La noche, callada y silenciosa. Fría y oscura. Este era mi hogar por las noches. Nadie conocía este lado de mi, nadie me conoce cuando estoy furioso, ni cuando debo hacer el trabajo.
Todos piensan que yo soy uno de esos niños buenos, pero se equivocan.
Saqué las llaves de mi Camaro del bolsillo izquierdo de mi pantalón y entré en él. Abrí la guantera que se encontraba en el lado del copiloto y cogí mi arma de 22 mm. para guardarla en la cinturilla de mis pantalones, también cogí una bolsa de color negro de allí y la guardé dentro de mi chaqueta de cuero negro. Encendí el coche, procurando no hacer mucho ruido aun que fuera imposible y arranqué para alejarme lo más que podía de mi hogar.
Los caminos de tierra y piedras hacían que el auto se llenara de polvo y se ensuciara, aun que no me importaba demasiado. Lo único que tenía en mente era ir donde los chicos y yo nos habíamos acordado en juntarnos, a las 2:30 am. En el mismo callejón de siempre por la calle 714 de Camp Street. Debíamos reunirnos para así terminar de entregar algunos de los pedidos y terminar un ‘’pequeño’’ trabajo.
Sonreí para mis adentros. Vería la cara de ese bastardo cuando le apunte con el cañón de mi pistola sobre la cien para acabar con su patética vida. Por un momento, recordé el miedo que veía en los ojos de Isabela cada vez que me acercaba a ella; un miedo profundo, terror.
Cuando vi su moretón en su pómulo me extrañé demasiado. ¿Qué le habrá sucedido? Esta tarde, cuando me la encontré sentada bajo ese árbol, no logré ver si aún lo tenía, por lo que era más que seguro que había intentado ocultarse las marcas. También fue extraño habérmela encontrado sola, casi congelada, bajo ese árbol en medio de una gran ventisca y cuando me contó lo sucedido, no le creí. ¿Haberse perdido?
Negué para mi mismo. Encendí la radio en cuanto salí de los caminos de tierra y pasé a los de cemento. En la radio que tenía puesta estaban dando ‘’Demons’’ de Imagine Dragons.
(…)
Llegué a la 714 Camp Street y luego de estacionar y apagar el motor de mi polvoriento auto, bajé con la bolsa de plástico negro y caminé hasta adentrarme en la oscuridad del callejón. Al llegar a una puerta verde, giré el pomo y entré. Respiré el aire con olor a cigarro y marihuana, ya deben estar todos aquí.
Me adentré más a la construcción que usábamos como base. El lugar estaba abandonado y nadie sospechaba de que nuestro paradero era este lugar. Entré a la sala y vi sentados en el único sofá gastado que había allí a los hermanos Marcus y a Jason Lodge, uno al lado del otro mientras ambos fumaban que se yo que cosa. Ambos tenían 17 años, eran los menores aquí con esa edad. Marcus y Jason tenían el cabello negro hasta la altura de los ojos, liso. Jason de ojos verdes y Marcus de ojos mieles. Los hermanos medían 1,80, los que le daba una edad mayor a la que tenían.
A su lado, estaba Michael Busher, el líder y el mayor de nuestra banda llamada ‘’The Black Wing’’ (La Ala Negra). Tenía 20 años y medía casi los dos metros; 1,97 para ser exactos. Cabello rubio, tez blanca y ojos azules, atraía a chicas por montones.
Y parados a los lados del umbral de la puerta que llevaba a una habitación, estaban Jared Lauper y Kyle Wells. Jared tenía cabello castaño y ojos del mismo color. Un rostro cuadrado y gran nariz, pero aún así las chicas lo encontraban atractivo. Era un poco más bajo que yo, al igual que Kyle. Jared tenía 19 y era méxicano, pero se escapó de la policía allí y llegó aquí, donde lo integramos a nuestra pandilla, mientras que Kyle tenía actualmente 18, al igual que yo. Él tenía el cabello de un fuerte rojo y usaba aros en los labios, nariz y orejas. Su tez era tigreña y un poco aceitunada en algunas zonas de los brazos y piernas. Todos tipos duros buenos para las peleas.
Lancé la bolsa sobre la mesa de centro que se encontraba allí y esperé allí, de pie alguna reacción antes de hablar.
—¿Qué debemos hacer primero, mhm? ¿Matar al bastardo de Alan y entregar el pedido, o entregar el pedido y matar al bastardo de Alan? —pregunté, mientras sacaba un cigarrillo del bolsillo de mi chaqueta y lo encendía con el encendedor que estaba sobre la mesa. Inhalé una gran calada antes de expulsar el humo por mi boca.
—Primero… —habló Michael, mientras se levantaba y tomaba la bolsa para ver su contenido: Drogas —…Nos dividiremos. Tres irán conmigo a matar a Alan y tres irán a entregarle esto a Charles —nos miró a todos mientras suspiraba para volver a hablar— Eduardo, Jared y Jason vendrán conmigo. Los demás, tomen la camioneta y vayan a darle las drogas a Charles.
Él comenzó a caminar a la salida, obligándonos a seguirlo por la espalda mientras los otros tres se quedaban allí parta esperar a que nos fuéramos. Le lancé las llaves de mi Camaro a Michael, quien las atrapó en el aire y nos subimos a este para partir en la dirección a la muerte de Alan.
ESTÁS LEYENDO
Sálvame
Random''Haría lo que fuera por hacerlo, princesa'' ''Sácame de aquí, haz que se detengan... Haz algo'' ''Lo que sea por ti, nena'' (...) ''Yo sé como puedo salvarte'' ''¿Cómo? Dime, por favor'' ''¿Confías en mi?'' ''Si, confío en ti'' #611 in Romance - 17...