Runaways

Capítulo V: Dos misteriosos zafiros.

Usando sus habilidades con código Morse, Salvador le dijo "Mañana al mediodía nos vamos" a Tony, en las duchas... No, no estaban juntos, pero sí en duchas contiguas... Y no, a nadie se le cayó el jabón, lectores pervertidos. Luego, Tony se lo dijo a Ben en el comedor, Ben se lo dijo a Miranda en la entrada a su celda y Miranda se lo dijo a Kat en el patio. Emocionada y aterrada al mismo tiempo, se lo comunicó a su hermano desde el enrejado, a la hora de siempre.

Las cartas estaban echadas y esa noche les fue imposible dormir.

Ahí la tenemos a Kat, con su uniforme militar, al parecer en una clase de valle, solo hay ruinas y escombros alrededor. A lo lejos escucha dos voces, al parecer están discutiendo. No, están peleando. Ella sabe que conoce esas voces y que ha escuchado esa pelea antes, pero no lo recuerda, siente que es un sueño o el sueño de un sueño. Todo es muy confuso y al acercarse más al lugar de donde provienen las voces, todo se va volviendo más oscuro e inquietante. Cuando está a punto de descubrir quiénes peleaban, todo se torna de color rojo y un dolor terrible se apodera de su cabeza. El sonido del silbato de uno de los guardias le hace abrir los ojos, avisándole que ya era hora de despertarse.

Esa mañana como siempre, los compañeros están trotando alrededor el patio hasta que Kat, tropieza con Miranda:

-¡Fíjate por donde andas, maldita ciega! - Le grita Miranda.

-Lo... Lo... Lo siento - Le respondió Kat, bastante angustiada.

-¡Siempre lo mismo contigo, estoy harta de ti y de tu estupidez!

-¡Hey, déjala en paz! - Le grita Salvador.

-¿Y desde cuándo carajo la defiendes?

-¡Desde que se revuelca con ella en el sector G! - Se mete Tony.

-Sí, hemos visto como te llevas a otras, pero más con ella - Agrega Ben.

-¿Y qué se me revuelco con todas? ¿Estás envidioso, pedazo de idiota? - Así se habla, Salvador.

-¡¿Qué mierda sucede allá?! - Gritó uno de los guardias, para que en compañía de dos más fueran a detener todo.

-Jajaja ¿Yo envidioso? - Respondió Tony. Acto seguido le encaja un puñetazo en toda la cara a Salvador - Aquí tienes tu envidia, idiota.

Ambos se empiezan a agarrar a los golpes, alentados por Ben, mientras Miranda y Kat estaban haciendo lo mismo, a pesar de ser pequeñas estas muchachas tienen la capacidad de dejar inconsciente incluso a uno de los mastodontes que resguardan la prisión, así que se repartieron buenos golpes. Lo guardias los separan como pueden y se los llevan a trabajos forzados como castigo. Como primer orden, deben retirar las sábanas de todos los sectores y llevarlos a lavandería. Y cuando digo a todos los sectores, también incluye el sector G. Donde estaban escondidas sus bolsas de sangre. Miranda y Ben se encargaron de esconderlas entre las sábanas inmundas, que llevaron a la lavandería. Estando ahí, se reúnen con Salvador, pálido como un papel.

- ¡Hey! ¿Qué sucede? - Pregunta Ben.

- Se fue todo al carajo. Hay una revuelta arriba. Tony y Katara no pueden pasar.

- ¡Fantástico! ¿Qué se supone que haremos ahora?

- Nos vamos a apegar al plan, Ben.

- Yo no me voy sin mi hermano, Miranda.

- Esta es la única oportunidad de salir, Ben. No creo que a tu hermano le importe, a Kat tampoco, con tal de arreglar este asunto. Así que ¿O te vienes con nosotros o te quedas con tu hermano? Así de simple - Miranda no se andaba con tonterías.

- Ella tiene razón, Ben. Es ahora o nunca, y la verdad es que tu ayuda nos vendría bien.

- Igual faltan unos minutos aún. Todo puede pasar ¿verdad? - Ben no perdía la esperanza.