Capítulo 19

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PDV de Isabela.


Me senté en una de las esquinas del baño. Las lágrimas por el susto caían por mis mejillas, pero no me había dado cuenta hasta que vi una de ellas caer sobre mi brazo.

Nunca me había imaginado a Eduardo metido en algo como eso. Siempre le veía tan bueno conmigo, amable y simpático. Era suave y muy cuidadoso cuando hablaba conmigo, o cuando me tocaba de alguna forma. 

Estaba histérica. Agitada. 

‘’¡Cálmate Isabela!’’ me obligué a mi misma. Comencé a respirar pausadamente, haciendo caso omiso a los sonoros golpes que se sentían en la puerta del baño.

¡Isabela! ¿Estás hay? ¿Podemos hablar?

Respiré hondo una vez más antes de responderle: —Solo… Necesito un segundo… Por favor…

Isabela, abre la puerta, cariño. Por favor —escuché su suspiro— Bien. Te esperaré en la sala, ¿si?

B-bien…

Hubo un silencio durante unos pocos segundos, hasta que la voz de alguien, que no conocía, se escuchó.

¡Isabela! ¿Qué pasó? ¿Quién es ella? ¿Porqué actuó así?
Cállate, Jared. Te lo contaré todo, pero vamos a la sala. Llama a los chicos para que entren y así hablar más tranquilamente, ¿vale?
Bien.

Al sentir que los pasos se alejaban, me levanté, mientras borraba cada indicio que permitiera saber que había llorado. Me lavé la cara e intenté asimilarlo todo.

Si, fue algo… Estúpido haber reaccionado así. Pero no supe que hacer. Rasqué mi cabeza mientras mordía mi labio inferior y suspiraba. Miré la puerta por el espejo de la pared. Sabía que habían más que los tres, entre ellos, Eduardo que ya conocía. Bajé la cabeza.

No temas. Sabes que si Eduardo te querría hacer daño, ya te lo habría echo —quise darme apoyo yo misma, ya que no tenía a nadie en ese momento.

Quité el cerrojo de la puerta y salí de allí, lo más callada posible. Me asomé por una pared para ver a Eduardo, Michael, y cuatro chicos más sentados allí, en los sofá de la sala mientras hablaban. Me armé de valor y, aguantando la respiración innecesariamente, me asomé mientras avanzaba a pasos inseguros hasta donde estaba Eduardo, jugueteando inconscientemente con mis manos. Él me vio y se levantó de donde estaba. Sentí varios pares de ojos curiosos posarse sobre mi.

¿Estás bien? Oye, lo siento si te asusté, no quise desistirlo de una forma tan brusca.
Yo… Estoy bien… 
Hola, soy Jared —un chico de cabellos y ojos castaños se acercó a mi, alzando la mano en mi dirección y con una radiante sonrisa iluminando su rostro.

Tomé insegura su mano, él se la llevó a los labios para depositar un beso en el dorso de ésta.

Oh… Uhm, hola. Soy Isabela.
Es un gusto, lindura.
Si, si, si. Ya basta, Romeo —espetó Eduardo, mientras me tomaba posesivamente la mano y me alejaba de él.

Los demás rieron, mientras Eduardo resoplaba.

Isabela, te presentó a Marcus y a Jason Lodge. —señaló a los chicos que eran casi iguales, pero con ojos totalmente diferentes. Ellos me sonrieron cálidamente— Él es Kyle Wells —señaló al pelirrojo de la habitación—, y ya conoces a Jared y a Michael. Con ellos trabajo, Isabela.

Sonreí forzadamente, pero prácticamente me ocultaba entre los brazos de Eduardo que se cerraron instintivamente sobre mis hombros, mientras susurraba algo en mi oído: —No temas, linda. No te harán nada, lo prometo.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora