Capítulo 2

67 6 0
                                    

Esto no puede estar pasando.

Ahora todo encajaba, él me había dicho que no iba a ningún curso, ahora entiendo por qué.

Cuando nuestras miradas se encontraron, él solo se limitó a sonreír, y su perfecta sonrisa me contagió, haciéndome sonreír también. No puedo creer que el chico perfecto que me acompañó ésta mañana sea mi nuevo profesor de biología.

Estaba vestido diferente, ya no tenía los vaqueros y el jersey, ahora si parece un maestro de verdad.

Los demás se empiezan a darse cuenta de nuestras miradas, así que decidimos mirar hacia otro lado.

-Bueno estudiantes, soy su nuevo profesor de Biología, espero caerles bien.-Sonríe- Me llamo Mateo, y, bueno....-Noto lo incómodo que está- Empezamos con la clase.-Sonríe y me mira de reojo. Por supuesto, también sonrío.

El me parece demasiado joven como para que sea profesor, tiene pinta de 19. Eso significaría que es 3 años mayor que yo. Mientras explica las normas de este nuevo año, no puedo dejar de mirarlo, no es esa mirada de obligación a los profesores, ésta es diferente.

No siento para nada la obligación, antes es como un placer mirarlo hablar. El chico perfecto. El chico perfecto. El chico perfecto. No puedo dejar de repetir esas palabras en mi mente. Y sin darme cuenta, la clase está a punto de terminar, y por primera vez en la vida no quiero que se acabe una clase.

Para mi desgracia los últimos minutos pasan volando. Entonces toca la campana. Mateo se despide de todos, y cómo no, todos salen corriendo del aula porque ya es recreo. Yo soy la última en quedarme.

-No me habías dicho que eres profesor.- Sonrío.
-Era una sorpresa, por eso cuando dijiste que eres de segundo no pude evitar sonreír. -Y cómo no, vuelve hacerlo, vuelve a sonreír. Demonios. Su maldita perfecta sonrisa.
-¿Una sorpresa? Pero si a penas nos conocemos.-Y me río.
-Puede que si, pero eso no importa.-Lo dice cerrando el curso.- ¿Comemos juntos?-Vaya, su voz es cada vez más sexy.
-mmmmmm, sí, seguro.-Le sonrío, y él me la devuelve.

Llegamos al comedor, y como era de esperarse, nos llevamos las miradas de todos. Esto es más incómodo de lo que creí.
Estaba intentando ser amable con él, a pesar de decir que sería una perra, pero mi anterior yo, no se atrevía ni alzar la mano en clase, aún sabiendo la respuesta, y para ser el primer día creo que lo estoy haciendo bien.

Buscamos una mesa libre, y por gracia de Dios, la encontramos.
Voy corriendo para que nadie más se la lleve, pero he llegado demasiado tarde, una chica de pelo castaño ya tenía puesta la mano en la silla, dando entender que ella se sentaría allí.

-Demonios.-Digo cuando veo su mano puesta ahí. La chica me escucha.
-¿No tienes dónde más comer?-Su voz es dulce, y me parece una buena persona.
-Mmmmm, no, he venido corriendo, pero veo que ya la apartaste.
-¿Estás sola?
-No.
-¿con quién más?
-Con un amigo.
-Podemos hacerte espacio.
Wow, qué buena persona que es esta chica.
-¡Genial! ¡Muchas gracias!
-Bien, sientate ahí.-Me ordena, y me parece sospechosa su orden, pero no me importa, y le hago caso.
-¡Nooooo! -Escucho una voz sexy, la reconocí al instante. Era él. Era Mateo. Cuando lo miro, siento como una especie de masa asquerosa cae sobre mi. Genial. Una típica broma a los nuevos.

La chica que me parecía "una buena persona" resultó ser una hija de puta.

Como era de esperarse las risas en el comedor se hicieron presente. Qué vergüenza, cámaras grabando, y tomando fotos de ésta broma que salió a la perfección.
No pude contenerme, así que tomé el vaso de jugo de la mesa de al lado y se lo derramé encima de su "perfecto" cabello acabando con su risita de princesa hija de puta. Y claro, era obvio que iba a defenderse y ella no dudó en lanzarme más jugo pero en la ropa. Tomé el plato de puré de papa y se lo pasé por cara. Una sonrisa malévola se dibujó en mis labios. Tomé el helado y se lo puse en su "perfecto" cabello, que ya no está tan perfecto.

Quiero seguir lanzándole cosas a esa víbora, cuando estaba buscando algo más, su brazo me jala con fuerza hacia atrás. Le ordeno que me suelte, pero el es tan fuerte que no puedo con él.

Me lleva hacia los baños, y me dice que me apresure limpiándo todo el desastre que llevo encima. Como todo un caballero espera afuera. Cuando he terminado de sacarme todo el desastre de esta gente hija de puta. Una chica me dice que debería ponerme algo de maquillaje, decido ignorarla, ya no puedo confiar más en ésta gente. Gente que se ve tan humilde y terminan siendo peor que satanás, gente que se muestra linda, pero que por dentro son víboras, gente que parecen delincuentes y terminan siendo una maravilla de personas. Maldita gente que nos engañan con su apariencia . Maldita gente.

-¡Heyyy!-Me pasa la mano por mi frente para llamar mi atención, si la veo, simplemente la estoy ignorando. Mi otro yo no haría eso.
-¡Oye! Sé que me estás ignorando, quizás porque piensas que te haré otra broma, y tienes todo el derecho de cabrearte con esta gente hija de puta. Pero yo no soy así. Yo también pasé por lo mismo. No eres la única, y te entiendo perfectamente, así que por favor no me ignores, sólo te estoy dando un consejo.

Wow, su declaración fue más fuerte de lo que esperaba, y es bueno que reconozca que aquí hay pura gente malvada.

-Gracias. Pero yo ya no puedo confiar en alguien más de aquí.-Le digo con sinceridad. Mientras le hago caso a su consejo.
-Lo sé, pero ya te dije que no soy así, por esos motivos no voy a comer al comedor, yo me voy a fuera.
-Puedo...¿Puedo comer contigo?-Le digo un poco avergonzada por mi actitud hace algunos minutos. Y ella asienta con una sonrisa.

Cuando salgo del baño le digo a Mateo que voy a ir a comer con esta chica, el decide acompañarme.

-No es necesario que lo hagas.
-No puedo dejarte sola mientras sé qué clase de gente son aquí.

No puedo evitar sonreír, así que lo dejo que me acomapañe.

Estos dos son una perfecta compañía.

Yo También Me Enamoré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora