Día 2

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Día 2

"¿Quisieras...?"



Samuel corría hacia el lugar de su encuentro con Guillermo, se le había hecho tarde... o más bien se quedó distraído más de lo que debía jugando SMITHE; el menor lo había citado en un muelle por raro que suene y, la nueva casa del mayor no estaba muy cerca que digamos.


Cuando llegó; entre la gente buscó al menor y lo divisó recargado en el barandal del mismo, mirando al mar... ¿por qué quería divorciarse de Willy?... se supone que iban a tener hijos, envejecerían juntos,  y esos hijos tendrían nietos.


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No es que el mayor hubiera conocido a alguna mujer, mucho menos a un hombre; claro que no, una cosa estaba bien clara en los principios de Vegetta; "antes muerto que engañar con otra persona a Willy".

Lo que pasaba era que se había aburrido de la vida con el menor, todo le parecía aburrido, su amor se había estancado en la rutina... pero él pensaba que simplemente había dejado de amar al menor y... debía empezar de cero con alguien más... "¿Con quién?" era una difícil pregunta; ya que todo aquel que buscaba a Samuel era única y exclusivamente por su físico... todos menos Guillermo; por eso se había enamorado de él, porque al menor no le importaban las apariencias, porque lo amaba tal y como era, porque... era Willy; no, no, no, ya le había pedido el divorcio y no se retractaría...


Corrió hacia Guillermo y cuando llegó hasta él se quitó las gafas de sol.


- Hola, lo siento... - el menor se volteó hacia él y también se quitó las gafas.


- Hola... - intentó sonreírle, pero en vez de eso le salió una mueca; Vegetta miró más a fondo el lugar y le pareció hermoso, el agua clara, la brisa soplando, la gente pasaba y reía, había una reja en medio del muelle donde las parejas ponían candados para demostrar que su amor era e iba a ser eterno; entre esos candados estaba el de Willy y Vegetta, por raro que suene no, no estaba de colores, nada de verde y morado, solo... su amor encerrado en un candado, demostrándole al mundo al mundo que confiaban el uno en el otro, que se amaban incondicionalmente, que... ya nada de eso era real.

Vegetta caminó hasta dicha reja, tomó el pequeño candado, volteó a ver a su pareja y suspiró

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Vegetta caminó hasta dicha reja, tomó el pequeño candado, volteó a ver a su pareja y suspiró.


- ¿Qué es este lugar?


- Aquí... – miró alrededor – fue donde me dijiste que me amabas por primera vez y... me pediste salir – sonrió al recordarlo; los dos voltearon alrededor.


Vegetta sintió algo oprimiendo su cintura, volteó hacia abajo y reconoció al menor.


- ¿Wi...?---


- Solo... un momento, por favor – el mayor elevó levemente uno de sus brazos y jugó con el cabello de Willy.


Guillermo lo apartó, sonrió de lado y salió de ahí sin decir nada más dejando a Samuel atrás...


"¿Por qué me lastimo así?, ¿por qué sigo amándolo tanto?" – pensó el menor.


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- Fin del día 2 -

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