No recordaba cuánto tiempo llevaban juntos, un mes... tal vez dos... ni siquiera se acordaba de cómo habían empezado esa loca y extraña relación de idas y venidas que acababa y empezaba por culpa de las discusiones que tenían casi diariamente.
Recordaba vagamente una fiesta en el barco y como esa muchacha exuberante de pelo anaranjado lo había arrastrado hacia su habitación. Desde ese momento habían tenido una extraña relación puramente sexual en la que ninguno daba explicaciones al otro, pero que desde hacia unas semanas le molestaba.
Le molestaba, sí.
Porque esa chica tenía un cuerpo perfecto y una mente prodigiosa. Cerrando los ojos recordaba todas las curvas de su cuerpo, su radiante sonrisa cuando no le gritaba, porque el único fallo de esa muchacha era ese, que su carácter era demasiado fuerte, pero eso no era un problema, solo era frustrante que la mayoría de las veces ganara ella las peleas, siempre amenazando con aumentar una deuda casi impensable que había contraído con ella.
En resumidas cuentas, aunque fuera totalmente imperfecta... él la veía la persona idónea para él.
Pero había un problema en toda esa perfecta relación, el motivo por el que no estaban juntos como pareja, ella amaba a otro.
No le había dicho directamente que lo amaba, pero por su forma de mirarlo, por su forma de reír con él y hablar con él... podía verlo, no era ni tonto ni ciego.
Comenzó a mirar al moreno en cuestión reír tranquilamente con Usopp y Chopper mientras hacia una de sus gracias metiéndose unos palillos chinos por la nariz. No entendía qué veía ella en él, porque sí, Luffy era gracioso y nadie discutiría que era fuerte, pero era su capitán y que alguien como Nami se hubiera enamorado de un tipo... ¡Qué coño! Que se hubiera enamorado de un Luffy no era normal, no había más tipos como Luffy, era único a su manera.
Él lo respetaba más que a nada en ese mundo, para él sus ordenes eran sagradas y lo seguiría en su aventura hasta el fin de los tiempos, pero... era Luffy, alguien tan asexual como un jodido cactus en el desierto.
Había presenciado en un día de guardia, en el que casualmente estaba despierto, cosa rara, como había entrado al baño con Nami dentro y como había salido poco después preguntándole a él por qué su amiga le había pegado una paliza por sugerir que se bañaran juntos, algo totalmente incomprensible para él pero que toda persona habría adivinado.
Conclusión, los cactus posiblemente eran más sexualmente activos que Luffy.
Miró a Nami mientras le pegaba a su capitán una colleja y le gritaba algo sobre que no debería jugar con los palillos con los que luego iba a comer y se rió. Definitivamente no pegaban juntos.
Sintió una mirada fija en él y se giró para observar quién lo analizaba tan cuidadosamente descubriendo a Robin con una sonrisilla de las suyas, de oreja a oreja, como si le hubiera leído la mente o algo peor, así que se levantó sin llamar mucho la atención y salió del comedor para dirigirse a otro lugar más tranquilo, encontrando exactamente la paz que buscaba mirando al inmenso mar.
—Te he descubierto señor espadachin—Dijo una voz tras él.
Al principio se asustó, pero al ver a Robin por el rabillo del ojo simplemente se giró para encarar a la maestra del sigilo.
—¿De qué hablas?—Preguntó.
—¿Cuánto tiempo piensas esconderle a Nami lo que sientes por ella?
Abrió los ojos como platos, preguntándose en qué momento Robin se habría comido una fruta del diablo para leer mentes, tal vez la psico psico no mi, ¿eso existía?
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OneShots De One Piece
FanfictionRecopilación de historias cortas de One piece. Diferentes parejas, diferentes géneros... ¿Te los vas a perder? 1. Perfectamente imperfecta (ZoNa): Cada uno tenía su forma de tratarse en el sunny, pero Zoro y Nami tienen su extraña relación, aunque n...