Epílogo

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"Alguien nuevo"


El frío inundaba la cuidad entera, todas las personas usaban ropa que les cubriera del frío abrumador, pero una pareja caminaba alegremente a través de toda la multitud y por alguna extraña razón resaltaban más que la mayoría. Toda la gente se giraba a verlos y no porque fueran dos hombres tomados de las manos, no, eso ya era bastante normal por esos años; más bien era porque parecía que irradiaban luz. El nombre esos enamorados que caminaban sin decoro alguno era Samuel De Luque y Guillermo Días.


Apenas hace algunos minutos acababan de salir de un orfanato.

Si, los jueces después de otros años de deliberación habían aceptado su pedido de poder adoptar. Habían pasado exactamente 3 años desde que Vegetta le pidió el divorcio a Willy, 3 años desde que le volvió a pedir matrimonio y sin avisar a nadie se casaron por lo civil, pero para ellos eso no hubiera sido necesario, ellos sabían que estarían juntos toda su vida sin necesidad de que un papel lo estipulara, ellos se amaban y no había duda alguna. Sólo se volvieron a casar legalmente para que los jueces aceptaran su pedido; fue difícil porque las autoridades no confiaban en ellos, creían que se volverían a divorciar y eso no es nada bueno para la salud mental de un pequeño, por lo tanto tardaron demasiado tiempo en procesar el documento.

Pero al fin, después de 2 años y medio les habían dado el "sí", por eso estaban tan radiantemente felices ese día.

Tuvieron que presentarse en el orfanato y mostrarle a la encargada el permiso que les habían otorgado los jueces, la amable señora les agendó una cita para que conocieran las instalaciones y a los niños que allí se encontraban.


Después de caminar un buen rato sin rumbo alguno decidieron sentarse en una banca - Pero cariño, está llena de nieve – replicó el menor haciendo un puchero. Vegetta rió por lo bajo y con una de sus manos retiró la dichosa nieve para que se pudieran sentar - ¿Mejor? – se giró a verlo y sonrió. Guillermo asintió con un rápido movimiento de su cabeza.

Tomaron asiento en la banca y conversaron un rato - ¿No estoy soñando?, sigo sin creer que nos concedieran el permiso.

- No Guille, ninguno de los dos está soñando – el mayor tenía su mirada perdida a lo lejos.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque esto es como un sueño para mí – sus miradas se conectaron – Estás tú y muy pronto nuestro querido hijo o hija también estará con nosotros... eso es todo lo que quiero – pausó un momento - Oh Willy, si pudiéramos tener hijos por nosotros mismos sería aún más perfecto, pero me temo que eso no es biológicamente posible – Guillermo se sonrojó hasta las orejas por ese comentario – Lo siento, ¿dije algo muy penoso?

- No, no, es el frío que hace.

- Oh, por cierto hablando de eso...

- ¿Qué pasa? – Samuel se giró de nuevo para apreciar el paisaje.

- ¿Será niño o niña? – el menor rió levemente.

- Suena como si yo estuviera embarazado – decía entre risas hasta que recordó el deseo de Samuel – N-n-no sé, ¿q-qué piensas tú? – Guillermo sintió una mano recorriendo su cintura y después el mayor posó su cabeza en el hombro del otro.

- Será el pequeño que nos agrade a los dos, será alguien que ambos elijamos, aunque me gustaría poder adoptarlos a todos, ellos no decidieron estar en este mundo y que sus padres no los quisieran o no los pudieran cuidar; es increíble como gente que puede tener hijos los bote como si fueran basura y personas como nosotros que anhelamos tenerlo no podamos...

7 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora