Capítulo VI: Encuentro helado

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Al parecer mis sospechas de un lugar escondido eran ciertas, pero nunca esperé encontrarme con aquellas criaturas. He estado buscando este lugar por mucho tiempo, sin embargo, nunca imagine que se encontraría en un lugar tan visible.

Un objeto extraño, yo diría un tipo de brújula, me trajo hasta aquí. Cuando hallé este lugar fui recibido por uno de esos monstruos. Por alguna razón la abominación que me atacó no terminó conmigo y se alejó en la profunda oscuridad.

Descubrí que la brújula sirve como rastreador. Si alguien encuentra esta nota, por favor busque la brújula y ayúdeme. Está programada a rastrearme por defecto.

La brújula se encuentra en las salas de pruebas.

-Renatto Tagarro.

Los ojos de Roger brillaron como 2 luceros en medio de una de las más oscuras noches. Él Sabía perfectamente que estaba a punto de encontrar a su hijo después de tanto tiempo y eso lo emocionaba.

Al rato entramos a la tercera sala de pruebas, ya que Roger ya había revisado anteriormente las primera, segunda y cuarta.

Buscamos por todos los lados posibles y no encontramos absolutamente nada. Roger empezó a flaquear y entró en angustia. Pero antes de que nos rindiéramos una de las incubadoras empezaba a resonar. De un momento a otro la capa que lo cubría colisiono con el cristal.

La incubadora cayó y un extraño fluido azul salía de las aberturas. A continuación el contenedor se abrió en dos y una extraña entidad emergió de ella.

Su color era un marrón ennegrecido y de su vientre se apreciaba una extraña vara de metal con un tono verdoso. Su cuerpo era escamoso y sus ojos apenas se llegaban a apreciar.

-Maldición, una de esas criaturas –Dijo Roger mientras agarraba la tubería que había traído-. Prepárate Tomas, no sabemos de lo que es capaz esta cosa. Sé que fuiste un asesino así que deduzco que sabes pelear, ¿estoy en lo correcto?

-Ciertamente Roger -Afirmé mientras agarraba la pata de cabra- Pero nunca he luchado contra monstruos.

-Los seres humanos podemos llegar a ser monstruos si nos lo proponemos. No es nada del otro mundo Tomas

-Creo que la filosofía es lo de menos ahora Roger, ¿listo?

-Cuando quieras

Roger fue por la derecha y yo por la izquierda. Cogimos algunas bandejas como escudos si el monstruo se atrevía a atacarnos. El monstruo se lanzó contra mí, pero pude esquivarlo con rapidez y atinarle un buen golpe en el cráneo. Sin embargo, el golpe no surgió efecto. Roger, sin perder el tiempo, empujó con la bandeja a la abominación para hacerla ceder, pero solo incrementó la furia de la bestia que embistió contra él.

Roger salió volando contra las vitrinas y a simple vista podría decir que quedó inconsciente. La criatura no perdió tiempo y se dirigió hacia mí. Su mano se transformó en un tipo de estalactita hecha de carne. Hizo un movimiento rápido con aquel brazo y de un golpe destruyó mi "escudo". Estaba indefenso y no sabía qué hacer. La bestia agarro mi brazo y me lanzó contra la mesa de pruebas.

Estaba a punto de aceptar mi muerte, pero de repente una pequeña brújula apareció a mi costado. La cogí y pude distinguir un extraño rastreador en su interior que señalaba un lugar específico, tal vez el hijo de Roger.

Me apresuré en pararme y corrí a la siguiente sala de pruebas. La criatura hizo lo mismo.

Tuve el tiempo suficiente de esconderme en un armario. Lo único que se me ocurrió y pude hacer era examinar la brújula, pero me di con una sorpresa. La brújula tenía algo escrito en la parte trasera y dictaba lo siguiente:

Prisión R.T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora