Capítulo VII: Erres y Tes

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Aún sigo preguntándome el porqué de seguir ayudando. Simplemente debería centrarme en lo que es mi caso: mi familia. Sin embargo yo siento que ayudando a Roger encontraré las respuestas que necesito, o bueno, una parte de estas. Cueste lo que me cueste, hallaré la verdad que tanto anhelo.

Cuando logré salir de mi burbuja de pensamientos pude notar que Roger seguía enfrente de la cápsula donde se hallaba su hijo. Tenía una mirada un tanto perdida acompañada de su afligida narración (sus anécdotas). Algunas pequeñas gotas empezaron a recorrer las mejillas de mi valiente compañero que tanto había hecho para llegar hasta aquí. Y ahora tener a su hijo a solo un brazo lo hacía tan feliz. En mí nació una extraña melancolía al ver esta escena.

Sacudí la cabeza para aterrizar en la realidad y dejar de pensar en lo que veía. Así que, velozmente, me reincorporé de mi caída y fui hacia la "consola" que controlaba aquellas máquinas. Intentaría liberar al hijo de Roger sin causar algún estrago que podría llevarnos a la muerte e incluso el de mucha gente. Reí un poco por aquel pensamiento. Prácticamente yo había asesinado y hecho daño a muchas personas, así que sonaba un tanto hipócrita viniendo de mí.

Para mi desgracia, mi debilidad eran las maquinarias. Seguí pensando por varios minutos y se me ocurrieron varias ideas, pero que carecían de algún tipo de seguridad.

Fui por lo simple, así que le pedí a Roger que golpeara la cápsula en donde se encontraba Renatto. Roger me hizo caso y cogió la tubería que habíamos traído. Por desgracia no surgió algún efecto, ya que las máquinas que se conectaban con la cápsula no dejaban abrirla desde el exterior. Seguí pensando hasta que se me ocurrió una fantástica idea. Intentaría mover la cápsula de Renatto hacia su parte contraria para poder separarla del resto y a su vez deshabilitar las conexiones por el cambio de espacio para fragilizarla.

Cogí la brújula y me concentré para no cometer error alguno. Respiré profundamente e hice un movimiento con mi mano, calculando el área de la cápsula. Como había previsto, las conexiones se desconectaron por la rotación que hice. Pude ver con éxito como había separado la cápsula del ser amado de Roger.

Y ahora que la había debilitado le dije a Roger que la golpeara nuevamente. El, nuevamente, me hizo caso y de cinco golpes muy potentes la cápsula sucumbió. Esta se abrió dejando a Renatto libre cayendo en brazos de su padre. Toqué su mano y esta estaba helada. Necesitábamos rápidamente una fuente de calor para que el hijo de Roger no muriera.

Roger nervioso me pidió que usara la brújula para aumentar la temperatura de la sala, ya que está relacionada al espacio y la física. Pero, ¿cómo podría hacer aquello?

Cogí la brújula e hice algunos movimientos con las manos, que solo hicieron que algunas zonas cambiaran de posición o que las cosas dentro de estas se fueran hacia arriba. Presione con fuerza la brújula frustrado y furioso. De un momento a otro, la temperatura empezó a elevarse de manera considerable. Hasta un punto que el calor invadió el lugar, mejor dicho una parte de este.

Tuvimos que soportar el intenso bochorno hasta que la temperatura corporal de Renatto volviera a un punto mínimo. Después de ello, volví a guardar la brújula en mi bolsillo y la temperatura baja poco a poco. En el momento de poner esta dentro de mis bolsillos pude sentir la inconfundible textura del papel.

La saqué rápidamente para abrirla y ver que contenía. Mientras que Roger ponía toda su concentración en su hijo. Este tenía un curioso peinado en su cabellera castaña. Sus ojos eran algo pequeños, pero su nariz no contaba con la misma suerte. Se le veía muy joven y no me superaba en tamaño. Delgado, puro hueso diría yo. Acompañado de un saco de los típicos "detectives de antaño".

Fije la mirada nuevamente en la carta, y como lo suponía, esta tenía la misma forma que las anteriores que recibí. Ignoré el exterior y la abrí rápidamente. Me senté en el suelo y con serenidad empecé a leer en voz alta lo que decía en ella.

"................."

"Vaya, señor Leyer. He de decir que estoy muy sorprendido por su insistencia en todo esto.

Pero siento que no descansará a descubrir la verdad, ¿cierto?

Ahora que ya sabe lo que su amigo Roger hace aquí y lo que acaba de encontrar, usted buscará respuestas en todo esto.

Prepárese Tomas, lo que se viene tal vez acabe con usted. El resultado dependerá a su forma de ir haciendo las cosas paso por paso.

Esta será la última carta que le enviaré. Corro un gran peligro en estos momentos y enviarle un recado sería un suicidio."

Suerte.

ATTE: T.

La sangre se me quedó helada. De alguna manera, él que me enviaba las cartas, sabía cada cosa que hacía y preveía las que posiblemente haría. Pero lo que realmente me llamó la atención fue el "ATTE". Saqué las demás cartas y uní las letras finales de cada "ATTE", exceptuando la primera que era un punto, y formé una abreviatura.

-R.T. –Murmuré extrañado, mientras pensaba que podría significar aquella abreviatura-.

De un momento a otro relacioné la abreviatura con los nombres de todas las personas que se relacionaban con todo esto: Roy Tesla, Roger Tagarro, Renatto Tagarro, Ronald Trump, Richard y Roberto. Sentí un escalofrío. De un momento a otro me di cuenta que esto no era una simple coincidencia. Algo había intercedido para poder encontrarme con tantas erres y tes con la única intención de desconfiar de todos.

Después de todo esto Roger, su hijo (aún inconsciente) y yo optamos por salir de la sala. Rápidamente Roger cargó a su hijo en sus brazos, cosa que me sorprendió ya que mi compañero estaba algo descalcificado por su vejez. Pasamos por todas las salas del "hospital" que habíamos recorrido hasta que llegamos a la sala donde tuvimos el enfrentamiento con aquella abominación. Equipé la brújula y entre en la sala a inspeccionar. Pude ver aliviado que la criatura seguía estampada contra el techo por el cambio de gravedad de esa zona.

Pude notar alguna incoherencia con el poder de la brújula. Se suponía que el cambio de gravedad era permanente hasta que yo quisiera, aun así no tenga la brújula en la mano. Sin embargo con la temperatura no era la misma historia. Si suelto la brújula esta se normalizará rápidamente.

Le pregunté a Roger sobre esta curiosidad. Escuchó atentamente y luego me dijo que eso tenía una explicación "lógica", según él. Pues explicó que la temperatura podía ser alterada por la insistencia de gases en el lugar. Lo que hacía la brújula era emitir aquellos gases y hacer una presión constante. En el caso de la gravedad, esta no puede ser alterada de ninguna forma, así que al momento de invertirla no se hace una presión constante, es decir, que el cambio se mantiene porque no es necesario estar "presionándola" para alterarla.

Pude entender lo que Roger me explicaba, pero aun así tenía algunas dudas. Le seguí preguntando sobre la física y me comentó sobre las cuatro interacciones fundamentales (donde se incluía la gravedad). En una de esas se incluía la interacción electromagnética. Me dijo que era muy probable que pueda dominar las partículas de las cargas eléctricas con la brújula.

Llegamos a la puerta principal, detrás del "basurero". Al momento de salir pude notar que era de noche, así que decidimos que mejor era quedarnos aquí para no toparnos con ningún uniformado. Mi compañero prendió su lámpara de aceite y yo mi linterna. No sabíamos que hora era.

Nos acostamos en el suelo. Roger se sacó su chaqueta e hizo que su hijo posara la cabeza en ella. Mientras miraba como Roger atendía a su hijo empecé a sentir muchísimo cansancio, parpadeaba cada vez más seguido. No hice esfuerzo alguno de luchar contra la fatiga y me deje atrapar por el poderoso sueño. Respiré profundamente y cerré los ojos.

Todo se volvió negro.


Prisión R.T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora