Capitulo 8

34 1 0
                                        

Pasaron horas y horas y Sam seguía dormida en mi brazo, ya no me lo empezaba a sentir e intenté echarla para un lado, pero no pude, lo intente más de una vez, pero seguí sin poder, me rendí y cogí mi móvil, tenía un par de mensajes, los abrí.
Teresa: Espero que estés tratando bien a Sam😤
Paula: tu y Sam 😍
Lorena: Sois la una para la otra😌 Follar y tener mil hijos por favor😘😚💕😏
Me hizo gracia, me reí y entonces sentí a Sam abrazandome y posando su cara en mi pecho, me las estaba chafando, pero bueno, que más daba.
Seguí con el móvil, entré en Instagram y vi una foto de Sam, hasta en las fotos es guapa, pero no se podía comparar en persona, fui a comentar el típico "Guapa!" "Que chica más preciosa" y todo eso, pero vi un montón de comentarios de mujeres tipo, "Pero que bonita estas mujer, ¿tienes whatsapp?" "¿tienes novia hermosa?" "¿Te apetece pasar una bonita tarde las dos solas amor?"
¿Que coño? ¿Y esas quién se creían? No pude evitar ponerme celosa, y Sam por desgracia se despertó.
Sam: ¿Que haces? ¿Eres una psicópata que se queda mirando mis fotos o algo?
Yo: ¿Quienes son? ¿Las conoces? ¿Por que cojones te dicen eso?
Sam: ¿celosa?
Yo: Que contestes.
Sam: Algunas sí, algunas no. Es lógico que lo dicen porque quieren algo conmigo.
Me quede mirando la pantalla por unos minutos y Sam me miraba a mi esperando que dijera algo.
Yo: ¿No se enteran de que eres mía?
Le dije mirándola a los ojos, Sam puso una sonrisa y sus ojitos se achinaron.
Sam: No, al parecer no lo saben.
Deje el móvil y abrace a Sam con todas mis fuerzas.
Yo: Pues deberían saberlo, eres sólo mía y de nadie más, que se vayan todas esas tipas a la puta.
Sam: Pronto lo sabrán, si las mandare a todas a la puta como dices, ¿me podrías dejar respirar un poco? Tus pechos me aplastan mi amor.
Mi amor, nunca se me acelero tanto el corazón al escuchar un simple mote cariñoso.
Yo: S-sí claro, perdón.
La solté y ella volvió a la posición del principio, abrazandome con su cabeza en mi pecho.
Nos reíamos de cualquier cosa, yo le agarre la mano y empece a darle besos en ella, ella sólo me miraba embelesada, me encantaba todo su ser, se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla, le pedí otro y cuando se acercaban sus labios a mi cara, la gire para que el beso fuera con mis labios, ninguna se quejó, cuando nos separamos nos mirábamos riéndonos de lo cursis que nos veíamos de un momento a otro.
Se hizo de noche y salimos para cenar, cenamos bocadillos de cuatro pisos e nos volvimos a mi cuarto, yo deje que se cambiara en el y yo me cambie en el baño, llame a la puerta y me abrió ella, tenía una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos.
Yo: Vas muy fresca ¿no?
Sam: No, vas a pasar calor, te lo advierto.
Yo: ¿Es una amenaza?
Sam: Puede.

La chica tristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora