besándola sin permiso, obligándola a que le diese espacio en su boca, sin dejarle opción de retirada mientras con su otra mano se apoyaba en la mesa.
Rachell había perdido el sentido, la agarró realmente fuera de lugar y el traicionero de su cuerpo soltó un ¡Aleluya! Cuando Samuel empezó a besarla, hurgando en ella, lo más sensato sería quedarse con la mitad de la lengua de él en su boca después de amputársela de un mordisco pero su jodida boca solo se abría para recibirlo y la lengua le daba la más calurosa de las bienvenidas, mientras su vientre vibraba y el centro de placeres palpitaba y tendría que cambiarse la ropa interior porque la mojaba cada vez más.
Maldito poder el de ese hombre para descontrolarla, su lengua, musculo divino que recorría su boca y acariciaba puntos exactos que juraba estaban conectados con sus pezones que se despertaban y dolían al encontrar la barrera de su brassier y solo quería abrirle las piernas en ese lugar, que la hiciese suya de todas las maneras posibles ¡Estaba perdida! A punto de convulsionar ante la falta de oxígeno pero no se alejaba, era una suicida porque no se alejaría del beso aunque muriera, de eso estaba segura.
Samuel Garnett, era impetuoso, locura y fuego, con su boca abría abismos en ella, su saliva era dulce miel y peligroso veneno que la dejaba sin fuerzas, brindándole delicias y delirios, imprimiendo a sus labios la fuerza exacta para arrastrarla a los acantilados dónde suplicaría por más, más y más.
Él se alejó jadeante, era una de las facetas que más le gustaba, verlo extasiado y saber que ella era la causa la hacían sentirse la mujer más poderosa del planeta, pero dejarla huérfana de su boca fue el peor error porque la lucidez llego de golpe, siendo consciente del espacio en el que se encontraba y del atrevimiento de él al besarla de esa manera delante de sus amigos, su empleada y su clientela, por lo que tan rápido como un rayo llevó su mano y lo abofeteó, algo que hizo en el poco espacio que tenía disponible, pues él no liberaba su nuca, sintió miedo y excitación al ver cómo tensaba la mandíbula por el dolor y su mirada ardiente y brillante la intimidaron por lo que intento alejarse pero él tenía más fuerza y la jaló una vez más, arrastrándola y enloqueciéndola en un nuevo beso, mientras a ella le dolía la mano ante la cachetada que le había dado, pero una vez más perdía fuerzas y cimientos, sintiendo que él con el roce de su lengua, succiones y suaves mordiscos, la arrancaba de raíz elevándola y esta vez el beso era más intenso, abrazador y lastimero, sentía cierta rabia en la forma de apoderarse de su boca.
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THOR Y MEGAN DE LILY PEROZO PARTE 1
Roman d'amourAbrió la puerta de la oficina de la chica sin llamar la cual no pudo ocultar la sorpresa al ver al brasileño entrar, no lo esperaba y su cuerpo reaccionaba, una rafa de fuego la azotó y su corazón se deshizo en latidos, tragó en seco para bajarlo po...