(repeat and fade)

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Loreley le clavó el cuchillo hasta el fondo de su corazón. Él cayó al suelo y la miró con los ojos llorosos.

-Nunca comprenderás que es el amor, Tobías. Eres un ser repugnante... ¡Un monstruo!

Tobías soltó un aullido de dolor al sentir que la muchacha recargaba su peso en el cuchillo. La sangre comenzó a manchar su traje de bodas. Era su fin.

-Pero yo te amaba, Loreley...

-Pero yo no- Loreley se ajustó un tirante de su vestido blanco- Siempre amé a otro, pero como siempre fuiste muy imbécil para darte cuenta. ¡Tú y sólo tú! No mirabas a tu alrededor.

-¿A otro?- Logró preguntar Tobías.

Santiago entró a la habitación en ese momento. Sonreía ampliamente.

-Querida- Caminó hacia Loreley- Creí que ya estaría muerto.

Tobías miró con horror la escena.

-Eras... ¡Eras mi amigo!

-Nunca terminas de conocer a las personas, Tobías- Santiago miró a Loreley- Creí que ya estaría muerto- Repitió.

-También yo.

-Termina con él- Dijo Santiago, mirando con odio al último heredero de los Villancur.

-No.

-¿No?

-Hazlo tu, amor- Dijo Loreley con una sonrisa mientras lo besaba.

-¡NOOOOOO!- Gritó Tobías. Su pulso se estaba haciendo cada vez más débil.

-Me gusta como piensas- Santiago le sonrió a la chica.

-Maldito hijo de perra...

-El único hijo de perra aquí eres tú- Dijo Santiago mientras sacaba una pistola de su traje- He de admitir que hubiera sido una linda boda, Tobías. Pero no podía permitir que me robaras a lo único que me quedaba.

Tobías miró a Loreley.

-Te amo...

Lo único que retumbó en la capilla de aquel convento fue el sonido de un disparo.

Bajo LlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora