Nico

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Tome un taxi y llegue en menos de cinco minutos al colegio, estaba a tiempo aún había gente allí.
Entre por la parte de atrás y corrí por el estacionamiento hacia las canchas de atletismo que estaban al lado del gimnasio.
Seguí a un grupo de personas al gimnasio pero no había nada sospechoso, entonces sonó mi teléfono, era Ignacio.
-Busca en el taller de artes, ahí encontraras lo que buscas.
Corrí lo más rápido que pude, choque a una o dos personas en el camino, el taller de artes estaba abajo de las sala de noveno grado.
Abrí la puerta, el lugar estaba oscuro, me acerqué lentamente al interrumpir y encendí las luces ,ahí estaba Oscar. Estaba sentado en una de las sillas del taller y llevaba puesta una camisa de piñas, unos pantalones negros y sus brazos estaban llenos de relojes de otro. Lo miré y el a mi, estaba casi riéndose, como si el verme allí fuera algo que le divirtiera.
Tome aire, me armé de valor y dije:
-¿Donde está Nico?
-Haces las preguntas equivocadas, aún así creo que perdonare tu vida Amy.
-Deja ir a Nico, dije.
-Traigan a Nico, gritó Oscar, y enseguida unos hombres altos y robustos lo tiraron al piso.
Lo observé pero no parecía estar para nada asustado.
-¿Que se supone que significa esto?, chille.
-Oh vamos Amy, dijo una quinta persona ¿Es obvio no?, haz caído, te lo he dicho nadie puede conmigo, el idiota de Max ha salido con vida de muchas por qué yo quise que fuera así.
Dulce e ingenua Amy, la voz se fue acercando cada vez hasta que me di cuenta de que era Ignacio quien me hablaba entre las sombras.
-¿Que quieren de mí?, dije con voz temblorosa.
-Que nos hagas un simple favor..., Oscar le hizo una señal para que Ignacio fuera a buscar una de las bolsas amontonadas en un estante.
Otro de los hombres que estaba allí abrió la puerta y entró un grupo de chicos de mi colegio de cuarto año, supuse que todos habían sido engañados, pero no se les veía asustados.
-Bien, aquí está su carga del mes, dijo Ignacio y nos entregó a cada uno una bolsa negra, deben traerme lo que ganen al final de este mes, ahora pueden irse.
Antes de que saliera Ignacio me guiñó un ojo y sentí que el corazón se salía de mi pecho. Había caído en el juego de un mafioso y no había señales de Nico en ninguna parte.
Corrí afuera del colegio, ¿Que se supone que haría con toda la droga que estaba mis manos? ¿Quien querría comprármela? ¿Y si no la vendía que se supone que pasaría conmigo?
Observe como la mayoría salía alegre por qué esto significaría dinero para ellos, necesitaba hablar con Max, necesitaba respirar y calmarme un poco, pero mis manos temblaban y las ganas de llorar me consumían cada vez más.
Llame por teléfono a mi hermana para asegurarme de que seguía bien y en casa, pero me contestó un hombre, su voz era similar a la de... Nico, Mi hermana me había mentido y había estado todo el tiempo con Nico en su cuarto y ahora mi vida dependía de una bolsa negra llena de droga.
Escondí la droga dentro de mi casillero y luego llame a Bruno para que fuera a buscarme, lo necesitaba más que nunca, pero no podía decirle el por qué.
Bruno fue a dejarme a mi casa, cuando llegamos le pedí que se quedará conmigo y aunque no quise darle explicaciones se durmió a mi lado y cuido de mí durante toda la noche.

•Nota: perdón por a ver estado desaparecida con la historia, no había tenido tiempo de publicar, pero ahora retomaré y subiré capítulos constantemente•

Hasta que tu misma te consumasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora