Capítulo 10

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-No, para nada, ningún problema Mateo, todo bien.
La tensión se siente en el aire. Esto es muy incómodo para mi, ¿el chico que me gusta desafiando a mi hermano? Parece una película, pero es la vida real.
-Entonces... ¿estamos todos bien? -Mateo nos dice.
-Sí, creo que estamos bien. -Le digo.
-Bueno chicos, ¿qué tal si los dejo a solas?
-Sí, gracias, así podré tener tiempo con mi chica.-Me mira y me enamora. Otra vez. Ese pequeño detalle me hizo ruborizar. Cómo no.
-Chao Joel. Ya mismo pasaré por la clínica. -Me despido con un beso en el cachete. Se despide de Mateo con el típico acto de amigos, palmada y puño. Y se va.
-¿Clínica? ¿Él está bien? ¿Tú estás bien?
-Sí, nosotros sí, lo que pasa es que mi papá sufrió un accidente y pues, ahora está en coma, y el se queda en la clínica con mamá.
-No me lo habías dicho.-Su mirada seria me está incomodando.
-No me habías escrito.
-Oh, ahora resulta que es mi culpa. -Parece estas enojado.
-Nunca te eché la culpa. Simplemente no me sentía obligada a decírtelo. Así de fácil. Yo no tengo por qué decírtelo. -Muchas veces mi sinceridad me ha ayudado a sacar a las personas falsas de mi vida. Y creo que eso es una de mis virtudes.
-¿Perdón? Lia, tienes que informarme sobre lo que sucede en tu día.
-Como te dije, no me escribiste, si me hubieras escrito te hubiera respondido, pero no lo hiciste.
-¿Y por qué soy yo el que tiene que escribirte?
-¿Qué? Los hombres que esperan que las mujeres escriban primero es porque son unas delicadas mariposas. Así de simple.
-Pues qué pena que tu delicada mariposa se tenga que ir ahora mismo y te deje aquí sola. Adiós. -Se para y se va. ¿qué es lo que tengo que hacer? ¿disimular? ¿cómo? El restaurante está más o menos lleno. Y pues bueno, mi día no puede empeorar, viene el mesero y me deja la cuenta. ¿queeeeé? ¿$25? ¿qué les pasa? ¿tienen problemas? Ahora... ¿me toca pagar? Qué desgracia. Infelices los dos.
-Tenga señor, tenga. -Pago, y me voy.

Miro el reloj y ya son las 1:30 pm. Hora de almorzar. Salgo en busca de un restaurante.

Entro a uno de los mejores de la ciudad. Y está lleno. Busco una mesa y me siento. Luego vienen dos chicas, y me siento un poco incómoda.
-Hola.-La chica del pelo rojizo se ve amigable. -¿Podemos sentarnos aquí?
-Sí, sí claro. Adelante.
-Ay, muchisisimas gracias. Llevo tiempo queriendo comer aquí, pero casi no puedo porque siempre está lleno. ¿cuál es tu nombre? -La chica del pelo rubio me dice.
-Ah, Jajaja, me llamo Lia. ¿y ustedes?
-Yo me llamo Josselyn, me dicen Jossy. -La chica del pelo rubio.
-Y yo Rebeca y me dicen Bequi. -La chica del pelo rojizo.
-Yo recién me mudé aquí *Carolina del norte* y bueno, ahora vivo con mi mejor amiga. -Le da un coñazo a Jossy.
-¿Desde cuándo se conocen? -no puedo controlar mi curiosidad.
-No lo sé. El que es feliz no memoriza las fechas. -Jossy habla, y creo que tiene razón.
-La conozco lo suficiente para que sea como mi hermana. - Bequi mira Jossy.

Son tan tiernas, me encantan. Me recuerdan a mi mejor amiga. No he hablado con ella hace algunas semanas. Debería de saber qué hay de su vida, porque se supone que es mi mejor amiga ¿no? Saco mi celular y le escribo:

-Hola. ¿qué hay de ti?

Ya cumplí con mi parte, ahora solo esperaré a que ella se tome la molestia de responderme.

Pedimos nuestro almuerzo y charlamos un poco.

-Oye, ¿nos recomiendas un buen cole? -Bequi me dice.
-Bueno, aquí en Carolina del Norte hay muchos buenos colegios. Pero para mi mejor es Madison. Yo estoy ahí.
-¿En serio? ¿En qué curso estás?
-Segundo, ¿y tu?
-¿¡Qué!? Mira Jossy ella también está en segundo. Qué coincidencia. ¿Me puedes dar datos del colegio?
-Oh, claro.

Le doy los datos, y me despido de ellas. Esta mañana ha sido muy larga y complicada, es mejor que me vaya a mi casa, y tomar una siesta.

Quiero dormir hasta el día siguiente, que nadie me moleste, que nadie me despierte, quiero dormir hasta olvidarme de mis problemas, olvidarme de mis errores, quiero olvidarme de mis malos momentos. Quiero olvidame de todo. Quiero olvidar su mal comportamiento esta mañana. Quiero olvidarme de él.

Leo un poco. Y me hecho a dormir.

- Mateo, claro que . -Lo abrazo tan fuerte que no lo quiero soltar. Nunca.
-¿En serio? ¡Me haces el hombre más feliz del planeta! !Te amo Lia! ¡Te amo!

Me da un beso, un tierno y cálido beso en mis labios. Y siento que me derrito, siento que soy suya. Sólo suya. Este es un momento tan lindo, tan mágico, tan único. Me encanta, me encanta todo de él. Y, no es el chico más lindo del planeta, pero es él, tiene algo que me cautiva, que lo hace único y diferente. Me gusta. Me gusta todo de él.

Y ¡zas! Despierto.

No puede ser, era un sueño. Un perfecto sueño.

Me quedo acostada mirando el techo. Puedo decir que estoy enamorada de él. Y es que de repente, cuando miramos al cielo nos acordamos de de esa persona especial, esa que cuando dicen su nombre, sientes que vuelves a la vida, esa que cuando escuchas su voz, sientes que está hecho solo para ti. Esa que cuando la ves sonreír, sientes que el universo ha conspirado a tu favor.

Puedo decir que aquella persona es Mateo.

Suspiro. Cojo la almohada la pongo en mi cara y grito. Ahg, qué estúpida. Una estúpida enamorada.

Me levanto y veo un papel doblado, me inclino para cogerlo, ya lo estoy abriendo, comienzo a leer.

Jamás creí que encontraría el verdadero amor en ti.

¿Es para Joel? Uy.

De repente veo a Joel entrar por la puerta de mi cuarto y me arrancha la carta bruscamente. Solo alcanzo a leer que al final dice:

-Con cariño, M♥.

-¿Quién es "M"?
-No te interesa. -Lo miro con cara de "uy" y choco mis caderas con las suyas. -Luego te contaré. -Sabía que iba a caer, siempre cae.
-¡Uy! Está bien hermanito. -Se va del cuarto y me pongo a bailar, porque sé que ya encontró el amor de su vida.


Yo También Me Enamoré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora