Ver a Rubén Doblas consumiendo drogas no es agradable.
Sientes un malestar en el pecho, que se va extendiendo hasta que acaba contigo. Eso se siente cuando lo ves en ese estado.
Suspire y junto con mis amigas fuimos a la cocina.
–¡Hola chicas!–saludo alegre Valdis
–¡Hola!–respondió Ulla con la misma energía
–Aquí están las botanas y las bebidas, en el salón esta la droga.–soltó una carcajada.–Hay un equipo de música y arriba las habitaciones, si usáis una, hay condones.–guiño un ojo para darle un pico a Frey depuesto, salió dando pequeños brincos
Mi amiga sin decir nada, se acerco a donde las bebidas y nos preparo a las tres, Frey y Valdis traen un rollo, aunque siempre lo niegan.
En la cocina estaban algunos chicos del bachillerato, otros del instituto y de la universidad. Pueblo pequeño.
–Anni.–dijo Frey dándome un vaso.-Ulla
–Gracias.–la sonríe y tome un largo trago del contenido
(...)
No sé que hora es, ni cuanto llevo en esta fiesta. Lo único de lo que estoy consiente, es que Rubén subió hace un rato siendo arrastrado por una chica, pero dudo que haya sido en contra de su voluntad.
Esa chica sería fácil de reconocer, cabello quemado, ropa de prostituta, con el culo y tetas operadas seguramente, así que cuando la vi bajar, con el cabello hecho maraña, giro la cabeza y me mando un beso, sólo pensé en golpear a la hija de puta.
Odio tener que hacer esto.
Caminé hasta las escaleras y las subí, con un poco de dificultad ya que había algunas personas tiradas en ellas y con vodka demás, subí las escaleras sin caer.
Abrí la primera puerta, una chica y un chico desnudos, el chico no es castaño. Cerré la puerta y abrí la de enfrente, dos chicas drogándose y una vomitando.
La de al lado, un chico tirando en la cama desnudo y sólo, una camisa verde estaba tirada a pocos metros de la puerta, eso quiere decir que es Rubén.
Entre y cerré la puerta sin hacer mucho ruido. Detesto tener que hacer esto, me pone mal.
–Rubén, despierta.–acaricie su hombro y se quejo, miré un poco, la luz que había en la habitación no me permitía ver mucho, pero logré ver unas pequeñas marcas de dientes y uñas en su espalda, vaya mierda.–Cariño
–Ken.–susurro, seguía boca abajo.–Lo lamento Ken
–Cariño, despierta, tenemos que irnos.–ahora acaricie su cabeza
Gimió y se movió un poco abriendo ligeramente su ojo, el blanco había sido sustituido por un rojo.
–Ken.–movió su mano y logro llegar a mi cara para acariciarla.–Eres tan hermosa
–Vamos, tenemos que irnos
–Ken, bella y dulce Ken.–murmuro mientras yo buscaba sus pertenencias.–Eres muy buena amiga
–No es el momento.–gruñí
Lo ayude con notables esfuerzos a incorporarse, mientras se tambalean un poco, cerrando los ojos ayude a que metiera una pierna a la vez, lo obligue a recargarse contra la pared.
Tenía sus brazos al rededor de mi cuello mientras yo le ponía su pantalón. ¡Joder, ¿no me la pudo haber puesto más difícil?!
Lo senté en el piso y le puse su camisa y chaqueta, las zapatillas son lo más complicado.
–¿Quieres dejar de moverte, cabron?–pedí en el tercer intento de ponerle una zapatilla
–Eres mi mejor amiga, Ken
Maldita sea, ¿por qué me tiene que decir eso? Metí su zapatilla con fuerza y también la otra, no me importa si le hago daño.
–¿No me dirás que también soy tu mejor amigo y lo mucho que me quieres?
–Vamos a casa.–murmure triste