Lo que tanto he esperado

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Mamá no me entiende. ¿Qué hice para merecer su odio? ¿Será que me porto muy mal? Pero... Siempre hago lo que ella quiere, yo tampoco la comprendo.

Cada día es lo mismo; golpes, peleas, gritos, aun tapando mis oídos no logro hacerla callar. Quisiera que esto parara por favor.

¿Vivirán los demás niños de la misma manera?

Nunca me dice que me quiere, nunca me da un abrazo, cualquier muestra de afecto es completamente inexistente.

¿Qué podría hacer para que esto cambie?

Constantemente dice que soy una carga, me invita a perderme en el bosque para así no volver a verme, me llama por diferentes apodos, me reprocha una y otra vez que si tuviera la oportunidad de regalarme, lo haría.

No sabe cuánto hiere mi pequeño corazón con sus palabras, ¿Acaso no lo nota?

Ayer me descubrió jugando con mi muñeca y la tiro a la basura, a ella le molesta mucho que lo haga y no sé por qué; aun me duele la mejilla por el golpe, esta mañana descubrí un moretón. Me dijo a gritos y con ojos llenos de ira:

—Niña estúpida, tanto hay que hacer en la casa para que estés jugando con esa muñeca defectuosa. Ya no eres un bebé, ¿Por qué insistes en llevarme la contraria? —Fue ahí cuando sentí su mano contra mi cara con mucha fuerza, ni siquiera me dio tiempo de disculparme, quizás si le hubiera pedido perdón... No me golpeaba.

Mamá, ¿Por qué no te gusta mi muñeca, también te lleva la contraria? ¿Notas que soy una niña? Solo tengo siete años, necesito libertad para jugar, divertirme. No me prives de esta etapa tan importante.

A veces cuando me gritas, quisiera yo hacer lo mismo también pero... ¿Sabes? Tus golpes duelen mucho, tus palabras aún más. Lo cierto es... Que te tengo mucho miedo.

Mamá tiene un nuevo novio, es un señor mucho mayor, a veces viene a casa a dormir, me mira muy extraño y le gusta acariciar mi cabello.

Madre, dile a tu novio que no me toque por favor, me hace sentir desconfianza.

¿Será por qué el toque es nuevo para mí, o hay algo más?

Ella me ha dicho que no me encariñe con el hombre, que me ha visto mirarlo.

Mamá... ¿No te das cuenta que prácticamente tiemblo de pánico cuando se me acerca, que cuando alza su mano para tocarme, mis manitas ya están sudando?

¿Por qué miras hacia otro lado?

Aun no me atrevo a decirle nada a ella, temo que me golpee nuevamente.

Esta noche él se quedara a dormir, mi madre siempre me envía a mi habitación muy temprano y me siento más tranquila, ella dice que pelean por mi culpa. Sigo sin entender, ¿Qué hice?

Entrada la madrugada me ha dado mucha sed y he ido a la cocina por agua; allí estaba él en calzoncillos, inmediatamente me he puesto alerta. Cuando me di la vuelta para volver a mi cuarto, me sujeto del brazo haciéndome daño.

—Ven aquí, niña. No te voy a lastimar. —Me decía con voz empalagosa, estaba muy asustada.

Me sentó en sus piernas y comenzó a tocarme los hombros.

—Eres una chiquilla muy hermosa, ¿lo sabias? —Negué con la cabeza, jamás me habían dicho algo así, pero no me gustaba que viniera de él, sonaba muy... Vulgar.

—Señor, me quiero ir p-por favor. —Tartamudeaba. No quería estar cerca de él, estaba a punto de echarme a llorar.

Comenzó a tocarme más abajo y siguió bajando. Las lágrimas recorrían mis cachetes, el pánico me invadió, sollozaba e intentaba zafarme pero él me sujetaba muy fuerte, sentía nauseas.

¿Por qué me hace esto?, soy solo una niña. Alguien que me ayude. ¿Mamá?

Y como si la hubiera llamado con el pensamiento, apareció. Me sentí más que aliviada al verla.

— ¿Qué carajos pasa aquí? —Su expresión típica de enojo. — ¡Tu... mocosa, ven aquí! —No tuvo que repetirlo, corrí a su lado.

—Tan mosquita muerta y mírala, pedía a gritos que la tocara, ¡igual que su madre!

Mamá me veía de arriba abajo, el deprecio le brotaba por los poros. ¿Qué pasa? ¿Por qué me observa de esa forma?

El hombre se fue, dejándonos solas.

— ¿Eso era lo que querías? Se fue, ¿Estas contenta? —Me sujeto del cabello arrastrándome a su cuarto. Sabía que venía lo peor, allí tenía un cinturón de cuero con el que me golpeaba cuando me portaba realmente mal.

—Mamá, te lo juro, yo no hice nada.

—Aprenderás por las malas.

Primer golpe. Mamá, ¿Por qué?

Segundo. Me portare bien la próxima vez, lo prometo.

Tercero. Haré todo lo quieras pero por favor... detente.

Mi cuerpo es muy pequeño y frágil, no aguantara mucho más.

He perdido la cuenta de los golpes, ya no siento mi espalda o mis extremidades. No escucho, no logro ver nada.

Ella continua, esta vez no fue el cinturón, fueron sus puños.

Madre... No solo dañas mi cuerpo; también mi corazón, mi alma, mi mente. Me rompes en muchos pedazos como a una tacita de porcelana, que luego será imposible de volver a unir.

No soporte más, sentí que me dormía, pero por alguna extraña razón, sabía que no despertaría de nuevo, por fin podría descansar.

Mi último pensamiento antes de caer en la inconsciencia fue para ella, y es que... Al final no pude entenderla, no supe que esperaba de mí en realidad.

Mamá, ¿Por qué nunca pudiste quererme? ... ¿Qué hicepara merecer tu odio? 


FIN.

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Una escena que tenia en mente desde hace mucho y al ser tan corta no daba para mas nada. (Gracias Ada por estos ejercicios, me has permitido sacarlo). Sinceramente sentí    pena por la pequeña; tengo dos historias mas pero este personaje en particular... La sentí real, en cierto sentido es así, pasa  y desafortunadamente, muy seguido. Me imaginaba todo con mucha claridad, se me apachurro el corazón :( Ademas, escribí la historia mientras escuchaba la música triste. 

Relatos de insomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora