Día 4

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Dedicado a una amiga, un apoyo, una traición, un olvido...


Día 4

"Por siempre"


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- Willy... ¿A dónde vamos? – éste sonrió.


- Solo conduce y lo sabrás – y Vegetta le devolvió la sonrisa.


El menor no había querido decirle a donde se dirigían con la esperanza de que al llegar lo recordara; condujeron alrededor de 1 hora para llegar a uno de los lugares más importantes para Willy y... se supone que para Vegetta. El menor al llegar al dichoso lugar bajó del auto y respiró profundamente levantando los brazos, Vegetta miraba alrededor para intentar reconocer el lugar.


- ... Sabes... dónde estamos... ¿cierto? – miró al mayor.


- ¿Eh?... te-tengo que recorrerlo más – Willy suspiró.


- Está bien – le iba a dar un poco de razón ya que él tampoco reconocía muy bien el lugar sin el altar, las mesas y todos los invitados - ¡Corre, ven! – el menor corrió hasta la orilla del mar y una vez ahí comenzó a caminar por la misma; Samuel se limitó a observarlo, su silueta se marcaba más por el atardecer y eso al mayor le parecía... sexy. Co-comenzó a quitarse sus zapatos y calcetines - ¡Corre abuelo!


- Ya voy, ya voy – empezó a caminar hasta que alcanzó a Willy.


- Es hermoso – éste miraba el atardecer y a la vez con una mano sostenía su cabello; notó que Vegetta lo miraba y sonrió - ¿qué pasa? – dijo tranquilamente.


- ¿Eh?, no... nada – apartó la vista y se sonrojó; sin aviso alguno sintió agua en su rostro, volteó y vio a Willy agachado sonriendo traviesamente - ¿qué te pasa?


- ¡ABUELO! – y tiró más agua en el rostro del mayor.


- ¡¿Con que abuelo, Ehh?! – Se agachó, pero en cuanto lo hizo el menor salió corriendo - ¡Hey!


- ¡Alcánzame abuelo! – gritó con una sonrisa en su rostro antes de salir corriendo.


- ¡Oye!; ¡a ver si me llamas abuelo después de que te atrape! – comenzaron a correr uno detrás del otro; Willy siempre lograba zafarse de los intentos de agarre de Vegetta, ya que a este se le hacía difícil correr por la arena; pero en una de esas Willy cayó a la arena y Vegetta encima de este, dejando sus rostros a centímetros, el más alto abrió los ojos y se sonrojó; tenía a un inofensivo Willy bajo él, la luz del sol se reflejaba en los ojos del más bajo; Vegetta no pudo contenerse y unió sus labios con los del menor, sintió los brazos de Willy rodeando su cuello y cómo poco a poco abría la boca, profundizando más el beso, tras unos instantes se separaron, Vegetta se levantó y ayudó a su acompañante a sentarse en la arena – Yo... lo siento.

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