Un hermoso regalo

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Le di unos tirones a mi vestido observando inquieta el suelo mientras esperaba que abrieran la puerta. Estaba parada frente a la casa de Ceniza, mortalmente inquieta por lo que dijieran de mi aspecto... y la puerta se abrió. Levante mis ojos y los fije en un elegante Daniel que me miraba de arriba abajo con una extraña expresión en sus ojos. Ceniza vestía de traje, unos pantalones de tela negra brillante, una camisa blanca que le sentaba bien, una chaqueta negra y una corbata negra. Se veía muy elegante.

-Vaya, creo que se me olvido respirar por unos segundos- dijo Ceniza sin apartar sus ojos de mi, recorría todo mi cuerpo con su mirada, y me estaba poniendo nerviosa.

-Eh... ¿gracias? Tú estás elegante- respondí sin saber muy bien que decir.

-¿Sabes? Me empiezo a arrepentir de haberte invitado- dijo haciendo que un sentimiento de decepción trepara por mi pecho.- Tendrás las miradas de todos los hombres clavadas en ti, y eso no me gusta, estas muy bonita como para salir esta noche- Susurró en mi oído causandome un escalofrío, el sentimiento de decepción desapareció tras esas palabras, y una gran sonrisa apareció en mi rostro.

-Vamos, no me arregle para nada- dije mirando mi vestido. Ceniza se hizo a un lado y me dejo pasar.

-Mis padres están terminado de arreglarse- dijo caminando dentro de su gran casa, lo seguí.- Tardarán un rato, y quiero darte algo- Añadió empezando a subir unas escaleras.

Caminé detrás de él Hasta que llegamos a una puerta hecha de una oscura madera barnizada. Daniel entró en ella, dude unos segundos antes de seguirlo.

Entramos en lo que supongo era su habitación, un lugar muy espacioso con una gran ventana de la que se podía ver todo, una cama, un escritorio con un notebook abierto sobre el, y una repisa que ocupaba la mitad de su habitación repleta de libros, además de una pantalla plana frente a su cama y un espacioso armario. Observé su lujosa habitación con la boca abierta, y pensar que la mayoría del tiempo Ceniza la pasaba en el parque o en mi casa.

-Wow, bonita habitación- dije mirando los libros de su repisa. Yo no tenía dinero suficiente para poder comprar libros originales como él, pero lo que me impresionaba era la cantidad que tenía.

-Sí... pero te quiero dar algo- dijo un poco desanimado al decir sí. Lo observé y vi que abría un cajón de su mesita de noche para sacar una caja de terciopelo negro, se acercó a mi y la abrió con una sonrisa, revelando el valioso contenido que portaba dentro.

-¿Esto es una broma?- pregunté mirando el hermoso collar que me ofrecía, era una cadena de plata de la que colgaba un corazón con incrustaciones de zafiro en algunos lados, y en el centro del corazón colgaba un zafiro más grande con forma de corazón. Era hermoso.

-No, lo compre para ti, plata y zafiro, tu apellido y tus ojos- Contestó tomando la cadena en sus manos y acercándose a mi.

-Oh no, Daniel, no puedo aceptar eso, es muy lindo pero gastaste mucha plata, no lo merezco- dije alejándome de él. Ceniza me miró con una triste sonrisa.

-Eres la persona que más merece esto- Contestó- Me salvaste la vida, me diste una razón por la que vivir. Por favor aceptalo- dijo confundiendome con esas palabras.

-No te entiendo- dije mirandolo confundida.

-Yo si me entiendo, y lo vas ha aceptar si o si- dijo caminando hasta mi y apartando mi pelo para deslizar la fría cadena en mi cuello, y luego abrocharla.- Nadie más puede lucir esta cadena tan bien como tú. Promete que siempre la tendrás, y te acordarás de mi- Susurró en mi oído mientras acariciaba mi cuello.

-Lo prometo- dije, dándome la vuelta y posando mis labios en los suyos.

-¡Daniel! Ya nos vamos a ir- Gritó la voz de su padre desde abajo haciendo que el beso se acabase.

-Ya vamos- Contestó Ceniza tomando mi mano y bajando la escalera.

Dust And AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora