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Despertó en un lugar horrible, lleno de objetos para operaciones, estaba atada a una camilla. Estaba asustada.

Recordó lo que había hecho Theo, ¿por qué?

Intentó o safarse de los cinturones de la camilla metálica.

—No vas a poder.—Escucho la voz de Theo atrás de ella.

—¿Por qué haces esto?—Siguió jalando los cinturones.

—Porque nos sirves, _______.

¿Qué le había pasado?, ¿qué le habían hecho a mi Theo?

Quería llorar, pero se demostró fuerte, esta mañana no había tomado su medicamento.

—Déjame ir Theodore.—Dijo dura.

—No.—Apretó más los cinturones.

Llegaron tres hombres altos, con máscaras y batas negras de piel, sus voces eran horribles como si fueran maquinas.

—¿Es ella?—Dijo el primero, Matheo asintió.

Dos de ellos se acercaban lento, uno de ellos sacaba un suero en una jeringa. La ira estaba inundandome, por primera vez me alegraba de no haberme tomado el medicamento, eso me daba un poco de más fuerza.

Se iban acercando de apoco, comencé a convertirme y a romper los cinturones, gruñi como nunca lo había hecho, tire la camilla y salí de ahí corriendo, fue un poco difícil salir de ahí, porque era obvio que me seguían, pero logre salir de ahí, sin un solo rasguño más que las marcas de los cinturones.

vapor [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora