19. Howard Stark.

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Título: "Tutorial para no preocuparse por tus problemas por dos o tres días".

Personaje: Howard Stark.

Partes: 1/1.

Lenguaje: Joven/Adulto.

*

- Oh, vamos. Tienes que animarte - la animo con una sonrisa, pero ella niega y vuelve a sonarse la nariz con un pañuelo. Frunzo el ceño soltando un bufido de frustración mientras recuesto mi cabeza en la mesa con frustración.

Nunca fui de las chicas que saben dar consejos, que saben consolar personas... soy mas bien del estilo despreocupado que no suele ponerse a sufrir por amor.

Si tuve parejas, y si, fueron unos patanes. Pero esa no es razón para andar de llorona todo el día. Una buena patada en las partes débiles del patán y problema solucionado.

- No quiero - dice sonándose la nariz nuevamente.

Plan B. Y me refiero a B de borrachera o beber.

- Ya sé - voy hasta su armario y saco uno de sus vestidos, es bonito y con un floreado sencillo. Miro mi vestimenta por unos segundos con desaprobación para después encogerme de hombros -. Ponte ese vestido AHORA - ante mi mirada de pocos amigos ella toma el vestido y corre al baño. Sonrío satisfecha por mi autoridad.

I'm adorable.

Sale del baño y sonrío. Tomo un cepillo y me acerco con seguridad a su cabeza.

Luego de hacerle un bonito peinado y retocar un poco el mio, porque a decir verdad, no me gusta arreglarme demasiado. Solo lo justo y necesario.

Tomo su mano y salimos de la casa. Esto será divertido.

- ¿A donde vamos?

- A hacer que te sientas mejor y te olvides de los problemas.

- Eso no responde a mi pregunta.

- Si lo hace - seguimos caminando por unos minutos hasta llegar a donde quería.

- ¿Qué hacemos aquí?

- Misma respuesta que la pregunta anterior, querida amiga - digo y abro la puerta. El ambiente es pintoresco, alegre y bastante borracho. Típico del ejército. Sonrío levemente rodando los ojos mientras arrastro a mi amiga hasta la barra. Siento como varios hombres posan la mirada en nosotras y tengo la necesidad de quitarles los ojos con una cuchara a todos y cada uno... o al menos hasta que recordé porque la traje aquí. El cantinero, quien ya me conoce, se acerca a nosotras. No mal interpreten. Yo vengo cuando está vacío y por eso el sujeto me conoce.

- ¿Qué se les ofrece, señoritas?

- Una cerveza... - miro de reojo a mi compañera - y absenta - digo con una sonrisa resplandeciente, frunce el ceño -. Por favor - digo al momento que dejo un billete algo alto en la copa de propinas.

- Enseguida, señorita - dice y se aleja. Las ventajas del dinero.

- Espero que la absenta sea para ti, ____ - yo sonrío inocente.

- Pues claro - digo con una sonrisa y luego ruedo los ojos. Minutos después el sujeto llega con el pedido. Tomo la cerveza rápidamente y la miro arqueando una ceja -. Anda bebe, no es tan fuerte - ¡Me iré al infierno por tal mentira! -... bueno si es fuerte, ¿pero y qué? Para eso te traje. Créeme, mi plan te hará no preocuparte por tus problemas por dos o tres días. Depende la eficacia.

- ¿Eh? ¿Cómo pretendes que...?

- Mira. El primer día, osea hoy, te emborracharás, beberás, te divertirás, harás locuras y cosas extrañas. Por lo tanto no tendrás tiempo para preocuparte o siquiera pensar, ya sabes, funciones que anula el cerebro con demasiado alcohol. Las primeras doce o tal vez mas horas del segundo día tendrás una resaca infernal y la cabeza te dolerá tanto que tus problemas pasarán a segundo plano. Y las otras doce horas... estarás tan preocupada en saber que demonios hiciste hoy que no tendrás tiempo para preocuparte por otra cosa - finalizo con una sonrisa.

Marvel | One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora