Me levanté sobre las diez y media de la mañana y me fui directa a la ducha. Me vestí con un top de punto corto que dejaba ver mi piercing del ombligo y me puse unos pantalones largos de color negro. Dejé mi largo negro pelo suelto, que me llegaba hasta la cintura, que me recordó que me haría un cambio de look antes de entrar a la universidad. Me maquillé los ojos de negro, me pinté los labios granates como de costumbre y por último me puse mis zapatos, cogí las llaves de casa y me fui en busca de una cafetería donde poder desayunar.
Me acabo el café, pago a la camarera que me ha atendido y salgo por la puerta poniendome mi chupa negra y mis gafas de sol. Necesito conocer la zona pero antes de eso, necesito encontrar un gimnasio urgentemente donde hagan boxeo entre otras cosas, para poder seguir entrenando.
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Cuando ya estoy a punto de rendirme e irme a casa, veo lo que parece la entrada a un gimnasio. Tiene la puerta oxidada y la fachada no está en buenas condiciones pero como soy muy impaciente y no puedo esperar más, me decido a entrar. Abro la puerta y me encuentro un señor con cara de pocos amigos:
- Buenos días- le digo amablemente-.
- ¿Qué quieres? Una niña como tu no debería estar aquí- dice el viejo amargado-.
- Primero de todo, he venido para inscribirme en este gimnasio, segundo, usted no es nadie para decirme lo que debería hacer así que si me permíte- cojo una hoja de inscripción y la empiezo a rellenar mientras siento como el viejo me mira con desaprovación-.
- Bueno pues sobre todo no te acerques a un chico con tatuajes, que está situado al final del gimnasio aunque seguramente ya lo veras, está aislado de los demás, nunca nadie le dice nada ni se le acerca, y menos una niña como tu lo debería hacer. Así que manten las distancias.
- Le vuelvo a repetir que usted no me dice lo que tengo que hacer y no le tengo miedo a nadie.- diciendo eso abro la puerta y me voy.-
Lo lleva claro el viejo de recepción si se cree que me va a intimidar. Nadie lo hace, así que vuelvo a mi casa me cambio la ropa por un top deportivo y unos shorts tambien de deporte y me voy hacia mi nuevo gimasio.
He decidido coger mi moto para ir más rapido ya que está un poco lejos de mi casa, como a unos veinte minutos andando y ya voy a hacer suficiente ejercicio allí, o eso espero.
Abro la oxidada puerta y vuelvo a ver al señor de hace cuarenta minutos y me mira sorprendido.
- ¿Qué haces aquí otra vez niña?-
- ¿Se pensaba que se iba a deshacer de mi tan facilmente? - me rio sin ninguna gracia y al ver que no me responde le miro con cara de pocos amigos- Pues se equivocaba.
- Nunca antes ninguna chica ha entrenado en este gimnasio así que ten cuidado con los hombres de allí dentro.- me dice con un poco de inseguridad y miedo en la voz- No digas que no te advertí, niña.
- Lo que usted diga- digo antes de abrir la puerta que conduce al gimnasio y enfrentarme a todos esos hombres que se creen más por el simple hecho de que yo soy una chica. Pero lo llevan claro si se piensan que me voy a dejar pisotear.
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Y.... Otro nuevo capitulo!! Espero que os haya gustado, a ver que pasa cuando María entre a su nuevo gimnasio o a ese antro de mala muerte, como lo prefiráis llamar.
Besos,
M.
12/02/2016
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Chica mala.
Teen FictionMaría es una chica de 19 años, con una vida un tanto complicada. Por su pasado ahora ella es cómo es, una persona fría, que no confía en nadie, con un carácter fuerte que se ve reflejado en el deporte que a ella más le gusta, el boxeo. Ha aprendido...