el lugar donde estaba.
-Veo que todos han aceptado, eso me alegra mucho, dijo la voz de un hombre mientras mordía el cigarro y soltaba una carcajada maniática. Mi nombre es Oscar, hizo una pausa para tirar el cigarro al suelo y luego hizo una señal para que sus hombres comenzarán a repartir paquetes de todo tipo de droga.
Busque por todos lados una salida, pero mis únicas opciones eran las grandes ventanas que habían casi tocando al techo, mierda.
-¿Cuánto debemos pedir por gramo? Preguntó una joven, tenía un tatuaje de dragón que le rodeaba el cuello y estaba vestida como motociclista, había poca luz y no lograba ver completamente su cara.
-Eso no es asunto mío, ustedes deben traerme el total estipulado en un comienzo, dijo Oscar con frialdad, si venden 2 gramos y consiguen el dinero y luego se quedan con el resto de la droga a mí me da igual, solo quiero el dinero y si no lo traen, sonrío para sus adentros y luego continuó, si no lo traen me temo que tendré que matarlos, pero en tu casa cariño, se me ocurren muchas cosas antes de matarte, ella lo miró con cara de asco, pero Oscar se limitó a reír y aplaudió con la manos para que todos se marcharan.
Por suerte no se había dado cuenta de mi presencia, eso aliviaba de alguna extraña manera, el problema estaba en salir.
Se apagaron todas las luces y espere a que Oscar y sus hombres salieran del lugar, un chico salió casi pisándole los talones a aquel mafioso pervertido y desquiciado, grave error. Los hombres de Oscar se demoraron menos de 5 segundos en dispararle, aguante un sollozo de desesperación, he intente calmarme a mi misma, tendría que esperar a que se fueran todos del lugar para poder salir.
Según mi pésimo cálculo había pasado al menos una hora cuando logre ponerme de pie, me acerqué lentamente al pestillo de la puerta procurando no hacer ruido y una mano me tapo la boca y me detuvo.
Era un chico un poco más alto que yo, me hizo con las manos una seña para que me callara y no saliera por allí, no se que pensé cuando decidí seguirlo.
Se agachó al lado de unas mesas y desapareció en la oscuridad, seguí sus pasos y me di en la cabeza con la mesa, solté una maldición, pero él me hizo callar y tomo mi mano para indicarme que debía hacer.
Estábamos en una especie de ductos de ventilación subterráneos, habíamos gateado unos 25 minutos, ninguno de los dos hablo, tenía miedo, no sabía a dónde mierda me estaban llevando y decidí confiar en un maldito extraño.
-Mi nombre es Max por cierto, dijo para rompe el silencio.
-¿Puedo confiar realmente en ti Max?, dije con tono amenazante.
-Deberías al menos decirme tu nombre, dijo mientras avanzaba por los ductos, que grosera eres, me contestó riendo.
-¿Puedo confiar en ti?, repetí intentado intimidarlo, cuando en realidad todo mi cuerpo temblaba de miedo.
-¿Por algo te he sacado de allí...no?
-Me llamo Amy, ¿Cómo terminaste aquí ?
-Conocí a un tal Ignacio, me ha intentado meter en esto durante años, pero nunca me ha llamado la atención siempre logra encontrarme y yo siempre logró escaparme de él.
-Esperanzador... Dije para mis adentros.
-Bueno Princesa, dijo con voz burlona, hemos llegado a la salida de la Torre.
-¿Te habían dicho que eres mal Humorista?, le conteste mientras sacaba mis piernas del conducto de ventilación.
-¿Te habían dicho lo gruñona que eres? Contestó riendo.
Me puse de pie y estaba en el patio principal de mi Colegio, ¿como mierda habíamos logrado llegar allí? , levante la vista y vi a Max a los ojos, eran de color celestes...así como el cielo, y tenía el pelo negro, ondulado y lo llevaba despeinado para todas partes.
Me miraba como si en mi todo le causara risa, me limité a agradecerle por sacarme de aquel lugar y me despedí.
-Espera Amy, grito el tal Max, ve con cuidado... si llegaste una vez ahí podrías volver fácilmente y no siempre podrás pasar desapercibida, dijo con seriedad, si quieres intercambiamos números para ir a salvarte el culo la próxima vez, río para sus adentros.
-Prefiero no meterme en líos, gracias por todo Max, pero puedo salvarme el culo sola, imbecil balbuce, mientras me iba.
-Escuche eso princesa, no le cuentes a nadie esto, podría irte peor y mejor límpiate que estas llena de barro,y queda mal, grito.
Me mira completa y al darme cuenta de que estaba mintiendo el río y se fue. Era un imbecil, le levante el dedo de en medio de la mano y entre a la fiesta a buscar a mis amigas, no podía creer que esto aún durará.
Mire mi reloj, las 3am , nuestra tía nos iba a matar, busque a Natalia pero ya se había ido.
Busque entre la multitud a mis amigas, pero tampoco estaban, Bruno estaba bailando con una de las de último año, me acerqué rápido, lo tome del brazo y me lo llevé.
-Llévame a casa, le rogué.
-Depende...¿Qué me das a cambio?
-Bruno, no hagas bromas estupidas, mi tía va matarme.
-Esta bien, vamos, pero solo por qué no te he contado lo de aquella chica.
-Eres un asco, no te sabes ni su nombre, apuesto lo que sea a que ya te has acostado con ella, dije riendo e intento olvidar lo que había pasado hace un rato.
Bruno se limitó a mover la cabeza y reír.
Me dejo al costado de mi casa y trepe por el árbol que estaba pegado a mi ventana para no llamar la atención, cuando por fin logre entrar a mi pieza, Bruno se despidió haciendo el gesto con su mano, y yo hice lo mismo. Me puse la pijama y me metí a mi cama, estaba tan exhausta que me dormí luego de unos minutos.
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Hasta que tu misma te consumas
ActionNadie está ajeno a todo el mundo de las drogas y Amy lo descubrirá de la peor manera posible. Por no saber que hacer ante un pequeño inconveniente con un mafioso tendrá que decidir entre salvar a todo lo que la rodea o salvarse así misma y probablem...