En el hopital

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Mire desorientada el lugar, y luego sentí como mis ojos picaban y las lágrimas salían.

Me sentía sola, sentía como si acabasen de quitarme algo importante, como si me hubieran arrancado el corazón.

Estaba en una sala de hospital, en una camilla, conectada a una máquina que empezó a pitar.

Enseguida entró una enfermera y me miró sorprendida, mientras tibias lágrimas seguían callendo por mi cara.

Ceniza se había ido, nunca más me abrazaría, ni me daría besos, no me diría pequeña, o Enana, ya no me cuidaría.

Ahora estaba sola.

La enfermera se acercó rápido y quitó algunos cables, dejándome con otros, la máquina dejo de emitir ese ruido y ella desapareció por la puerta para luego volver.

Puso una luz en mis ojos y me hizo seguirla, pincho los dedos de mis pies, me hizo tocar mi nariz y otras cosas más. Hice todo, y luego seguí llorando.

La puerta se volvió a abrir y entro mi madre. Tenia los ojos inchados y una sonrisa.

-¡Cassie!- dijo mientras me abrazaba. Escondí mi rostro en su hombro y lloré, sintiendo como ella también lloraba en mi espalda.

-Señora, cuidado, recién acaba de despertar- dijo la enfermera, pero mi madre la ignoro y me aplastó más contra ella.

-Pensé que nunca ibas a despertar mi niña. ¡Dos meses!- Exclamó con voz entrecortada- Dos meses en coma-

Seque mis lágrimas y la miré sorprendida. No recuerdo haber dormido tanto.

-¿Daniel...- Empezé a preguntar con la esperanza de que todo fuera un producto de mi mente, pero ella negó y sus ojos se aguaron de nuevo.

-Lo siento, él te protegió, gracias a él estas viva- dijo haciendo que volviera a llorar.

No lo vería nunca más.

No quería vivir.

Pero se lo prometí.

Voy a vivir. Aunque duela.

Dust And AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora