Pianississimo (ppp)

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-¡Me ha llegado! ¡Me ha llegado!

Fue lo primero que escuchó Loreley al contestar su móvil que llevaba ya varios segundos sonando. Estaba durmiendo tan bien que no se había percatado que era más de medio día.

-¿El qué?- Preguntó confundida con la voz ronca.

-¡La carta tonta! ¡La carta!- Gritó Anya emocionada.

Loreley abrió los ojos desmesuradamente. Había olvidado por completo que ese día llegaba el correo.

-¡Espera!- Gritó mientras saltaba de la cama en busca del buzón aún con el móvil en mano.

-¡Corre!

Abrió la puerta de su casa y caminó sobre el pequeño tramo césped hasta llegar al buzón. No le importó salir en pijama. Revolvió todas las cartas en busca de un sobre azul.

-¡No lo encuentro!

-¡Busca bien!- Gritó alarmada Anya por el otro lado de la línea.

-¡Lo tengo!- Loreley aventó las demás cartas y corrió dentro de la casa nuevamente. Puso sus manos sobre el fino papel y comenzó a rasgarlo. Anya pudo escuchar la tarea que estaba por ejecutar y soltó un grito tremendo.

-¡NO!

-¡¿Qué?!- Preguntó Loreley desquiciada.

-¡No lo abras! ¡Las chicas ya han recibido el suyo!- Anya respiró profundamente- Los abriremos juntas.

-¡Bien!- Loreley sonrió ampliamente- ¿Dónde nos vemos?

-En la cafetería... Galia y Miranda ya van en camino... ¡Han madrugado!- Anya rio estruendosamente- Sólo faltamos nosotras.

-¡Voy para allá!

Loreley colgó y corrió a su habitación. Se dio la ducha más rápida de su vida, se vistió, guardó la carta en su bolso y tomó las llaves del auto para subirse en él y ponerlo en marcha. Sus padres no volverían del trabajo hasta noche, ya les avisaría luego.

Estaba muy emocionada. Ella no dudaba para nada en que sus amigas quedarían con ella, y eso le hacía muy feliz.






-Hey- Dijo una voz tranquila- ¿Me dejarás pasar? Ya llevo tocando mucho tiempo la puerta.

Tobías resopló mientras limpiaba el arco de su chelo. Se encontraba sentado en un taburete muy cómodo.

-Adelante.

-Pero tiene pestillo- Habló nuevamente Santiago, aburrido ya de esa situación.

-Ah- Tobías se levantó elegantemente y quitó el pestillo de la puerta- Pasa.

Santiago abrió la puerta un poco molesto. Tobías regresó a su asiento.

-¿Ya era hora no?- Caminó hasta encontrarse con el chelista, con un sobre azul en mano- Te ha llegado correspondencia.

-Dámela- Tobías estiró la mano.

-Es de la universidad- Santiago lo ignoró y se sentó no muy lejos de él, en otro taburete- ¿Estás emocionado?

-No- Tobías lo miro serio- ¿Ya me la das?

-¿Ansioso, eh? Puedo apostar a que desde que naciste ya estabas dentro de la universidad...quiero decir... tu padre tenía buena relación con el director.

Bajo LlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora