¡Claro! Era el cumpleaños de _____, lo había olvidado por una milésima de segundo por culpa de la resaca y los preparativos de la boda.
Ella tenía todo el derecho de matarme.
Pero si mis dieciocho ya pasaron, eso significaba que en realidad me había casado con ella, y que esto era la realidad y que pasaría el resto de mi vida con ______.
-De acuerdo, dile que bajo en cinco minutos.
Sully se fue algo confundida, pero no le di importancia.
Dios, estaba casado.
Miré mi mano y en efecto, ahí estaba el anillo que confirmaba mis deseos.
No podía estar más feliz.
Me vestí rápido, pero ordenado, no quería causarle una mala impresión a mi esposa en nuestro primer día como matrimonio.
Pero me detuve enseguida, no le tenía un regalo.
Era un idiota, ¿cómo se me había olvidado esta fecha?
Al menos no podría asesinarme hasta mañana, nuestros cumpleaños seguían siendo días de tregua.
-Hasta que al fin te decidiste en bajar. Tus ronquidos ya me estaban poniendo nerviosa -me dijo en cuanto me vio entrar el comedor.
Estaba sola sentada frente a la mesa y un millar de comida en abundancia.
-Mis padres siguen durmiendo y los chicos están tirados por allí en el jardín durmiendo después de que siguieron la fiesta aquí.
No escuché nada de lo que dijo, en parte porque el dolor de cabeza no me dejaba entender nada con demasiadas palabras y porque estaba concentrado observando cómo se movían sus labios.
-Feliz cumpleaños... -le dije.
Ella sonrió y bajó la mirada avergonzada.
No podía creer lo mucho que amaba a esa chica.
-Ven a desayunar conmigo, hay comida como para un ejército.
Me senté a su lado y comimos mientras bromeamos de lo mal que amanecieron los demás.
-Espero que Nana les orine encima -dijo entre risas.
-Y que Soonshim los rasguñe.
-Su nombre es Esponjoso -reclamó mientras mascaba su tostada.
-Como digas -le dije haciendo un gesto de indiferencia con la mano.No cambiaría de parecer, esa bola peluda y tierna con patas que me regaló parecía un asesino de cortinas.
No mencionó nada de un regalo, pero sabía que lo estaba esperando y que yo no tenía ninguno.
Así que me puse a pensar en una buena idea en lo que terminaba mi café.
-Apresúrate -la interrumpí de pronto. Ya tenía el regalo.
-¿Por qué?
-Porque hoy tendremos una cita -en mi memoria no tenía ninguna cita de los dos, solos, sin los chicos ni interrupciones rubias que intentan quitarme a mi esposa y que después se enamoraran de su mejor amiga -cof, cof, JungKook, cof, cof-, así que este sería el día perfecto.Sin mencionar que nadie se encontraba en una buena situación como para acompañarnos.
Salimos de prisa, antes de que los demás despertaran.
Nos subimos al auto y le pedí a ______ que me dejara conducir a mí esta vez, sería su chofer por el día.
-No, gracias. No quiero morir el día después de mi boda -me dijo.