capítulo 2.-lo que ellos presenciaron
La incredulidad nos embargó al llegar y descubrir que habíamos llegado demasiado tarde. El peso de la realidad nos golpeó con fuerza, dejándonos aturdidos por el arrepentimiento. Habíamos dejado a nuestra querida compañera sola por tanto tiempo, sin la oportunidad de compartir siquiera una última sonrisa con ella. La noticia de su partida nos golpeó como un torrente emocional, un dolor profundo que nos carcomió el alma.
Lloramos su partida durante días, incapaces de asimilar que ya no estaría a nuestro lado. Cada lágrima derramada era un testimonio de la profunda tristeza que nos embargaba. Nuestro corazón, en pedazos, latía al ritmo de la pena que sentíamos. La idea de que había enfrentado su última etapa en soledad era una herida abierta que parecía no tener fin. Nos encontramos sumidos en el abismo de la tristeza, tratando de encontrar consuelo en medio de la desesperación.
Fue entonces cuando tomamos una decisión, una promesa que sellamos con la firmeza de un juramento. No importaba cuántas vidas pasáramos, no importaba cuánto tiempo nos llevara, buscaríamos incansablemente su presencia en cada existencia que atravesáramos. Su último deseo, su anhelo de volver a encontrarnos, nos guiaba como una luz en la oscuridad. A pesar de la tristeza que nos envolvía, nos aferramos a la esperanza de que algún día, en algún rincón del tiempo y el espacio, estaríamos juntos nuevamente.
Esa decisión se convirtió en un faro que iluminó nuestro camino, una promesa que nos impulsó a seguir adelante incluso cuando el dolor amenazaba con abrumarnos. Aún puedo recordar con claridad cómo llegamos a esa determinación, cómo cada uno de nosotros se comprometió a buscarla en cada vida que viviéramos.
flash back
Nosotros, los dragones, nos encontrábamos reunidos en el cielo, observando con miradas atentas a nuestra pequeña amiga mientras descendía hacia la tierra. Era un momento lleno de emotividad y dolor, pues sabíamos que su elección la llevaría lejos de nosotros. A pesar de la tristeza que nos embargaba, respetamos su decisión y seguimos vigilando desde lo alto, como guardianes invisibles dispuestos a cuidarla y protegerla en la distancia.
Vimos cómo dejaba atrás nuestro reino celestial para acompañar a su hermano en su aventura en el mundo humano. Aunque su decisión nos causaba pesar, admirábamos su valentía y su determinación. Sabíamos que no sería un camino fácil, pero ella avanzaba con una tenacidad admirable, enfrentando cada desafío con coraje y resiliencia.
Presenciamos la separación entre hermanos, un momento que resonaba con un profundo dolor. A pesar de la decisión de su hermano de seguir su propio camino, ella no dudó en luchar por él, demostrando un amor inquebrantable y una dedicación que nos conmovía.
El pesar nos abrumaba al ver cómo gradualmente se sumía en las garras de la oscuridad, la soledad y la tristeza. La luz que una vez había brillado en sus ojos comenzaba a desvanecerse, como una vela que se apaga lentamente. Nuestros corazones se estremecían al contemplar su sufrimiento, y anhelábamos verla sonreír una vez más, como lo hacía en aquellos tiempos dorados cuando compartíamos risas y alegrías. Todo lo que deseábamos era verla feliz, y estábamos dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso descender a la Tierra, para lograrlo.
Fue una decisión que tomamos con determinación y amor. Descenderíamos y la cuidaríamos, seríamos sus protectores invisibles y guías en su camino. Sin embargo, el tiempo en nuestro reino era distinto al de los humanos, y el trayecto nos llevó más tiempo del que habíamos anticipado. Finalmente, cuando llegamos a su lado, nuestra esperanza se transformó en una agonía inimaginable.
Su figura yacía tendida ante nosotros, su piel pálida contrastaba con el oscuro suelo que la sostenía. Sus ojos, una vez llenos de vida y vitalidad, ahora estaban cerrados en un sueño eterno. La inmovilidad de su forma nos golpeó como un puñetazo en el corazón. Gritamos su nombre, llamándola con voces cargadas de desesperación, pero no hubo respuesta. Habíamos llegado demasiado tarde, y la sensación de impotencia y dolor nos invadió como un torrente.
La realidad de su partida, de su ausencia irreversible, nos hirió profundamente. La tristeza que nos embargó era abrumadora, como una marea negra que se extendía por todo nuestro ser. Nos encontrábamos en medio de la soledad que tanto habíamos querido evitar para ella. La impotencia y el remordimiento se mezclaron en una mezcla amarga de emociones. Nos arrodillamos junto a su cuerpo inerte, compartiendo un lamento silencioso por no haber llegado a tiempo para salvarla de su sufrimiento.
