Capítulo V: Detrás del basurero

57 1 3
                                    

Abrí la puerta de la sala de calderas de la forma más silenciosa posible para no atraer ojos ajenos. Con los alicates pude abrir el candado y con la pata de cabra pude abrir la puerta. Por ahora todo salía perfecto,

Con mi linterna encendida empecé a inspeccionar toda la sala, pero no encontraba algún rastro sobre Ronald y mucho menos algún problema con las máquinas de ese lugar.

A oscuras la sala parecía un lugar tenebroso y estar ahí me incomodaba muchísimo, pero tenía que resistir si quería encontrar algo importante que me ayudaría a descubrir que pasaba. La sala se sentía cada vez más pesada y el tiempo no iba a mi favor. El miedo empezó a acecharme.

Cuando por fin me habría rendido y estaba a punto de regresar a mi celda observé unas luces a lo distante, eran uniformados. Se dirigían aquí.

Entré en pánico, no debían verme o me metería en problemas que no quería imaginar. Busqué algún lugar para esconderme y me puse detrás del "basurero". El lugar parecía un infierno.

Estaba a punto desmallarme del calor, pero una mano sujeto mi boca y me jaló hacia atrás. Sentí que una puerta se abría y me soltó.

-Silencio Leyer, este lugar es peligroso. No sé porque quisiste venir.

-¿Ro-Roger? ¿Eres tú? –Dije tartamudeando de miedo-.

-Sí, Leyer. Ahora dime que haces aquí –Añadió molesto y nervioso-.

-Intentaba buscar algún rastró o señal de que habría pasado contigo y aquella noche. Pero ahora mismo no entiendo nada. ¿Dónde estamos?

-Nos encontramos detrás del "basurero". Encontré una puerta aquí mientras sucedió todo aquello que viste.

-Roger, ¿por qué asesinaste a dos uniformados?

-Yo no fui, Leyer. Debes creerme por favor -Exclamó angustiado-.

-¿Por qué te creería? Me engañaste con lo de la carta. Sí podían enviarme cartas desde la ciudad y me hiciste desconfiar, temer y sospechar de todos. –Mi molestia al parecer incomodó a Roger, pero intento mantenerse tranquilo-.

-Escucha Leyer. Es cierto, te mentí. Pero tenía que hacerlo, porque solo así me ayudarías con todo esto.

-¿Ayudar en qué, Roger? Dime que ocultas de una vez.

-Supongo que debo decírtelo. Hace algunos años mi tercer hijo Renatto cometió un homicidio doble por lo que fue enviado a esta prisión. Siempre me mandaba cartas todos los meses y yo a él. Pero un día dejó de enviármelas y a los pocos meses me informaron que había desaparecido.

-¿Pero eso que tiene que ver con todo esto?

-En las cartas siempre me decía que cosas extrañas sucedían aquí y que él quería descubrir lo que pasaba. Así que concluí que mi hijo habría desaparecido intentando descubrir los misterios de este lugar. Así que le pedí un favor a un oficial de aquí para que me hiciese pasar por un convicto.

-¡El oficial Metts! –Añadí sorprendido-.

-Exactamente.

-¿Pero no crees que tu hijo no murió asesinado por los uniformados al tratar de descubrir estos misterios? ¿O por otro reo?

-Eso también pensé, pero sin ningún cadáver encontrado no podía sacar esa conclusión. Y más con todo lo que encontré aquí.

-¿Aquí? ¿Qué has encontrado?

-Sígueme, pero no hagas ruido es peligroso.

Roger encendió una pequeña lámpara de aceite y visualizamos escaleras. Descendimos hacia lo desconocido, bueno para mí.

Prisión R.T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora