Capítulo IV: Ronald

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Desperté en mi celda adolorido y confundido. Era de mañana. Los uniformados no se encontraban nuevamente vigilando y me dirigí a la celda de Roger para buscar explicaciones. ¿Qué se supone que había sucedido? ¿QUÉ DEMONIOS ESTA PASANDO AQUÍ?

Al llegar al comedor una mano tapo mi boca y me sacó a la fuerza del lugar. Hice fuerza y pude liberarme. Al reincorporarme pude ver que Roberto era el que me había sacado del lugar. Su rostro mostraba un sentimiento de miedo y desesperación. Él nunca mostraba expresiones y rara vez sus sentimientos por lo que al verlo me temí lo peor.

Me explico tartamudeando que 10 uniformados habían desaparecido y otros 2 muertos. Eso explicaba la escena de anoche

Además me informo que Roger había desaparecido. Los uniformados vigilan su celda y están en una ardua búsqueda de su paradero.

También me informo que Richard se encontraba en la sala de calderas con el uniforme de los oficiales. Se camuflaba para averiguar la desaparición de Roger.

Cuando me dispuse a preguntarle algo más un uniformado llamó a Roberto, se despidió y dijo que me mantendría informado.

Entre al comedor intentando darle sentido a todas estas cosas. Incluida la carta.

Me encontraba almorzando cuando el supuesto "reo mágico" se apareció ante mis ojos. Con paso calmado y con un semblante sereno se acercaba a mí. Yo mantuve la calma todo lo que pude.

-Muy buenas tardes, Sr...

-Sr. Leyer, pero dígame Tomas. –Respondí lo más educadamente posible-.

-Jajaja. Bueno Tomas usted sabrá ya mi situación, ¿verdad? –Su gruesa voz imponía la seriedad que yo nunca hubiera logrado en una de mis conferencias-.

-¿Qué le hace suponer eso? ¿Por cierto como se llama?

-Ah, disculpe mi falta de educación Tomas. Siempre se me olvida presentarme. Yo me llamo Ronald Trump. Y sobre lo que usted preguntó, es muy fácil. Todos aquí saben quién soy y que hice –Exclamo con una sonrisa casi perversa-.

-Bueno Sr. Ronald quisiera preguntarle algo.

-Dígame Tomas, soy todo oídos.

-¿Por qué hizo aquello? ¿Cuáles eran sus intenciones? ¿Con que fin lo hizo?

-¡Hay Tomas! Jajaja. Bueno supongo que lo hice por una simple razón: porque así lo quise. Por eso merezco estar acá con otros dementes como yo, ¿no cree? –Añadió riendo a grandes carcajadas-.

-No juegue conmigo Ronald. Sé que usted guarda algo.

-¿Y de que le serviría saber ese "algo? No sea tonto Tomas. Yo no lo conozco y no tengo nada que me relacione con usted. Solo quise conversar un rato contigo y todos los del pasillo F.

-¿Está diciendo que será un nuevo reo del pasillo F?

-Muy agudo de tu parte Tomas -Decía mientras se burlaba-. Pues sí. Y espero que nos podamos llevar bien. No quiero ninguna riña con nadie.

Un radio parlante gigante sonó en toda la prisión. Era hora de volver a nuestras celdas.

-Bueno Ronald. Un gusto hablar con usted.

-Igualmente.

Antes de que un uniformado me detectara, fui corriendo a la celda de Roger. El lugar estaba repleto de uniformados.

Después de despejar mis dudas regresé a mi celda. Tenía que pensar bien que significaba lo de anoche, que era esa carta y quien es ese "reo mágico".

Toque mis pantalones y sentí algo en los bolsillos. Introduje mi mano y encontré otra carta. Al parecer alguien me lo puso en el bolsillo mientras dormía. Me decidí a leerlo.

..., 20 de mayo

Muy buenas Sr. Leyer.

He de recordarle que en esa prisión esta la respuesta a todos sus enigmas. Tenga mucho cuidado Sr. Leyer.

Le recomiendo no confiar en nadie. Cualquiera en ese lugar puede ser un enemigo disfrazado, ¿no lo cree?

Puedo deducir que las cosas han empezado a agitarse.

Antes que se me olvide. Tal vez alguien le haya dicho que soy un reo, pero no. Las cartas pueden ser enviadas desde la prisión y la ciudad. Mi intención es ayudarle a encontrar sus respuestas. Espero que encuentre pronto la calma.

ATTE: ..R

Roger me había mentido, pero ¿por qué? ¿Me habrá engañado con los gemelos? ¿Me siguen engañando para ocultarme la verdad? ¿Quién demonios es el que escribe las cartas?

Mi furia fue tal que grite de una manera descabellada. Mis cuerdas vocales hicieron el sonido más grave de mi vida.

Los uniformados se acercaron a ver qué pasaba y me disculpé por mi falta de autocontrol. Se alejaron y no volvieron a aparecer en toda la noche.

Decidí salir de la celda para revisar la sala de calderas. La celda se encontraba abierta por la falta de responsabilidad de los uniformados, pero no era el mismo caso en la sala de calderas. Habían asegurado la puerta con unos candados grandes y no tenía nada con que romperlos.

Tendría que esperar al día siguiente para conseguir algún alicate para poder pasar a la sala de calderas e inspeccionar un poco la escena del "crimen".

Aquellas herramientas se encontraban en la zona de mantenimiento y para poder llegar a ella necesitaba luz. Por desgracia era de noche y mi linterna se había quedado sin batería alguna. Si me atrevía a salir sin luz podría sufrir daños y avisar a algún uniformado de mi presencia.

La noche se hacía interminable. Mientras me mantenía despierto escuchaba multitud de sonidos extraños. De repente sonó como alguien abría su celda. Salí a inspeccionar y en la puerta de su celda un reo se encontraba tirado en el suelo, muerto.

Se me hizo normal ya que sabía que estas cosas seguirían pasando a menos que consiga descubrir que pasa. Pasaron las horas y la luz no se hacía presente. A pesar de ser las 6:00 am la prisión se encontraba a oscuras, la luz no llegaba a pasar con toda su potencia.

A las 6:30 am la luz se hizo y pudo entrar a la prisión a duras penas, pero con ello bastaba.

Salí sigilosamente del pasillo F y me dirigí al comedor. Proseguí en ir al baño y entrar a la sala de mantenimientos. La puerta se encontraba cerrada y tuve que abrirla con la fuerza bruta, no tenía tiempo para buscar algún alambre. Conseguí debilitar el cerrojo y entrar. Tome lo necesario para destruir aquellos candados que impedían el acceso a la sala de calderas y una "pata de cabra" para la puerta. Unas cuantas baterías para la linterna y una tubería para defenderme de lo que haya abajo.

Me dirigía a la sala de calderas cuando vi a Ronald. Para mi desgracia se había levantado. Entré a mi celda y guarde las herramientas rápidamente, no quería que viera nada. Tenía miedo de que me delate.

-Tomas, ¿no le han dicho que es de mala educación no saludar? –Exclamó bostezando y abriendo la puerta de mi celda-. ¿Por qué se encuentra tan agitado?

-N-n-n-no es na-na-nada Ronald –Empecé a tartamudear de nervios-. Hago mis ejercicios matu-ti-tinos.

-Bueno Tomas, tengo que dirigirme al baño. Si me permite.

-Vaya, sin cuidado Ronald.

-Jajaja. Suerte con sus ejercicios matutinos –Añadió mientras se alejaba riendo.

Decidí que esta noche sería la visita a la sala de calderas y descubriría que pasó con Roger.


Prisión R.T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora