Han pasado cuatro años desde que mi padre descansa en este cementerio. Cuatro años desde que vivo en esta ciudad. Su último deseo fue ser enterrado aquí.
Barrí con mis manos el polvo que se acumulaba en la lápida, no había ninguna flor. Papá las odiaba. Decía que era un regalo básico y que servía para todo, que no tenía sentimiento alguno. Se podía regalar a una pareja, o de felicitaciones, y demás está decir que era lo primero que se venía a la mente cuando ibas a un cementerio, llevar flores.
-Desde hace mucho que no vengo- le dije mirando al piso- pero hoy es una ocasión especial, ¿No crees? Ya van cuatro años- lo último lo dije con un nudo en la garganta. Sentía como algunas lágrimas rebeldes se escapaban, pero las alejé. Odio llorar- Te extraño mucho.
Por mi mente paso una niña de ocho años, llevaba dos coletas y un vestido rosa. Su padre la tomaba en brazos mientras ambos reían.
-Papi, te he extrañado mucho- habló la pequeña niña.
-Ha pasado mucho tiempo, Lottie. Mira, si incluso has perdido tu dos paletas- la niña sonrió mostrando sus inexistentes dientes.
-Por favor papi, no te vayas de nuevo- Lottie escondió su cara en el hombro de su padre mientras soltaba pequeños sollozos.
-Tranquila pequeña, siempre estaré aquí para ti.
Rompí en llanto, siempre evitaba venir a su tumba, porque me volvía débil e inestable.
-Te necesito- le susurré- Mamá está peor que nunca. Se emborracha cada noche y empieza a gritar que todo es tu culpa. Y aunque sé que no es tu culpa haber muerto, lo odio. A veces me pregunto porque te fuiste tu y no ella- estaba sollozando sin control. Y tal vez eso es lo que necesitaba, desahogarme.
-Y luego está todo esto de la escuela- continué- ¿Por qué son unos malditos? Es decir, ¿Qué hay de malo en ser cómo soy? ¿Crees que debería cambiar?- como había dicho, me atacaba una inestabilidad emocional- Claro que no debería cambiar. Quiero decir, nadie debería cambiar por no ser lo que los demás quieren que seas. Lo que ellos necesitan es aprender a tolerar- debía parecer una loca hablando 'sola'.
-Papá, eres un genio. Lo que tengo que hacer, es mostrarle a todas las chicas que ser así- me apunté- no es malo. Rayos, ¿Por qué no lo pensé antes? Tengo que crear un manual para ser una fresa.
Chillé emocionada. Dios, mi inestabilidad mental me asustaba a veces.
Y como todas las demás veces, salí del cementerio feliz. Hablar con mi padre siempre me ponía feliz al fin y al cabo.
***
Estuve toda la noche pensando en la loca idea sobre el manual. Y estaba decidida, a la mañana siguiente, empezaría a hacer lo que debí haber hecho desde hace mucho.
Miré mi armario con un dedo en la barbilla, ¿Qué atuendo es el indicado cuando quieres cambiar el mundo? Miré bien los vestidos que colgaban, uno color gris vendría bien.
Me metí en la ducha y en diez minutos ya estaba lista. Me miré en el espejo, pensativa, algo faltaba...
Me quité- muy a mi pesar- mi altos tacones y elegí unas lindas botas rosa pastel. Si, así está perfecto.
-Escucha- le dije a mi reflejo- Eres Charlotte Evans, puedes hacer todo lo que te propongas y harás que esos neandertales que tienes como compañeros lo sepan. Hoy conocerán a la verdadera Charlie.
Tomé mi bolso y mi llaves, hoy será un largo día.
***
Caminé con pasos largos hasta la oficina del blog escolar. Si, leyeron bien, no había periódico, era un blog.
Extrañaba el choque de los tacones contra el suelo, pero las botas estaban bien.
Tomé el pomo de la puerta de la sala de edición, donde trabajaban los editores.
-Hola- me acerqué a la chica que estaba en la primera computadora. Tenía el ceño ligeramente fruncido mientras apretaba fuertemente las teclas. Levantó la mano en señal de que esperara.
-Tal vez esto es mala idea, Charlie- me dijo Bella con voz insegura.
La chica levantó la cabeza la cabeza al escucharme murmurar unos intranquilos "no lo es, no lo es"
-¿Qué necesitas, Charlotte Evans?- me preguntó examinando con seriedad mi rostro. Traté de no mostrar asombro al ver que sabía mi nombre. Nunca la había visto.
-Quiero ver a Sky Lighting- la chica (de quien no sabía el nombre) me miró con una sonrisa sarcástica.
-Como es tan fácil ver a la editora en jefe- rodó los ojos al tiempo que la puerta se abría.
-Escuché mi nombre- una linda pelirroja se acercó a nosotras. Damas y caballeros, Sky Lighting- ¿Alguien me necesita, Margaret?
-¡Yo!- salté- Necesito hablar contigo.
-Pero si es la famosa Charlotte Evans - me miró de arriba a abajo- ¿A qué debo este placer?
Sky era conocida por ser la chica más honesta que la escuela haya conocido, incluso cuando la verdad era cruel, ella la decía.
Me hizo un gesto para que vaya a su oficina, porque sí, ella tiene una oficina.
Se sentó detrás del escritorio mientras me ofrecía tomar asiento.
-Verás, tengo un pequeño proyecto en mente, que me gustaría realizar a través de este blog.
-¿Estás consciente de que, para abrir una sección, necesitas el permiso de la directora?- habló como si estuviera leyendo un contrato.
Asentí esperando el momento en que preguntara de que se trataba, pero al parecer Sky no estaba interesada en escucharlo.
-Hablaré con la directora y le pediré el permiso. Si tu sección, luego de tres archivos, no tiene éxito, la sacaré. Y tienes que estar de acuerdo con ello. Firma aquí- me mostró un papel donde estaban las clausulas principales.
Asentí mientras firmaba. Vaya, no pensé que sería tan fácil.
-Te explicaré como tienes que publicar- juntó sus dedos mientras me miraba seria- Puedes escribir un borrador que tendrá, por obligación, que pasar por la sala de edición. Luego tienes que leerlo y si estás de acuerdo lo publicaremos. Si no te gusta la edición, puedes publicarlo tal y como estaba, pero con mi autorización- iba asintiendo a cada palabra que Sky decía- tendrás un horario para publicar, al principio será una vez por semana y si tu sección se hace famosa, podrás escribir todos los días de la semana si quieres. ¿Queda todo claro? Perfecto. Empiezas mañana, puedes irte.
Me sonrió incómoda mientras me paraba.
-Buena suerte, Charlotte Evans- susurró, no sabría decir si quería o no que yo escuchara, pero lo hice, y no podía sentirme más nerviosa.
***
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Manual para ser una fresa.
Teen FictionEn el momento en que Charlotte Evans puso un pie dentro de la secundaria Grigori, fue etiquetada como la 'chica fresa', y eso en realidad nunca le importó, hasta que vio como era tratada una chica de primer año. Le recordó a su propio infierno. Y es...