Chica mala.

Universidad.

Ya es lunes por la mañana y eso solo puede significar una cosa, es el primer día de universidad. Soy consciente de que al ser nueva todo el mundo me mirará, aunque solo espero no tener ningún problema con nadie.

Decido levantarme de la cama y meterme en la ducha. Una vez me he duchado voy a la cocina para comer algo para desayunar, que acaban siendo cereales con leche y una manzana. Una vez me he maquillado y recogido todo lo que necesito, cojo las llaves de la moto y me dirijo hacia ella.

Ahí está mi bebé que nunca me falla. Me subo y me dirijo a la universidad, que por suerte sé donde está, gracias a la ruta que me hice el día que llegué.

Cuando llego empiezo a ver mucha gente y como me imaginaba se me quedan mirando sin disimulo ninguno, mientras aparco mi moto. Cuando me quito el casco y empiezo a caminar hacia el interior del recinto, voy escuchando susurros y miradas encima de mi. Siempre me ha puesto muy nerviosa que la gente hable a mis espaldas, si tienen algo que comentar que me lo digan a mi directamente.

Ignorando todas las miradas y cuchicheos voy hacia recepción, donde hay un señor que me pide mis datos personales y me da el que será mi horario este curso. Cuando me voy a dar la vuelta me doy un golpe contra una persona. Resulta ser una chica, un poco más baja que yo, que tiene cara de confundida.

- Perdona, no voy mirando por dónde voy, soy un desastre y eso que es solo el primer día, además pareces nueva por aquí y yo voy dándote golpes, perdóname de verdad...- habla tan rápido que la que pone cara de confusión ahora soy yo, aunque no tengo intención de hacer amigos no voy a responder mal, parece buena chica, no una de esas brujas que siempre hay en todos lados.

- Ei, tranquila, no pasa nada, ya nos veremos por aquí.- voy a continuar mi camino, pero escucho a la chica que me sigue hablando.

- Espera, si quieres te puedo enseñar la universidad y contarte algunas cosas de aquí, me llamo Mireia, pero puedes llamarme Mimi.- dice ahora un poco más tranquila.

La verdad es que no me molesta su compañía, así que me presento y empezamos a caminar por el pasillo mientras miramos nuestro horario.

- Compartimos bastantes clases.- le digo a la vez que comparo nuestras hojas.

- Sí, que bien! La verdad es que no tengo muchos amigos por aquí.- lo dice con una sonrisa triste y encoge los hombros.

Me limito a observarla y le doy una mirada comprensiva y cambio de tema, le pregunto sobre ella. Me dice que vive en este pueblo desde que era pequeña, vive con sus padres y su hermano, que también estudia aquí. Seguimos hablando un rato más, hablando de ella ya que evado hablar sobre mi y creo que ella lo nota, por lo que no insiste.

Cuando llegamos a la primera clase nos sentamos en la parte de atrás y cuando entra el profesor empiezo a dibujar en mi libreta, ya que da el típico discursito de principio de curso que a nadie le interesa.

Han pasado veinte minutos desde que entramos a clase cuando se escucha como se abre la puerta. No tengo mucho interés en girarme, pero cuando las chicas de la clase empiezan a hablar y a actuar de manera extraña, me giro y lo que veo en la puerta no me gusta nada, y todavía lo odio más cuando me mira a los ojos directamente.

En este momento es cuando me doy cuenta de que el deseo que he tenido esta mañana de que esperaba no tener ningún problema con nadie, va a ser difícil de cumplir.

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Después de muuuucho tiempo, aquí estoy. Muchas gracias a todos los que habéis empezado a leer la historia y por los votos! Este curso es bastante estresante por lo que no encuentro muchos ratos libres para poder continuar escribiendo, pero os prometo que no tardaré mucho más en seguir la historia.

¿Ya sabéis quién es la persona que entra a clase?

Lo descubriremos en el próximo capitulo.

M.