Narra Alex.
—Estúpidos mocosos. —Se quejó Juan Son. —Me cagan. ¿Para qué venimos a estas cqs pendejas en nuestra gira?
—Porque los dueños de los circos en los que podríamos cantar te tienen miedo. Pinche Anticristo, we. —Le dije.
—De seguro les asusta la cantidad de gel que usas en tu copete. Eso no es natural.
—Ya cállate a la pinche verga. —Le espeté dándole una palmada en la espalda.
Decidí tomarme un tiempo de Arctic Monkeys. No mucho, sólo unos meses. Y en ese tiempo decidí hacer una gira con mi cuate incondicional, mi charolastra, El Juankis.
Nos pusimos a acomodar las bocinas y los instrumentos en el centro de la cq. Cantaremos en el intermedio de los honores a la bandera.
Estaban dos alumnas en el cerco. Estaban fumando. ¿Cómo es que en la cq no las reprendían por tal acto en contra de la salud? Incompetentes.
Una de ellas tenía lentes puestos, y al expulsar el humo con su boca, levantó su rostro, como si me pidiera una explicación de porqué la estoy viendo. Le dijo algo a la chica de su lado, y ella asintió.
Se dirigen hacia nosotros.
—¡Juankis! —Exclamé.
Enojado, volteó a verme.
—¿Qué quieres?
—Unas adolescentes vienen para acá.
—¿Y qué?, ¿no son fluorescentes?
—No pendejo, vienen vestidas como Mermaid Sashimi. Pinche idiota.
Antes de Juan Son me contestara algo, las dos se plantaron en frente mío.
—¿Y ustedes quiénes son? —Dijo la que no tenía lentes.
—Músicos. —Contesté.
—¿Quién te crees con tanto gel en el copete? —Cuestionó la chica de anteojos. —¿Danny Zuko?
—¿Y tú quién te crees?, ¿Lolita? —Le respondí.
—Es de idiotas contestar con otra pregunta, ¿sabías?
—No, y la verdad no me importa.
La otra se puso en medio de los dos.
—Ella es mi amiga. Se llama Teresita. Yo soy Marianela.
—¿Marianela?, ¿como mi canción? —Dijo Juan Son.
—¿Tú, pelele? —Rió Marianela. —Me cambié el nombre en honor a mi dios, Juan Son.
—Él es Juan Son, pendeja. Yo soy Alex Turner.
Marianela se entusiasmó al instante.
—¡No me lo creo! ¡Qué pena, Juankis!
—¿Qué te hace pensar que puedes llamarme así?
—Pues ya lo hizo, pendejo. Con todo respeto. —contestó Teresita. —También eres mi dios. Pero jamás he tenido fantasías sexuales contigo, a diferencia de Marianela. Te veo más bien como el charolastra masculino que siempre quise.
Teresita arrojó su cigarrillo al suelo y lo aplastó con su pie. Al parecer estaba tan concentrado mirándola, y ella haciendo nada, que cuando volteé en busca de mi amigo, ya se encontraba en dirección al baño con Marianela.
—Que rápida mi amigui. —exclamó Teresita. —¿Qué dices? ¿Te la mamo?
—¿Qué?
Prácticamente no sabía cómo reaccionar. Teresita está bastante buena, eso no puedo negarlo. Pero es muy joven. Podría ir a la cárcel si nos descubren.
—Que si quieres que te la mame—Repitió.
Al diablo.
—Bueno.
Me jaló de la muñeca al baño de chicas. Podía escuchar los gemidos de Juankis adentro. Y las risas de Marianela. De seguro ya le vio el pene y dedujo que está chico.
Me aventó contra las regaderas. Se arrodilló, y bajó mi pantalón, y luego mi bóxer.
—Me lo imaginaba más grande. Ya sabes, con eso de que eres cantante y tal. —Opinó Teresita.
—¿Me la vas a mamar o no?
—Sale, pues.
Se hizo el cabello para atrás y tomó mi pene entre sus dos manos. Abrió la boca, y empezó a introducir mi pene en la misma lentamente. Primero la cabeza. La sacaba y la metía. Empezó a introducir cada vez más de mi pene entre sus labios, y pasaba la lengua por el contorno del mismo. De la cabeza, ya se encontraba por la mitad, me sorprendía que Teresita supiera chupar tan bien.
No podía evitar gemir, pero ahogaba varios gemidos. Para no verme muy homosexual, y para que a nadie le alarmara el ruido.
Tomaba del largo cabello de Teresita, y la acercaba más hacía mí. No pude evitarlo, y me vine.
Solté un gran gemido. Seguramente estoy teniendo un orgasmo. Jamás lo había tenido por una mamada. Teresita se tragó el semen.
Teresita mama tan bien, que me pregunto con cuánta frecuencia hará esta acción. Y cuantos residuos de semen tendrá mi pene ahora que los labios y lengua de ella los han tocado.
Tere se levantó, y se limpió el semen que estaba alrededor de su boca con la manga de su suéter.
—Teresita.
—Dime.
—¿Quieres ser mi groupie?, viajarás conmigo en toda la gira. Y me la mamarás. También cojeremos y tal.
—¿Me pagarás la comida?, ¿y hospedaje?
—Obvio. Te quedarás con Juan Son y conmigo.
—Sale y vale.
La puerta de uno de los baños se abrió, y salieron Marianela y Juan Son. Juankis con el pantalón al revés, y Marianela despeinada.
—Alex, le he pedido a Marianela que sea mi groupie. Y ha aceptado.
—Yo le pedí lo mismo a Teresita y también aceptó.
Marianela chocó los cinco con Tere.
—Terminemos este concierto pendejo para seguir con la gira. —Dijo Juan Son.
Asentí y fuimos a la cancha.
Tal vez todo seguía igual, pero con una gran diferencia.
Las buenas mamadas de Teresita me alegrarían después de un largo día de concierto. Y mi amigo incondicional Juankis se veía más que feliz y complacido con la mamada de Marianela.
Si así fue una mamada de Teresita, ¿cómo será cojer con Teresita?, seguro y alcanzo un orgasmo celestial.
—Alex, ya les toca. —nos llamó Teresita.
—Voy.
Tomé mi guitarra, y junto a Juan Son nos preparábamos para cantar Toma Esta Menta. Él cantaría, yo haría algunos coros y tocaría acordes.
Mientras nos disponíamos a cantar, vi a Teresita. Tal vez ella sea mi nueva inspiración para canciones.
Me ha conocido en un momento extraño en mi vida.
Y tal vez mucho más. Sólo el tiempo lo dirá.