s e i s

8.3K 1K 343
                                    


Los sentimientos de un inexperto.

La días después de mi arrebato emocional no han sido los mejores; me equivoqué vagamente al creer que podía estar en paz luego de despachar a Do de mi vida, sin embargo una vez fuera, fui yo el que se sintió mal. Y para qué negarlo, estaba muy deprimido.

Fueron dos semanas de agonía, los primeros días de esta Do comenzó a tocar el piano de una forma monstruosa, pisaba las notas demasiado rápido y al cabo de unos minutos terminaba haciéndolas sonar como «Tan, tan, taaaaan» como si le hubiese pegado golpes a las teclas. Las melodías disonantes comenzaron a tocarse a destiempo, a horas no programadas, incluso en la madrugada.

-Creo que Do está molesto o algo.

Fue lo que dijo Joonmyun porque hasta a él le había parecido extraño aquel arrebato que en el fondo de mi interior sabía que se debía por mi comportamiento. Es decir, Do nunca me hizo nada, yo lo odié gratis, ahora mismo debía estar preguntándose por qué razón su vecino no lo toleraba, cuando lo único que había hecho era intentar llevar la fiesta en paz. Y eso mismo me estaba preguntando yo.

Era un idiota.

Ya no nos cruzábamos al salir de nuestras casas, y no nos encontrábamos en el patio del complejo residencial, sólo una vez lo vi en el mercado, porque de repente escuché que salía de casa y tomé mi billetera y lo seguí hasta allá, pero sólo para saber cómo estaba. Fue inevitable no encontrarnos al momento de pagar, pero el sólo me ignoró como yo deseé que me ignorara desde que había llegado; sin embargo ahora se sentía diferente, estaba molesto o herido conmigo y su actitud aunque era justificada me hizo sentir... extraño.

Al tercer día del incidente dejó de buscar a Gayoung a las clases, y en su lugar iba una chica menuda francesa aunque de rasgos asiáticos, y un muchacho rubio que sí era coreano hasta la medula. Él tenía el ceño fruncido y me miraba por encima del hombro, no me calló bien, pero esa era la menor de mis preocupaciones.

-¿Cómo se ha portado nuestra Gayounggie? -me preguntó la chica en coreano, una de esas veces. Yo intenté sonreír.

-Es un niña muy aplicada -dije simple.

No entendía quién era esa chica pero no pregunté, ella tenía autorización para llevarse a Gayoung y con la mano en alto me despedí de la niña quien no tenía muy buena cara, ya se había acostumbrado a la rutina de que Do y yo la llevásemos a casa.

El día siguiente mi curiosidad pudo conmigo y tuve que preguntarle a Gayoung quienes eran aquellas personas y qué había pasado con su tío.

-Ella es mi tía, se llama Soorella -me respondió-. Y el chico que la acompaña es Sehunnie puppy su novio.

La niña no se vio contenta de que Soorella y su novio la fueran a buscar porque manifestó un «Me agradan pero yo quiero a Tío oppa de vuelta» discretamente le pregunté como estaba su tío pero ella me dijo «Pero eres su vecino, ¿no? Él dice que está enfermo pero Profesor-ssi debería saberlo».

Y claro que sabía que su tío estaba enfermo, si yo lo puse en ese estado. Era un desastre, y yo me estaba desesperado por qué no podía andar tranquilo por la vida estando la situación como estaba. Me entró una ansiedad desde que Do no se aparecía en mi puerta para decirme cualquier cosa, o cuando no viajábamos juntos en el autobús de regreso a casa, con la niña en medio de ambos. Me estaba volviendo loco escuchando la música que hace rato había dejado de ser armónica.

Y los días siguientes fueron difíciles, porque no dejé de pensar ni un sólo instante en él, cada cosa que alguna vez dijo se me cruzaba por la calle del recuerdo, cada sonrisa de corazón, cada beso en la mejilla. Me volví más gruñón con el pasar de los días tanto que incluso Joonmyun me había llamado la atención y Pierina me había retirado en habla, es decir, seguía yendo a mi casa a comerse mis provisiones pero ya no se esforzaba en hablarme.

Si La Sol Fa Mi Re... Do → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora