Hasta que tu misma te consumas

Viaje al Norte

-¡Ya es hora de subir todo al auto!, gritó Cassidy desde afuera para que mi hermana y yo nos apuráramos en salir, eran cinco horas de viaje y ya eran las cinco de la mañana, íbamos lo suficientemente tarde como para retrasarnos más.
Al volver... al volver, esperaba que todo estuviera de mi parte para poder olvidarme y seguir con mi vida tal y como la recordaba. Debía sacarme estas maldita ideas de la cabeza, ya ni lo soportaba más me estaban comiendo por dentro y a penas había pasado por cosas...
Dormí durante todo el viaje y cuando desperté ya estábamos llegando a la casa de la amiga de Cassidy.
-Espero que se porte bien durante todo el viaje, mi amiga Alex tiene un hijo, Natalia el amor De Dios controla tus impulsos... dijo Cassidy algo incomoda por la discusión que habían tenido hace menos de un día.
-Que pesada... dijo Natalia entre dientes, pero solo yo logré escucharla, si Cassidy lo hubiera hecho lo más probable es que Natalia estaría caminando para llegar a la casa de la amiga de Cassidy.
Era una casa enorme, tenía un enorme jardín y una enorme piscina, a sus al rededores había cultivos de uvas, pero estaban secos por qué la última temporada había sido de sequía.
Alex parecía ser una mujer agradable, era rubia y sus ojos eran tan celestes como el agua que había en la piscina. Por otra parte el hombre que la acompañaba, quien probablemente era su esposo, tenía el pelo negro y los ojos color café y una mirada siniestra, we se me hacía familiar.
Ambos nos dieron la bienvenida y dejaron a mi tía y a Natalia durmiendo en la primera pieza que tenía solo dos camas.
-¿Te molestaría quedarte en el cuarto de mi hijo? Preguntó Alex.
-No, no hay cuidado, dijo Cassidy antes de que pudiera pronunciar una sola palabra.
-Bien, entonces deja tus cosas en la pieza de al fondo, espero que se lleven bien con mi hijo, es un muchacho encantador, me dijo Alex sonriendo.
-Si quieren pueden ir a caminar por los viñedos por las tarde, agregó el esposo de Alex.
-Gracias, lo tendremos en cuenta, dije sonriendo.
Desempaque mis cosas de la maleta y me puse el traje de baño para ir a nadar más tarde a la piscina. Mire el reloj y eran recién las dos de la tarde así que decidí tomarme una siesta.
-Despierta Amy, ¡Vamos!, quiero que me acompañes a recorrer el lugar, chillaba Natalia mientras me movía desde los hombros para que despertara.
Abrí lentamente y mire el reloj, las cuatro y media de la tarde.
-Que más da, dije suspirando, vamos a subir el maldito cerró.
Natalia dios saltos de alegría y me pasó una mochila que al parecer estaba lista con todo lo que necesitaba para subir el pequeño cerro donde cosechaban uvas.
Cassidy me pidió que volviéramos antes de la cena para que conociéramos al hijo de Alex, Natalia y yo solo nos limitamos a asentir con la cabeza.
Rodeamos la casa caminando por un camino lleno de tierra, polvo y a plena luz del sol. Natalia igual que siempre me llevaba la delantera y cada cierto tiempo paraba para que pudiera alcanzarla, en definitiva el deporte no era mi fuerte.
Luego de un arduo camino a la cima del cerro, ambas nos sentamos en el suelo a descansar.
-Mira a esos chicos que vienen ahí, dijo mi hermana apuntando el camino para bajar el cerro, ¡Vamos a saludarlos!
-No es una buena idea Natalia, acabamos de llegar y la verdad no creo estar en condiciones de conocer a nadie en este momento, le conteste suspirando mientras me sacaba el pollo de la cara.
-Vale, yo iré de todas formas, dijo sonriendo mientras se alejaba.
Que pesada, pensé. Natalia ya se había alejado lo suficiente como para detenerla así que me pare y le grite con la esperanza de que me escuchara:
-¡Recuerda que tenemos que volver antes de la cena!
Me di media vuelta para bajar el cerro y    justo antes de que comenzara a bajar alguien me tomó por el brazo para impedirme bajar.
-¿Que es eso tan importante que tienes que hacer a la cena?, pregunto un joven con una voz ronca, que desagradable situación.
-Nada importa...nte balbuce mientras miraba a los ojos a Max, no podía creerlo, era Max.