Idiota.

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Ya es domingo por la mañana, son las ocho, salgo sin desayunar, y me dirijo al gimnasio. Llevo un top de deporte de color rosa y unos pantalones cortos que no dejan mucho a la imaginación de color gris.

Hoy hace medio año desde que murieron mis padre. Medio año desde que no les veo una sonrisa, desde que no oigo su voz, desde que no siento sus caricias... desde que me dejaron sola. No me quedan lágrimas para derramar, lo unico que me queda es rabia y enfado por el imbécil que se paso el límite de velocidad.

De repente siento que alguien me coge mi brazo derecho y es cuando me doy cuenta que estoy dandole al saco de boxeo sin parar y con todas mis fuerzas. Esa mano me ha producido unos escalofríos por todo el cuerpo así que me giro para ver quien es y me encuentro a pecho tatuado, miro un poco más arriba y veo unos ojos azules que me miran con el ceño fruncido. Así es, señores y señoras, el buenorro tatuado.

-¿Se puede saber que haces?- veo que señala con la mirada a mis puños y frunce más el ceño, si es posible.

En ese momento soy consciente que estaba dandole al saco sin guantes y que tengo todos los nudillos sangrando y me duelen. Pero como no quiero que nadie me cuide le contesto lo más fría que puedo.

-Nada-.

-Si no hubieras hecho nada no te sangrarían los nudillos- parece que se está enfadando, vaya paciencia de mierda que tiene este hombre.

-No te importa, no te tengo que dar ninguna explicación- por una parte me da ternura ver que se preocupa por mí en mi segundo día aquí en el gimnasio, y más cuando el primer día no es que hablaramos mucho.

Mientras pienso todas esas boberías, se ha acercado hasta tal punto que nuestras narices casi están rozando. Me pongo nerviosa, pero lo intento disimular.

-No me importa muñeca, lo unico que has dejado MI saco lleno de sangre- se acerca un poco más- y no me gusta nada...- ya decía yo que eso de que se preocupara por mí era muy raro.

Le doy un empujón que le pilla de improvisto para que se separe un poco de mí, y funciona. En ese preciso momento siento un mareo.

-Qué casualidad a mi tampoco me importa lo que le pase a el saco, idiota- le digo.

Siento otro mareo pero esta vez es más fuerte así que me voy a apoyar en la pared pero antes de llegar siento como se me cierran los ojos poco a poco y antes de caerme veo como unos brazos tatuados me salvan de una caída dolorosa.

Esto me pasa por no desayunar y luego ponerme a sangrar por los nudillos. Bravo, María.

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Nuevo capítulo!! Si os gusta y queréis que siga, votad y comentad para saberlo. Espero que os esté gustando. Hacía bastantes días que no escribía un capítulo pero he estado ocupada y en menos de una semana tengo examenes y estoy estudiando así que si tengo algun ratito libre escribiré un capítulo nuevo.

En el próximo capítulo a ver que ha sido de María y que hace Jack (buenorro tatuado) con ella.

Un beso,

M.


24/02/2016


Chica mala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora