Capítulo 7: Dolor

30 4 3
                                    

Danny despertó en un cuarto desconocido y sintió a alguien abrazándolo por la cintura. Le dolía toda la espalda y la cadera, un dolor insoportable, no podía moverse muy bien. Giró un poco para ver quién lo cogía, creyó que era Lilly, que habían tenido sexo y que había despertado junto a ella, sin embargo el lugar no se le hacía familiar. Besó con los ojos cerrados a la persona a su lado creyendo que era Lilly.
 -Que raro, tus labios se sienten diferente...
 -¿A qué te refieres con eso? - dijo una voz varonil.
 -Pero, ¡¿QUE?! - Danny saltó aún con el dolor en la cadera al darse cuenta que había besado a Facundo - ¡¿QUE MIERDA OCURRIÓ AYER?!
 -Tienes muy mala memoria al parecer, ayer te lo hice duro contra el muro y gemiste como puta, eso pasó - dijo Facundo entre bromas.
 -¡¿QUE YO QUE?! - Danny se sobresaltó de nuevo y gritó de dolor.
 -Oye, deja de moverte así, vas a terminar lastimado. Quédate aquí, traeré un poco de hielo para calmarte.
 -E-espera, ¿qué hora es?
 -09:21 de la mañana, ¿por qué?

 -¿NO TENEMOS QUE IR A LA ESCUELA?

 -Idiota, no te preocupes, estamos sábado. Aparte, ayer llamé a tu casa para avisar que te ibas a quedar a dormir conmigo.

 -¿Por qué no recuerdo nada de lo que ocurrió ayer?

 -¿Será porque te emborrachaste para, según tú, no sentir tanto dolor?

 -Debo ser idiota... Por favor, debes prometer no decirle a nadie nunca de esto...

 -No te preocupes, no lo haré, pero solo si me das un beso.

 -¡¿EH?! - Danny se sonrojó.

 -Hahaha, es broma - dijo sonriendo.

Facundo regresó de la cocina con una bolsa de hielo, no había nadie más en la casa, su familia se había ido de viaje y no regresarían hasta dentro de unos días.

 -Échate en la cama boca abajo y quítate el pantalón...

 -¡¿Q-qué?!

 -¿De qué te sonrojas? Estuve ahí dentro ayer y te observé esa parte por casi una hora, no tienes de que preocuparte, no hay nada de ti que no haya visto ayer.

 -¿C-cómo puedes decir algo así tan tranquilo? - Facundo abrazó a Danny y se acercó a su oído.

 -No te preocupes, yo sé lo que hago - mordió su oreja un poco, y Danny se estremeció, soltando un pequeño gemido.

 -P-para... Está bien, confío en ti... - Facundo sonrió y puso el hielo en la cadera de Danny, mientras lo abrazaba.

Solo un día más de escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora