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Estaba en la enfermería junto a Rubén, la enfermera estaba limpiando mis heridas, ambas hacíamos pequeñas muecas. Yo por el dolor y ella al ver que tenía que hacerme un par de puntos.

–Ya limpié toda la sangre.–informó.–Te tengo que hacer unos pequeños puntos, no te vayas a mover, Anniken

Se fue en busca de aguja, hilo y unas vanditas. Regresó, Rubén tomó mi mano y me sonrió. Lo que soy capaz de hacer por este capullo, a pesar de que me llame fácil.

La enfermera comenzó a hacer el primer punto, es en la ceja derecha, cuando lo término puso la vandita encima de el. El segundo fue en el pómulo izquierdo, era más grande por lo que parece ya que de tardó más en hacerlo. No hubo un tercero, eso me alegra. Me dio una pastilla para el dolor y nos fuimos.

El director llamo a mis padres, sólo mi madre contestó y cuando le dijo que había tenido una pelea, le contesto indiferente, como siempre en todo lo que se trata de mí.

Las siguientes 3 horas las tengo de química, perdimos 1 hora. Toqué la puerta del salón, uno de mis compañeros la abrió y sin pedir permiso entre al salón dejando a Rubén en la puerta, él si pidió permiso. Que educado.

(...)

Tomé mi mochila, la colgué en mi hombro y salí con mis amigos del salón. Afuera de este estaba Dagny, ella tiene puntos en ambos pómulos, en una ceja y uno por la boca. ¿Quién dices que ganó?

–¡Freydis!–llegó Valdis corriendo con una sonrisa.–¿Nos vamos juntas?

–Claro.–mi amiga le devolvió la sonrisa.–Nos vemos mañana chicos

Ambas se fueron con una sonrisa, miré a Ulla levantando una ceja. Ella sólo río.

Salimos del lugar, Ulla se despidió y se fue al auto de su padre. Rubén y yo caminamos hasta casa.

No dijimos palabra, en realidad no sé en que está pensando, me gustaría saberlo.

Una ventisca hizo que mi cabello se despeinara un poco, levanté las manos y lo arreglé a como pude. Cuando baje las manos, Rubén tomó una.

–Gracias.–dijo antes de darme un beso en la frente e irse a su casa

Lo miré unos segundos hasta que entró a su casa desaparecido de mi vista. Entre a a la mía, fría y con un olor impersonal, como siempre. Nunca se sentía cálida a no ser por el acondicionado, nunca había olor a comida o a galletas, como huele la casa de Rubén.

Dejé mi mochila a un par de metros de la puerta y fui a la cocina por un vaso de gaseosa. Estaba mi madre hablando por teléfono, tenía una gran sonrisa, cosa que es muy inusual.

Me senté en una silla lejos de ella a tomar mi gaseosa y pensar. Necesito pensar en porque golpe a Dagny. Bueno, le tomó fotos desnudo a mi mejor amigo, ¿necesito otra razón?

Toqué con delicadeza el punto en mi ceja, sentí un pinchazo en cuánto lo toque, quite con rapidez mi mano. No lo volveré a tocar.

The 5th Wave »r.d.g.«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora