Dante

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Charles pasaba mucho tiempo con los Collinwood desde que vio por primera vez a Katherin. Con el tiempo se hizo una costumbre hasta llegar a tal punto que iba tres veces por semana.

El sr. Collinwood cada vez le agradaba mas a Charles y eso hacia aun mas imposibles sus pensamientos y deseos sobre Katherin.

Una tarde, en una de las pocas ocasiones en las que Katherin los acompañaba en sus charlas. Estaban tomando el te un cálido día de verano. Estaban discutiendo un tema que a Charles le disgustaba, pues desconocía su opinión sobre este; el derecho al voto de las mujeres.

-¿Que opinas, querida?- pregunto el sr. Collinwood a su esposa.

-No tengo una opinión basada en buenos argumentos, pero apoyo la causa y soy parte de ella. Me gustaría poder ejercer el derecho con el que nací. Las mujeres somos igual o hasta mas capaces de hacer casi cualquier cosa que los hombres hagan. Tenemos ingenio y somos personas (seres humanos) no veo porque hay tantas discusiones acerca de este tema cuando es tan sencillo.- dijo eso con tremenda pasión que Charles no pudo hacer mas que observarla fijamente, a lo que ella respondió con otra mirada igual de intensa.

Esa tarde Charles supo que estaba irremediablemente enamorado de Katherin Collinwood...







-¡Charlie!-Sara me saco de mis pensamientos.-es tu turno de mover.-me dijo señalando hacia el tablero de ajedrez que teníamos en frente.

Sara nos hizo el desayuno y ahora nos encontrábamos jugando a ajedrez. Me gusta jugar con ella. Nunca logra ganarme, pero se ve muy linda cuando se frustra y siempre, cuando pierde, dice "juguemos otra vez, quiero la revancha". Llevamos horas jugando y ella aun no se rinde. Estaba empeñada en ganarme.

-Lo siento, estaba pensando.-dije, ahora a punto de ganar. No me decidía de hacerlo, quería dejarla ganar por lo menos una vez.

-¿Por eso el humo de tus oídos?.-preguntó divertida. Se borro todo rastro de lastima de mis pensamientos.

-Jaque mate.-dije y ella abrió mucho los ojos.
-Haces trampa.-me acusó. Pero que puede esperar de un fantasma de más de un siglo de edad. De pequeño solía jugar tanto, que mis padres me escondieron el ajedrez para que dejara de pedirles que jugaran conmigo. Estaba un poco obsesionado, nadie podía ganarme. Temo que le he pasado mi entusiasmo a Sara.

-Explícame como se podría hacer trampa en el ajedrez. Llevo años jugando, no podrías ganarme aunque nos pasáramos una eternidad jugando. Yo conozco el secreto...-Ella me miró con recelo antes de preguntar:

-¿Qué secreto?-

-Eso es lo bello de los secretos, no te lo puedo decir.-digo.-pero si quieres...-

¿podemos jugar? Ustedes llevan horas jugando y ya es mi turno, además ya se acabó la batería de mi tablet.-dijo Tommy interrumpiendome y haciendo un pequeño puchero.

-Está bien, luego jugamos la revancha Charlie.-dijo Sara.

-Creí que ya la habíamos jugado como 50 veces.-dije y me lanzó una pequeña pieza de ajedrez.-auu.-me quejé.

-¿Qué juego tienes ahí?-le pregunta Sara a Tommy.

-Adivina qué es.-dijo Tommy sonriendo.

***
Pasamos tiempo jugando entre risas gracias a la incapacidad de Sara para imitar a una foca. Hacia sonidos extraños y movía los brazos. Fue realmente cómico. Claro que yo les gané a ambos. Cuando tenía 15 años mi madre me regaló un libro de seres vivos (a pesar de que teníamos una gran biblioteca) que habitan en otros ecosistemas. Lo leí como quince veces. Supe exactamente como hacer sonidos muy parecidos a los de diferentes animales. Y como no era muy complicado, adiviné los de mis oponentes. ¿qué puedo decir? Soy un hombre completo.
Al cabo de un rato, nos dio hambre y fuimos a la cocina por algo de comer. Claro que yo no cociné, no me permitiron acercarme a más de dos metros de los alimentos. Sara nos hizo algo llamado cup cakes de nutella. No sé que tipo de chocolate sea, pero es la cosa más deliciosa que he probado en mi larga vida. No pude dejar de comerla, acabé con el bote entero. Estamos sentados, en la cocina, hablando de que no hay cosa más rica que la nutella, pero Sara me contradice, dice que hay muchos postres en la actualidad que no he probado. De repente, escuchamos un ruido proveniente de afuera.

-¿qué fue ese ruido?-pregunta Sara, en alerta.

-No lo sé, iré a ver, quédense aquí.-digo, esperando que, como una dama que es, Sara me obedezca, pero tan solo pongo un pie fuera de la cocina, ya está a mi lado. El ruido se vuleve a escuchar, creciendo a medida que nos hacercamos. Abro la puerta y camino hacia afuera. Le hago una seña a Sara para que se quede atrás, cosa que sé que no hará, pero como caballero, estoy obligado a decirlo. Camino, con cuidado de no hace ningún ruido y me encuentro con... ¿un maldito perro? Tommy, que debió de haberse quedado adrentro como le dije (digno hermano de Sara) fue corriendo hacia el perro, (un Pastor Alemán, por lo que puedo distinguir).

-Tommy, puede ser rabioso.-le dice Sara.

-No lo es, tendría que tener unos pequeños espasmos musculares y estarnos ladrando como si su vida le fuera en ello, en cambio, este parece amigable.-le digo y ella me fulmina con la mirada, yo solo me encojo de hombros. Tommy, quien se encuentra ahora con el perro, tiene un brillo muy especial en sus ojos, creo que ha encontrado un compañero. Yo solía tener uno...

A Charles no le gustaba mucho cazar. Los pobres animales no le habían hecho nada como para merecer una muerte inminente.
El asunto era que, a su padre, le encantaba y Charlie anhelaba inpresionarlo, por lo cual, se encontraba en el bosque en su primera caza, lo cual era normal a los 16 años. Su padre y su viejo amigo el sr. Mickeal ya se habían adelantado dejando a Charlie solo, confundido y, aunque no le gustara admitirlo, asustado. Ya se estaba haciendo tarde cuando Charlie se dio cuenta de que estaba perdido. Se puso nervioso. Ante cualquier ruido pegaba un pequeño brinco y miraba en todas direcciones, uno en especial llamó su atención, no era como ningún otro, era parecido a un gemido. Charlie se fue acercando con su curiosad ahora encendida, y se sorprendió mucho ante lo que encontró. Era un perro, un hermoso Husky blanco y negro. Pero, ¿qué hacía un perro de otro ecosistema aquí, en medio del bosque? Charlie se acercó, con cuidado de no espantar al animal que ahora estaba en modo alerta. Cuando llegó hacia el empezó ganándose su confianza con una caricia y un pedazo de emparedado que la cocinera le había preparado para el viaje. Pronto los dos estuvieron en marcha. Charlie pensaba en el nombre adecuado para el perro, al final se decidió por la bebida favorita de su padre, que siempre se hacía presente en discusiones importantes para Charlie: Whisky. Charlie encontró a un perfecto compañero que más tarde moriría por su defectuoso amor hacia una joven prohibida...


-Se llamará Dante.-dijo Tommy todavía agachado con el perro, demostrandole cariño.-en honor a mi mejor amigo.-dijo a lo cual Sara frunció el ceño.

-¿qué te hace pensar que nos lo quedaremos, o que mamá y papá lo aceptarán?-dijo Sara.

-Nunca me niegan nada si hago mi cara especial.-argumentó Tommy.-y nunca te niegan nada a ti.-dijo

-No te ayudaré.-dijo Sara. No iba a permitir que hiciera esto así que me uní a la causa de Tommy.

Por favoooor...-dijimos el y yo al unísono y Tommy puso una cara a la que ni la persona mas seria se resistiría.

-Está bien, Dante puede quedarse.-Accedió. Y Tommy y yo celebramos.

No hay peor sentimiento que el de separarte del que podría llegar a ser un buen amigo...

Blanco como el invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora