Se levantó lentamente y cuando por fin estuvo de pie se balanceo un poco amenazando caer de nuevo sobre mí.
Me extendió la mano pero la rechacé echándola a un lado. Me puse de pie con un poco de dificultad.
Me quite la chaqueta mientras Rubén cerraba la ventana, bajé el cierre de mi vestido viendo como él se movía de lado a lado intentando quitarse la ropa.
–Ven.–susurré dulce
Ya tenía el cierre abajo del vestido, me acerqué a él y lo acorrale contra pared.
–Deja de moverte
Le quité lentamente la ropa, sentía su mirada en mí. Aunque yo seguía quitando su ropa, había recargado la cabeza en su pecho para desabrochar su pantalón y no caer.
–Ken.–su susurró sonó más a gemido
Bajé sus pantalones de golpe y también me puse se pie, ¿cuántas veces no he querido besar sus labios? Miles. Son tan carnosos, rosas y tienen algo que te invita a besarlos.
–Eres un gilipollas.–me alejé de él, al instante me dieron ganas de vomitar
Caminé al baño de su habitación, levanté la tapa del váter, me arrodille, agarré mi cabello y vomite...
Maldito asco.
Sentía un asqueroso sabor en la boca después de levantarme, tomé su cepillo de dientes, puse dentífrico y lave mis dientes. Enjuague mi boca y salí del baño, Rubén ya estaba acostado.
–Ponte algo cómodo.–hablo y sentía su mirada sobre mi cuerpo
Me quite el vestido dejándolo en la silla que estaba frente a su ordenador. Regresé al baño para tirar de la cadena del váter.
–¿Qué miras?–pregunté cuando empecé a hurgar entre su armario
–Tienes buen culo.–escuche como se levantaba lentamente de la cama hasta que sentí su respiración en mi cuello.–¿Puedo tocarlo?
–Que tonterías dices.–me reí nerviosa y sentí como su mano se posaba en mí, pegandome a su apenas creciente ereccion, trague saliva.–No te di permiso a hacerlo
–Pero no evitas que lo haga
Me tomó de caderas rápidamente y me puso frente a él. La luz del baño iluminaba su rostro y la otra mitad era consumida por la oscuridad, joder, sus ojos me ponen aún más nerviosa. Acerco sin apuros su cara a mi cuello, comenzó a lamer y succionar a su antojo mientras sus manos apretaban mi culo, un pequeño jadeo salió de entre mis labios cuando mordió un poco.
Se separo un poco y vi su sonrisa lasciva pesto que sus manos ahora estaban bajo mis bragas.
–Eres fácil.–le di un empujón y corri para meterme dentro de su cama.–Vamos Ken, hay que coger
–No.–sentía mis mejillas arder por vergüenza