Aunque habíamos descendido con la intención de cuidarla y protegerla, no habíamos podido evitar este trágico desenlace. Nuestro amor y esfuerzo habían sido insuficientes ante las fuerzas que la habían arrastrado hacia la oscuridad. A medida que nuestras lágrimas se unían al suelo, nuestro vínculo con ella trascendía las barreras entre mundos. El dolor de su pérdida se convirtió en un recordatorio constante de nuestra promesa incumplida y del precio que habíamos pagado por llegar demasiado tarde.
"AHHHHHHHHHHHHHH." Fue el desgarrador grito que surgió desde lo más profundo de mi garganta, liberando las mil y una agonías que sentí en ese momento en el que ella ya no estaba. Cada sílaba de ese grito llevaba consigo la intensidad de mi tristeza, la impotencia de no haber llegado a tiempo y el dolor que consumía mi ser al enfrentar la realidad de su partida. Era un grito que parecía llevar consigo todo el peso del universo, una expresión primitiva de la devastación que me embargaba.
La determinación ardía en nuestros corazones mientras observábamos con tristeza el cuerpo inerte de nuestra adorada dragón Rosa, la pequeña princesa que había llenado nuestros días de alegría. En medio del dolor y la pérdida, hicimos un juramento sagrado, un pacto sellado con nuestra sangre de dragón. Juramos que, sin importar cuánto tiempo pasara, la encontraríamos de nuevo y velaríamos por ella como no pudimos hacerlo en esta vida.
Nuestra promesa resonó en el aire, un compromiso inquebrantable que trascendería las barreras del tiempo y el espacio. Ella ya no estaría sola, porque nosotros estaríamos a su lado en cada paso de su camino. Nos convertiríamos en sus guardianes invisibles, en los vientos que la acarician suavemente y en las sombras que la protegen de la oscuridad. No permitiríamos que vuelva a enfrentar la soledad y el sufrimiento que había experimentado en esta vida.
A pesar de que mil años pudieran pasar, no cejaríamos en nuestra búsqueda. Nos embarcaríamos en un viaje a través de las eras, guiados por el recuerdo de su sonrisa y el amor que habíamos compartido. A lo largo de cada vida que viviéramos, encontraríamos pistas de su presencia, pequeñas señales que nos conducirían hacia ella. No importaba el tiempo que tomara, nuestra determinación nunca flaquearía.
Y así, con el firme juramento que hicimos en aquel momento de tristeza y dolor, nos convertimos en los guardianes eternos de nuestra amada dragón Rosa. Nuestro compromiso estaba sellado con la fuerza de nuestra sangre y el amor que sentíamos por ella. Ella nunca volvería a estar sola, porque nosotros siempre estaríamos a su lado, cuidándola, protegiéndola y amándola a lo largo de todas las vidas que vendrían.
fin flash back
Desde ese momento, nos convertimos en errantes, viajando de pueblo en pueblo con un propósito claro: buscar su presencia, esperando pacientemente el día en que renazca y tengamos la oportunidad de volver a verla. Cada lugar que recorremos lleva consigo la esperanza de encontrarla, de sentir su energía única una vez más y de cumplir fielmente cualquier orden que nos dé.
Para nosotros, ella era y seguirá siendo el tesoro más valioso, la esencia misma de lo que amamos y protegemos. Nuestro compromiso hacia ella es inquebrantable, y no descansaremos hasta reunirnos con ella nuevamente. Cada día, cada amanecer, cada búsqueda nos acerca un poco más a ese anhelado reencuentro.
A pesar de las adversidades y las pruebas que enfrentamos en nuestro viaje, su memoria y su imagen nos impulsan a seguir adelante con determinación. Recordamos cómo ella iluminaba nuestras vidas con su presencia, cómo su sonrisa llenaba de alegría nuestros corazones. Nos convertimos en guardianes incansables, esperando el momento en que vuelva a cruzar nuestro camino.
Incluso la pérdida de uno de sus hermanos no debilitó nuestra resolución. Sabemos que el ciclo de la vida es eterno, y confiamos en que, de alguna manera, volveremos a encontrarnos con él también. Nuestra lealtad hacia ellos es eterna, y haremos lo que sea necesario para asegurarnos de que nunca vuelvan a enfrentar la soledad y el sufrimiento que experimentaron en vidas pasadas.
Así,continuamos nuestro viaje, buscando en cada rincón de este vasto mundo, con laesperanza de que un día, nuestros esfuerzos serán recompensados y volveremos averla, a sentir su presencia y a cumplir nuestras promesas. Para nosotros, suregreso es más que un deseo, es una certeza arraigada en nuestro ser, una llamaque arde en nuestros corazones y nos guía en cada paso que damos.
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La Historia Perdida
Fiksi PenggemarQue sucedería si el rey dragón tuviera una hermana y su historia se entrelaza con la reencarnación de su hermano. En esta historia unos de los dragones de la protagonista seran dioses de kamigami no asobi