Nueve

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—¿Y qué demonios fue lo que pasó? —La voz de Yuri se elevó entre una mezcla de matices de preocupación y enfado.

—Es que... ella llamó a Tae para ver si podíamos llevarla a casa, porque las calles estaban solitarias y no conseguía taxi. Cuando llegamos estaba así como la vez, creemos que fue un robo. —Explicó, fingiendo confusión—por suerte los golpes no son muy graves. No ha despertado.

—Sí, por suerte... —murmuró Taeyeon con desdén.

Tiffany le miró con una expresión de pocos amigos, pidiéndole silenciosamente que se guardara sus comentarios.

—¿Crees que puedas quedarte con ella? — Le preguntó a Yuri.

—Seguro, no hay problema. Me aseguraré de avisarte cuando se despierte. —Le sonrió.

Tiffany enredó su brazo alrededor del de la rubia, arrastrándola escaleras abajo disimuladamente.

Cuando perdieron de vista a Yuri, Tiffany la dejó libre, caminando por delante de ella. Escuchó la voz de Taeyeon a sus espaldas.

—¿Puedes decirme ahora qué es lo que está pasando? —Cuestionó—todavía siento como si estuviera soñando. La última vez que lo comprobé yo no consumía drogas.

Su ángel decidió ignorarla, en su lugar dirigiendo sus pasos hasta la parte trasera de la casa. La vista siempre la hacía suspirar.

—¿No piensas decir nada?

—No quiero ponerte en peligro. —Respondió por fin, apoyando sus manos contra el cristal que impedía caer fuera de la propiedad.

—¿Ponerme peligro más de lo que ya estoy? —Preguntó incrédula—Si me dices qué es todo esto, podría estar prevenida al menos. ¿No crees?

Tiffany se volvió para hacerle frente.

—No lo entiendes, ¿verdad? Te conozco y sé que harás una tontería cuando te diga la verdad.

—¡Tú no me conoces! —Rugió—¡Apareciste en medio de la nada! ¿Al menos es cierto eso de que no recuerdas nada?—Escupió con rabia—No hay registros tuyos en ninguna parte. En la embajada ni siquiera saben quién es Tiffany Hwang—acusó— ¡Además yo puedo cuidarme sola! Soy la bastante independiente para hacerlo.

—Aunque no lo creas, te sorprendería saber que te conozco más de lo que tú te conoces a ti misma. Y eso de que soy, literalmente, la mujer de tus sueños, no es una casualidad. Nada en este mundo es casualidad.

—¿Cómo sabes que... s-soñaba contigo? —Balbuceó más asustada que sorprendida. —Fui una idiota al creer que tenías un interés genuino en mí. ¿Qué clase de demonio eres? Tu cabello rojo... todo lo que escuché... ¿De qué se trata todo esto Tiffany? Si es que realmente ese es tu nombre verdadero.

Taeyeon se lanzó de cabeza en un sinfín de preguntas hirientes, sin importarle lo que la otra chica sintiera. Sus palabras dolían y mucho, pero era justo que dudara de ella. La rubia había sido muy amable con ella y ella lo único que había hecho era engañarla quién sabe a base de qué.

Tiffany quiso reír tristemente. La rubia le importaba más de lo que desearía y solo quería protegerla. Al fin y al cabo estaba fuera de las reglas decirle la verdad, aunque ella ya había roto las reglas por más que lo negara. No podía estar... ella... no, no podía.

Además, estaba intentando evitar lo inevitable. Era la primera vez que le asignaban ese trabajo y lo estaba haciendo mal. En otros mil años, ella conocería a otras personas y Taeyeon ya no sería más que un recuerdo. Por eso mismo no quería, no podía decirle. No era justo para ella separarse de sus amigos y verlos morir desde lejos. No lo era.

—Tiffany, ¿estás bien? —Taeyeon se paró frente a ella, arrugando ligeramente el entrecejo—no quería dec...

—Si querías decirlo. Yo entiendo, es verdad que no he sido sincera contigo. —Hizo una pausa mientras se debatía si revelarle la verdad—Sólo te diré que desde hace mucho tiempo he estado protegiéndote, y no dejaré que nada te pase ahora, ¿sí? Nadie te hará daño, primero tendrán que matarme. — Dijo con mucha determinación—siempre te protegeré.

Taeyeon se acercó, rodeando a la misteriosa chica en un abrazo que desprendía enfado, pero también el factor que todos los abrazos pretendían transmitir: amor.

Se separó un poco, dejando un espacio para poder mirarla a los ojos. Lágrimas ardientes se deslizaban por sus mejillas intentando retenerlas en vano.

—Tú... solo... no quiero que te vayas, ¿sí?

—Taeyeon... yo... puedo hacer lo que esté a mi alcance par-

—¿Lo prometes?

—Yo... no puedo prometerte eso. —Le mostró una sonrisa triste mientras acomodaba un mechón de su rubio cabello detrás de su oreja.

—Pero eres mi ángel, no puedes dejarme...

Tiffany se permitió mirarle intensamente. Se veía tan vulnerable mientras se lo pedía que casi accedió. Desvió su mirada entonces a los labios y ella pareció notarlo, imitando el gesto. Sus rostros se acercaron como imanes, inconscientes de lo que hacían. Pero Tiffany sabía que estaba totalmente mal, no podían. Estaba contra las reglas.

—Taeyeon esto no... esto no puede ser. — Intentó alejarse, pero la rubia la sujetó en su lugar.

—Me enamoré... cada vez que soñaba contigo, cada vez me enamoraba más. ¿Me vas a decir que no sientes nada por mí?

No, quiso decirle; pero la verdad era que sí. Sí sentía lo mismo y tal vez mucho más. Lo había sentido por tanto tiempo que había perdido la cuenta, y había conseguido ocultarlo de su rey y de todos los que monitoreaban su trabajo. Casi lo había conseguido.

En cambio, de sus labios se escapó una sílaba muy distinta.

—Sí. —Cuando se dio cuenta de su error, fue muy tarde; sus palabras viéndose obstaculizadas por los labios de la chica más bajita.

Sus labios se fundieron en un beso salado debido a las lágrimas, debido al agrio amor que se tenían. Se estaban entregando el corazón y removiendo cada rincón de sus almas. Ya no había vuelta a atrás. Estaba enamorada. Estaba enamorada y lo había sabido desde el día que su rey le había asignado ese puesto; desde el día que había visto a la rubia bebé en brazos de la mujer de cabellos fucsia.

Pero estaba contra las reglas y alguien tendría que pagarlo. 

Dark Angel ➸ (TaeNy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora