Era una de las tantas veces en las que Charlie visitaba a los Collinwood. En parte porque le gustaba la casa y, mayormente porque le gustaba la dueña de la casa.
Charlie había llegado a la casa en medio del bosque y el mayordomo le dijo que el sr. Collinwood estaba visitando al sr. Bradbury al otro lado de la ciudad y, que tardaría en llegar. Charlie decidió esperarlo, pues no tenia nada mejor que hacer. Se dirigió a su lugar favorito en toda la casa: la biblioteca. Le encantaban los libros. Los devoraba como si no hubiera mañana. Y uno de los factores mas importantes que contribuían a su deseo por la casa era la enorme biblioteca que esta tenia. Charles ya había acabado con gran parte de los libros de ahí, pues cuando descubrió su amor por los libros, también tuvo la suerte de que el sr. Bradbury (antiguo dueño de la casa) invitara a su padre a una reunión de personas importantes. Su padre, decidió llevar a Charles a su primera reunión de hombres y Charles, aburrido, por las interminables charlas de negocios, se escabullo para explorar la bella casa y descubrió la enorme biblioteca. El sr. Bradbury lo encontró fascinado con los numerosos libros y le dijo que cuando quisiera podía ir a visitarlo y leer en la biblioteca. Charles no pudo rechazar la oferta.
Entro por las enormes puertas y, una vez mas, quedo maravillado ante la visión de la apabullante biblioteca. Se adentro por los pasillos en búsqueda de su próximo viaje. Escucho un ruido, parecido al de una risa femenina. Avanzo siguiendo la risa y se sorprendió ante lo que vio. Estaba Katherin, la esposa del sr. Collinwood en el pequeño sillón en donde Charlie solía sentarse cuando iba a leer.
Se veía esplendida leyendo, pero a quien quería engañar, siempre lucia así. Charles quiso quedarse un tiempo observándola, pero hizo un pequeño ruido y Katherin volteo rápidamente.
-Siento asustarte, es solo que... es.. que venia a ver a Scott y...- no pudo terminar. Estaba un poco nervioso, ella lo ponía nervioso, y al parecer le divertía. Se estaba aguantando la risa. - Venia a ver a Scott, y Hamilton (el mayordomo) me dijo que fue a visitar al sr. Bradbury, así que decidí venir aquí y esperarlo.- Ya sonaba mas calmado. Ella solo asintió y continuo con su lectura. Charles, inusualmente tranquilo, empezó a hablar.- Sabes, yo solía venir todos los días de joven. Ya leí muchos de los libros que hay aquí. Incluyendo el que sostienes en tus manos. "La muerte y la brújula", de Borges. Lo leí a los 17. -Dijo, observando ahora el libro que ella sostenía en sus manos.
-¿Ah si? ¿y que tal esta? acabo de descubrir la biblioteca, y estoy empezando con el habito de la lectura.-dijo ella, sonriendo con esa sonrisa picara que a Charles tanto le gustaba.
-Esta bien si te gusta la ficción. Yo vivía de ella a esa edad. Ahora he descuidado mi valioso habito de la lectura.-dijo Charles.
-Me gusta la ficción, aunque no he leído mucha últimamente, ya que antes no contaba con la enorme biblioteca que ahora tengo. Es hermosa.-dijo ella viendo a su al rededor.
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Blanco como el invierno.
FantasyEscucha con atención lo que estoy a punto de decir... Es un secreto importante. Como todo secreto, este debe ser conservado hasta que la comisura de una sonrisa, o, unas manos incontrolables puedan sacartelo. "Soy un fantasma" un fantasma enamorado...