c i n c o

9K 1.1K 603
                                    

Imaginaciones líquidas

¿No les ha pasado que durante tanto tiempo habían estado haciendo algo creyendo que era lo correcto y no era así? ¿Que durante mucho tiempo hicieron algo pensando que era de esa forma, o interpretaron una situación como mala cuando era buena o viceversa? Pues de esa misma forma me sentía yo porque era sábado en la mañana, precisamente seis de la mañana y estaba completamente arrullado por el sonido que emitía el piano de Do.

Las notas viajaban por mis oídos y la paz me llenaba el alma. Miraba al techo tratando de recordar por qué este sonido antes me parecía desagradable pero no encontraba conexión con mi comportamiento pasado. Hace un mes yo estaba tapándome los oídos con almohadas y con tapones y ahora solo estaba disfrutando de la música que me acariciaba por debajo de las sábanas.

Lentamente fui cayendo sin siquiera abrir los ojos porque era demasiado temprano para despertar un sábado, no tenía quehaceres, responsabilidades; podía dormir, podía disfrutar del sonido acariciando mis oídos, mis mejillas, mi cuello... Suspiré con una sonrisa pequeña en los labios porque me sentía tan liviano en mi cama, porque habían dedos que transitaban los caminos de mi cadera. Gemí cuando esos mismos dedos delinearon a la perfección la dureza que se izaba entre mis piernas.

Abrí los ojos lentamente y cuando la luz del día llegó a mis ojos, encima de mí, desnudo con los labios rojos y el pelo enmarañado, estaba Do, moviéndose sinuosamente encima de mi pelvis. Estaba demás decir que aquello me tomó por sorpresa, y cuando quise protestar él se movió todavía mas lento y tuve que morderme los labios para gemir porque ese hombre estaba rozando mi punto débil. Encima de mí, estaba haciéndome perder el control.

La música seguía sonando, como sonaba día a día; como sonaba desde que lo conocía, desde que trato un poco con él porque su sobrina me tenía un fuerte aprecio. Una sonrisa tímida se iba acentuando en sus labios de corazón cada que yo intentaba no gemir, y cada vez que él aceleraba la velocidad de los círculos que dibujaba sobre mi miembro yo me sentía falto de oxígeno.

Me estaba volviendo loco, Do me estaba volviendo absurdamente loco. Yo quise detenerlo, quise gritarle, exigirle que se levantara de encima de mí, y que se vistiera pero sinceramente no pude, y en su lugar dejé que él se bajara y dirigiese su boca húmeda hacia mi miembro.

Y lo que estuvo haciendo después de eso con su lengua me llevó de viaje al país de la irrealidad y el placer. Me sentía en el aire, y seguía en el aire cuando intercambié posición y me senté sobre su miembro, repitiendo lo mismo que él había hecho anteriormente. Era una imagen que nunca había visto de él, ojos brillosos, pecho subiendo y bajando constantemente, labios semi abiertos. Era tanta mi necesidad de él que sin pesarlo dos veces me abandoné a su boca, le besé como nunca había besando a nadie y él me respondió el beso como nadie lo había hecho. Me sentía diferente.

Yo en este momento de la vida no odiaba a Do, estaba sobre él, besándole sin reparo y no sentía nada más que deseos y ganas de perderme en su boca, en la curvatura de su cuello, dentro de él...

Él gimió en la puerta de mi oído, me dijo «Jongin-ah» tan sensual que perdí el norte y me hundí completamente llevando un vaivén dentro de él acelerado y necesitado. Enroscó sus piernas alrededor de mi cadera y me suplicó que fuera más contundente, que acelerara.

Yo lo hice, yo me dejé llevar. Me entregué a él tanto que la única forma de callarme fue besándolo y haciendo mío aquellos labios que durante semanas me encontré observando una y otra vez, hundí mis dedos en su cadera y el jadeó pero nunca me apartó, en nuestro cuerpos no existió el más mínimo centímetro de separación.

Me sentía bien.

Me sentía de maravilla, podía morir ahora mismo y estar enteramente feliz.

-¡Jongin, a-ah!

Si La Sol Fa Mi Re... Do → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora