12- Final feliz

4.8K 431 5
                                    

Nos encontramos en un bar. Él estaba sentado frente a mí fumando un cigarrillo, y con la otra mano sostenía una copa de whisky.
—¿No quieres ir a una fiesta?—dijo mientras seguía mirando hacía la ventana.
—Prefiero quedarme contigo—sonreí.
—Já. Eso es nuevo—levantó la mano para llamar la atención del mesero, éste se acercó y se llevó su copa para llenarla.
—No te veo con muchos ánimos, eso no es normal en ti—y era verdad, se miraba demaciado ansioso.
—No—se limitó a decír.
—¿Se podría saber a qué se debe?— pregunté mientras jugaba con la copa de vino.
—¿Me traicionarías?—me exalte, no esperaba esa pregunta.
—No sé a qué te refieres—dije inocente.
—¿Sí o no?—me miraba fijamente sin parpadear.
—No... nunca—él se llevó las manos a la cabeza y soltó un largo suspiro.
—Bien, espero sea verdad—volvió a ver hacia la ventana. Él mesero llegó y dejó la copa.
—¿Tú me traicionarías?—pregunté curiosa.
—No, no somos socios ni nada.
—Pensé que—me acerqué más a él y dije más bajó—que me ayudarías a matarlo.
—Sí, pero no somos socios—se llevó su copa para beberla—yo no confío en nadie que trabajé con un policía—se acercó a mí y me miró fijamente—no son de fiar, Linda—sus labios dejaban ver su repulsión hacía ellos.
—Yo confío en él, me ha demostrado ser de fiar.
—Já. Son buenos mintiendo. ¿Por qué crees qué te ayuda?, ¿Por qué quiere hacer justicia?—se hecho hacia atrás y comenzó a reírse—¡Por favor, Linda! No seas ingenua, sólo quiere sacar provecho de ti metiéndote a la cárcel.
—Él no es así, si me hubiera querido traicionar lo habría hecho hace mucho—dije segura.
—¡Ppff!—se puso de píe y pagó su tragó—yo no trabajó con personas que confían en policías.
—Dijiste que me ayudarías—me puse de píe para verle el rostro de cerca.
—He cambiado de opinión—se dio la vuelta para irse.

Me quedé de píe y reaccioné, pagué mi copa y lo seguí. Estaba hecha una furia, y estaba muy segura de matarlo.
—¡Zacarias!—grité mientras salía corriendo del bar.
—Ya no tenemos de que hablar—se metió al auto y lo encendió. Yo abrí la puerta del copiloto y entre.
—Me tienes que ayudar a matarlo, te daré lo que quieras... pero ayúdame.
—Bájate de mí auto—dijo sin siquiera mirarme.
—¿Por qué me tratas así?, ¿Qué hice?— pregunté desesperada.
—Ya te lo dije, ahora bájate—el acelerador del auto se escuchaba cada vez más potente.
—¿Por qué me dijiste que si lo harías?—dije furiosa.
—Lo iba hacer, hasta qué supe que querías matarme—me miraba fijamente, me atravesaba con la mirada.
—Yo no sé de qué hablas—dije nerviosa.
—¡Bájate!—grito tan fuerte que un grito de miedo salió de mí. Bajé rápido del auto y cerré con fuerza la puerta. Me quede parada observando como él se iba hecho una furia.

Llamé a un taxi, quería desaparecer. Estaba muy molesta con él, pero me sentía fatal por desear matarlo, y haber estado decidida en hacerlo.
—¿Señorita?.
—¿Eh?—pregunté algo distraída.
—Ya llegamos—dijo él taxista.
—Sí, gracias—pagué y él taxista se marchó.

Entre al departamento y me tiré al sillón, mis ánimos estaban en el suelo. Unos minutos después tocaron la puerta, la mitad de mí estaba dormida, me levanté y abrí.
Mis ojos se abrieron como un par de canicas, ¿pero qué diablos?.
Me dí la vuelta para correr, pero el encapuchado me tapó la boca y cerró la puerta.
—Shhh, ahora pagarás.
Me forzaba por librarme de mi raptor, pero éste me superaba en fuerza y tamaño.
—No hagas ni un ruido ó te mató—dijo mientras pasaba su arma por mi rostro.
Me tiró al suelo, yo estaba helada, sentía un nudo grande en mi garganta, quería gritar y llorar. Temblaba sin control.
—¿Qué quieres?—dije tartamudeando.
Él no contestaba, caminaba a mi alrededor viéndome como una presa. Era obvio que disfrutaba verme así.
—Mataste al Abuelo, ¿recuerdas?—una sonrisa macabra se podía ver, era horrible.
No podía negarme, en esa situación era estúpido negarse.
—Sí—trage saliva con mucha dificultad—fue un ajuste de cuentas.
—¿Ajuste de cuentas?—se hecho a reír a carcajadas.
Empecé a buscar en mi mente como deshacerme de él, debía conseguir mi arma.
—¿Vas a matarme?—le dije. Tenía que buscar una manera de distraerlo.
—Claro que sí, pero antes quiero pasar un buen rato—no quitaba su mirada sobre mí, era grotesca. Ansiaba golpearlo, pero debía esperar el momento adecuado.
—No es necesario todo ésto, podemos negociar.
—¿Qué me puedes ofrecer tú a mí?— dijo con un tono de burla.
—Dinero, mucho dinero.
—Tú no tienes nada.
—¿Estás seguro?—me levanté un poco—¿Crees qué solo lo maté por despecho?
Él seguía caminando a mi alrededor, yo le seguía con la mirada.
—También necesitaba dinero.
—Mientes, su dinero ésta completo en las cuentas—dijo él.
—Já. ¿Y crees qué era todo? Él era astuto, tenía cajas fuertes que nadie conocía.
—¿Y tú como sabías de ellas?—me miraba con desconfianza.
—Yo era su debilidad, él y yo teníamos una larga historia. Sólo necesité seducirlo un poco y listo.
—Él no era tan tonto—me dijo, y paró de caminar.
—Lo sé, pero teníamos historia. ¿Nunca te hablo de mí? Era un hombre muy reservado, lo sabes, ¿cierto?—lo miraba con confianza.
—¿De cuánto dinero hablamos?.
—Millones—dejé ver una pequeña sonrisa.
Él se dio la vuelta, al parecer para pensar, pero fue él tiempo suficiente para tomar el cuchillo de cocina que había dejado en la mesa, lo escondí en mi espalda.
—¿Y?—dije desesperada.
—Sí—me miró—quiero todo el dinero.
—¿Todo?—dije fingiendo preocupación.
—Todo.
—Bien, sólo permíteme darte la bolsa.
—La tomó yo—dijo molesto.
—Bien. Está es la tercera puerta de ahí—y apunté hacía el mueble de la recamara.
Él camino rápido. Empezó a buscar la bolsa.
—¿La encuentras?
—No.
Me levanté lentamente.
—Sólo te ayudaré—dije mientras me ponía de píe.
Me acerqué a él. Tomé mi cuchillo y lo puse en su cuello y lo deslicé rápidamente.
Él pobre infeliz se ahogaba con su propia sangre, me miraba con desesperación.
—Ahí está tu dinero—dije mientras tiraba mi cuchillo al piso.

Me dí la vuelta y miré una sombra negra.
—¿Qué hiciste?—dijo Zacarias con un rostro perplejo, asustado y molesto.
—Lo maté—me límite a decír.

Belleza Asesina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora